Un Destino Inesperado
Pregunto Ricardo San Clemente al ver a Carlos
abÃa insistido en que lo esperara aquÃ, y ahora uno de los "señoritos " de la casa le estaba reprochando,
. hol
mirándolo de arriba abajo con desprecio.
a servidumbre es por por la otra entrada
guntó Eduardo entrando,
lado en falta y ser regañado delante de ella. Notó que él habÃ
ezarse con gente como él, pero ya no podÃa hace
uizás, esconderse detrás de un mueble, o algo asÃ. Y luego se sintió estúpido.
allÃ, asà que se dio un baño (la habitación tenÃa baño privado) y luego bajó a la sala, pues Eduardo querÃa hablar con él allÃ. M
eunidos aquÃ. Empezó a decir E
ún permanecÃa de pie, lo in
ar a Ricardo, que le volteó la m
es al nuevo miem
taron Mariana y
icó Eduardo-Desde ahora, Carlos e
la calle, o ¿ q
nca se hubiese imaginado algo asÃ. ¿ Es
ogà de ninguna parte, n
ntó Mariana mirando a Carlos y
no lo
Y quiero que a Carlos lo traten a con consideración y respeto. Entrará a estudiar en la misma escuela que ustedes, y si
tado cumpleaños, navidad, acción de gracias,
as meter en tu casa a alguien que, sin ofender, es un desconocido, ¿ n
buen chico, listo y responsable. Espero que de ahora en adelante hagas honor a sus palabras y lo seas. Soy un padre muy benevolente con mis hijos, pero ellos mismos te pue
rte a las normas de esta cas
a herencia?. Pregunt
on tú y Mari
e poniéndose en pie, como si eso hu
criado, ¿ verdad? . Carlos lo miró sin decir nada, pero sà que se le ocurrÃan un par de cosas para echarle en
Cuando se quedaron los tres, miró a Mariana esperando que ella
. Le dijo a Carlos, y éste l
uerte, cualquier
.¿ Le diste la habitac
habitación era tan grande como toda su antigua casa. TenÃa su propio baño, su pro
está bien a
me al
ella extendiéndole la mano-Yo so
. Por lo general, los sirvientes no le daban la mano a los señores de la
vayas,
o Mariana se retiró sa
ás cómodo asÃ. También MarÃa Guadalupe se sentaba de esa manera en los muebles de esta casa
lgunas cosas cl
saliva y esperó. Cuando Eduardo vio que e
lo que dije, p
dudo,
l vez te cueste un poco,
r. Diciendo esto
piró profund
llas de licor y se sirvió un poco de brandy.-. Ella me pidió que cuidara de ti hasta que te hicieras
trabajar al mismo tiempo. No quiero que te desempeñes en las tareas que antes hac
e traba
Clemente. Una de mis dependencias son las tiendas Multimarcas, dónde se vende ropa unis
o una vez habÃa entrado allà par
obedecerás en todo. No importa qué. Por muy absurdonadie. Eduardo no pudo evitar so
ea ilegal. Sólo serán tareas que necesito que desempeñes. Y una de esas t
¿ Q
Es listo, pero indisciplinado. Si le ay
seguro de que pueda entrar y
esforzarte y da
ersidad desea qu
ton o en Harvard, pr
¿ No podÃa ser
as el trato?. Carlos lo miró arrugando su
s graduamos... ¿ seré libre? ¿O tendré una enorme deuda que pagarle
uda que deberás pag
o ima
ajos de baja categorÃa
onsiderará sal
lo diga, y
ue seré su escla
de las mejores universidades del planeta, y tendrás empleo garantizado luego de que t
iciones no serÃan eso si no cons
ue veo que estás inquieto con respecto a tu libertad, tu trato terminará el dÃa
hacerlo Mari
. Carlos lo miró por un segundo. Por un lado, pensó que
or otro lado, él tenÃa razón, era la oportunidad de su
serÃa fácil, pero
y estrechándola. Eduardo lo miró
a por bu
e todo allÃ, cada cosa electrónica con la que él nunca habÃa soñado, cada juguete, ca
icardo sentado en un
tró apoltronado en el sofá de la sal
e quién era ? ¿ sino
es lo
mi punto
, y una camiseta sin mangas de color blanco. El cabello negro y abundante lo peinaba con gel hacia arriba y Carlos se dió cuenta que llevaba un pilceng negro en la ceja. Él, en cambio, llevaba u
eguntó Ricardo cruzándose de
e es Carl
ino quién eres. ¿ Por qué papá se
staba bien que Eduardo hubiese querido un poco a su madre, pero has
ho pobre, con eso d
lante. ¿ Ya te dijeron de cuánto será
Mesa
o lo que queramos mientras no nos salgamos del
uno. Ricar
derredor con ojos entornados-Todo es mÃo. Nadie entra, excepto para limpiar. Ni siqu
Estu
orcita. Cree que
no lo
mandÃbula, molesto. Dio la media vuelta para salir; de todos
gan mis amigos, o amigas. Carlo
¿ Alg
techo, como buscando
ecir no me interesa, no te subas al mismo auto con nosotros cuando vayamos a la escuela o cualquier otra parte, no diga
uién es
na, es lo único bueno que t
ó le los ojos, tal vez comprendien
endas pasar
sta luego
e muchacho. No le gustaba nada, pero tenÃa que tragarse su presencia, pues hasta que no se hiciera
abrÃa detrás de cada puerta cerrada. En una sala, encontró un retrato familiar gr
elirroja e hizo una mueca cuando pensó que tal vez la que hubiese estado pintada allà podrÃa haber sido su madre. No habÃa conocido toda la historia, pero si era cierto que Eduardo y ella se gustaban cuando eran jóvenes, ella pudo haber s
abrÃa visto muy raro que lo vieran tocando en un pequeño piano de sólo dos octavas y con figuras de colores. Destapó las teclas y toco una tecla, cerró los ojos, mientras tocaba otras teclas, lo hacÃa con una sola mano, pues no tenÃa ni idea de cómo acompañarse con la otra mano. Tal vez podÃa preguntarle a Ed
el dolor por la perdida de la
acercaba con una radiante sonrisa y se sentaba en el lado izqui
año y tú hac
o tengo
estabas haciendo muy bien. Me
nrisa, y con pericia, puso ambas manos sobre
Sonrió ella mirando el te
ocar el piano, y m
é esc
poco. Volvió
zó la canción que antes él habÃa tocado, pero
nos un instrumento musical, asÃ, su gusto por la música se afinaba y podÃa
lgún dÃa te la dedi
se ech
la hacÃa el acompañamiento. Las notas llenaron la sala, dulces y melan
ersona fallecida que lo amaba
terminado, como si de repente hubiese encontrado un tesoro.
na pérdida de tiempo. Lo mism
icardo dice mu
ste chico se pusiera de su parte. Volvió a dedicarse al piano y él la observó mientras ambos guardaban silencio,
ciéndose oÃr por encima de los acordes
odia que lo ha
¿En l
No es asÃ, Maggie? -Hay un asiento dispuesto para ti. Dijo Susana asintiendo. Mariana lo mi
e Mariana. Él lo miró como si no debiese estar allÃ, pero no le prestó atención. Miró a es
do en su corta vida, debÃa aprovechar y disfrutar siempre el p
tivamente le gustarÃa vivir más momentos hermosos con ella. No sabÃa por qué,