RESURRECCION: El Misterio de Victoria. LIBRO II
s tampoco aparecieron, lo que me hizo pensar que quizás el cambio de ambiente había bloqueado de cierto modo los episodios nocturnos y extraños de mi vida, y que el tener la mente ocupada me había ayudado.
ómo mi compañera se arrastraba hasta el armario para buscar su uniform
a tiempo, nos reincorporamos en la fila y esperamos la orden para entr
-le susurré -. Tú m
ly. Pude darme cuenta de cómo la apariencia de mi amiga la había mortificado. Ella era engreída, le gustaba ser el centro de atención, por ende, no iba a permitir que nadie le qu
e el primer día algo de mí no les gustó, o tal vez yo era la candidata perfecta para ser su conejillo de indias; pero de algo e
al ca
imos en esa dirección, en el ca
pensé en no contestar. Para mí era una tortura hablar de mi p
iero civil, y tien
tu m
mundo - Emily me miró apenada. -Lo
mbo de la conversación. Ya había dicho suficiente sobre mis p
yos, ¿a qué
e es actri
nte eclipsando por un momento la luz que irradiaban sus pupilas. En ese instante pude comprender el significado de la frase: "los ojos son
os el recorrido en silencio hasta que llegamos al cafetín, de lo primero que me percaté cuando entramos fue de la presencia
una goma d
mento su amiga Jenny se levantó y se fue acercando a donde nos encontrábamos. Emily se d
esa idiota. Es evidente que no sab
o que girara hacia ella y p
segundos, Margot, se había situado junto a Jenny. Lo que pasó a continuación fue muy confuso, Marg
zmente, pero en el instante en que iba a reaccionar Emily sacó de su boca
e la rabia, y en un respirar las tres se nos echaron encima provocando una pelea. En ese momento no me importó nada, yo daría la pelea.
disparada a nieles extremos volcando en quien me tocara toda la
ápido que no me di cuenta de donde salía tanta gente que se iba agrupando a nuestro alrededor, gravando videos para subirlos a