Tus caricias en mi piel
, de casualidad, mi familia hace los mejores tratos con él. Sonreí cuando entré en su casa, cómo siempre, es
gual a él, eran contadas las personas que se sentaban a comer conmigo, no le daba esa libertad a cualquiera, sin con
emoniado y es que su padre hacía tratos con el suyo, Aleric por otro lado, no era de la clase de pe
Yakuza, no me gusta que nadie entre a mi casa, y mucho menos sin mi permiso.
social. - mencioné sonriendo de mala gana, estaba emputado y es que tenemos un carácter tan similar que nos molestamos a nosotros mismos. - Y si tanto t
, sabía exactamente qué haría, así que hice lo mismo, no nos demoramos en sacar nuestras armas y apuntarnos directamente
ciar? - esperé que asintiera, si no esto se volvería en un maldito duelo, donde yo tenía la compl
enos los tendré contigo. Sé que ustedes son buenos amigos, pero tienen un carácter de mierda, tan irritables ambos. - añ
ras de eso, solo yo. - añadió sonriendo. - Tú dejaste de serlo cuando decidis
a más con vida que bajo tierra. - respondí sonriendo mientras pasaba la lengua por mis dientes en medio de una sonrisa. - Necesito armas, de distintas clases,
e me pide de un día a otro, sin contar que tengo "encargos" antes de los tuyos. - respondió e
lo antes posible, tú solo pones un número y yo te lo daré, sabes que ese no
amos nuestras manos para cerrar aquel trato y lueg
da, sin embargo, no era capaz de preguntarla, siguió así por una g
ja tanto? - preguntó
d y yo, en cambio ellos son cientos, y las armas que encargó también
iremos a los hombres, por dinero y muchos p
de llegó su carta, había pensado más en ella, sus palabras llegaron a mi mente cómo s
a la correcta, si no, solo habré parecido un imbécil creyendo algo que no era? Deseaba verla, conocerla, algo en su forma de escribir provocaba
además de mandar a Antoine a buscar gente en los barrios más apartados de la ciudad, solo esperaba pode
infelices no tienen idea con quien se metieron. Sonreí diabólicamente, era algo que ha
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fin podría irme de aquí, tomaría lo que me pertenecía y me iría lo más lejos posi
lado con una sonrisa en su rostro, sabía lo que significaba, se vendría conmigo, de
ra por fin habrán valido la pena. -
cidad que invadía mi ser, pero, aún así, creía que Anastasia est
asaran lo más rápido posible, pero al rato me despertó Anastasia, no sa
había descubierto algo, esas malas costumb
igos. - dijo. - Tenemos que irnos rápidamente, creo que tenías razón cuand
lcances de aquella mujer, después de meterse con su cuñado o dejar que
gunas veces, me levanté y coloqué zapatillas, las demás cosas qued
su nombre, supongo que después de muchos años
a habitación, pero antes dejamos unas almoh
ero era una forma fácil para salir más rápido de las habitaciones, de pronto escuchamos do
rpo, pero Ann me tomó el brazo y jaló de
ían dado cuenta de que en las camas solo había algunas almohadas. Estaba completam
e íbamos a escapar, pero no nos rendiríamos, trataríamos de salir
y ese sentimiento solo aumentó cuando escuchamos pasos viniendo hacia la
s de varios intentos, se rompió, salimos de ahí con algunas astillas de vidrio pegadas e