RESURRECCION: El Misterio de Victoria. LIBRO II
Prese
a el tiempo, y cómo se lleva consi
tre las manos". En aquel entonces no lo creía así. Luego aprendería también co
onarme. Continúan ahí. Aun así, atesoro la esperanza de liberarme
a los brazos del sueño, solo ahí me vuelvo parte de un mundo alejado de la realidad, donde él renace, extendiéndome la mano para salvarme y repetir las palabras que, en un pasado lejano, en alguna otra vida, viví: Siempre estaré ahí. Él me muestra la luz a través de su mirada. En ese instante ya no me importa la oscuridad, Adrián logra sacarme ilesa de sus fauces; pero la paz dura poco. Se quiebra cuando vuelven las voces que me perturban
alféizar, mientras una cálida lágrima recorre mi mejilla; suspiro, y analiz
ia Mon