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La Biblia de los Caídos

Capítulo 2 VERSÍCULO 2

Palabras:3213    |    Actualizado en: 29/09/2021

á el futuro. Se aprecia en la particular sonrisa qu

risas, pues eran sus palabras

la misma expectación de todos los que acudían a su consulta. Independientemente de sus motivac

e aislarse por completo de la atmósfera festiva que acompañaba a todas las ferias. Cada puesto tenía su propia música, los feriantes ofertaban sus atracciones o sus me

bros en las estanterías y muchas figuras colgando del techo, casi todas de animales exóticos, como dragones. Observaron durante unos segundos la fiel representación del firmamento no

idas —di

a morena—. Veníamo

co está enamorado de el

le dio u

ertida—. Sentaos y vere

El amor suscitaba la mayoría de las consultas que recibía, y e

adas por el amor y las cuestiones económicas. También había gente interesada en la vida después de la muerte, pero en general nadie albergaba malas intenciones. Solo en un par de ocasiones, Sara tuvo que negarse a atender la cons

vela blanca, alargada y gruesa, que descansaba sobre un platillo cubierto de pétalos de rosas, cuarzos y monedas herr

ver el futuro? —pre

misterio—. Es un arte complicado y requier

creo en estas cosas. Solo la acompa

ta. Le da vergüenza admitir qu

no quería venir

daros —dijo Sara—. Carolina, dame tu mano. Ext

rcaban la joven palma de Carolina. Repasó c

ó a decir Sara sin despegar los ojos de la mano de

—le corrigió Carolina

esto es un timo

s—. Habéis discutido hace poco. Fue una discusión muy fuerte, pero os queréis a p

ució mi mejor vestido antes de la fiesta y yo le destrocé

o acabas de dec

ió el co

rido un accidente recientem

Carolina muy contenta

zando la cabeza y mirándola a los ojos—.

ina a

o le gusto y si a

errumpió Marta—. Nadi

acaba de adivinar? ¿

ero no me lo trago.

ta necesito algo que perten

niéndolo sobre la mesa. El humo de la vela iba ganando densidad poco a

lo ve

o y cerró los ojos. Esperó unos segundo

sto? —pregun

—dijo Sara con un le

a? ¿Hay algún problema?

dó en re

ue una caída...,

, visiblemente sorprendida

escalera. Se pondrá bien, ¿no

ió una pierna —la

respiró

isto su pierna rota? Alucino. —Carolina le dio un codazo a su amiga

por vuestros hijos? —dijo una voz

taba su figura bajo una gabardina negra que le llegaba por debajo de las rodillas. Calzaba botas altas de cuero, oscuras y silenciosas. Tenía los ojos entrecerra

? —preguntó Ma

odo el rato? —qui

lizada por la sorpresa. Iba a deci

reguntas a Sara por el nombre de tus hi

No ent

se corresponde con la de tus sueños. Luego por la luna de miel y te ahorras darle vueltas a los posibles destinos. Ya pue

que no podía saber.

uelta. ¿Qué te parece? No, espera. Eso no funcionará a menos que le traigamos una de las bolas que ruedan en esa jaula gigante para que la toque... ¡

jaba un desconocido con tanta dureza, sin tregua. Sara comprendió

yudante —mintió, intentando tranq

—Su mano derecha desapareció entre las sombras de su gabardina y vol

ada. Marta la siguió pero cogió primero los

interrumpirme? —se enfadó Sara en

solas con un desconocid

tienda quedó iluminada por la escasa luz que derramaba

ay miles de personas en la feria. Y no te tengo m

tiempo y necesito con

e par

por una sol

No sucedía lo mismo con sus ojos. Eran grises, como su pelo, y aunque no brillaban, se adivin

imero el... —Sara n

la mesa. Sara los tocó. Eran dos billetes auténticos de 500 euros. Su situación económi

fijó en que los tacones de sus botas n

cho tu nombre

nte la pregunta q

es cómo

nes

dor en el desconocido, pero había algo que la mantenía en guardia. Ese hombre tenía

rregulares, como si fuera el resultado de una chapuza. Sara lo eludió y se

ez, como había hecho en tantas ocasiones. ¿Cuántas manos habría leído en su vida? Miles, sin duda.

¿Cómo lo haces? ¿Cómo puedes ocultar tu nombre? Y no me mientas. He leí

de mi pasado aunqu

tar derribar un muro a puñetazos. J

absoluto.

tie

ía juzgar el estado de ánimo del desconocido, pero esta

na farsan

entado algo. Pero tenía que compro

es reparó en algo que la asustó un poco—.

ufici

o le hubiera oído? Sara se sintió

saber quién eres o

bre, pero me

o, un cuento q

o hablar de m

naturaleza. Bobadas. Conocí a otro que se hizo pasar por el Gris. Era un indigente y contaba historias para mendigar. Incluso una vez vi a un niño nor

as que no pueda

e es porque n

usta esa

arme alguna pr

nde la

. Sara no vio nada fuera de lo normal y se lo indicó con un gesto lleno de desdén. E

un salto inv

elo

qué asustarte —

ad! ¿Qué quieres de mí? Sé

inmóvil, sin refl

s las habladurías resultaron ciertas y descubrió que le incomodaba estar a solas c

—. No he venido para nada que hayas

onado como una niña asustada y el Gris no había h

aran a un demonio. Haces tratos

Es mejor que veas por t

ntien

un puesto en mi equipo.

oy a involucrarm

Gris—. El bien y el mal son re

acionados con temas sobrenaturales. La curiosidad natural de la vidente bullía de emoción en su interior, pero necesitaba tiempo para asimilar que

podía desecha

ue llegaste a pelearte con él —dijo Sara—. No q

visto

gún

No son como imaginas, y lo que hayas podido

la emoción de escuchar a una persona que ha est

nto. Entonces, ¿por qu

qué h

escaleras. Lo viste al exam

los ojos, s

o lo

, ¿es eso

biera dicho. Era por su b

pió la pierna mientras estaba con su amiga, que esa otra chica que la acompañaba y fingía ser su amig

labios. ¿Cómo po

dicho era para ev

Tiene que aprender, que experimentar

ue ya lo sabes todo, dime por qué

abes perfectamente de qué va todo esto. Mi grupo investiga todo lo qu

uerzas, su instinto se lo exigía. Tal y como había dicho

voy a acompañar a alguien tildado de demonio. No voy a romper el código. Por no hablar de tu presentación, por ejemp

me da exactamente igual. Voy a tranquilizarte en un aspecto. No tendrás que romper el código, de eso ya me en

o di

o no implica adoptar mis creencias, eres libre de pensar y actuar como qui

qué ganar

as dudas insulsas de los humanos es lo mejor que puedes hace

si no se consideraba un ser humano. Todo

der el tiempo —se defendió—.

Sacó una tarjeta y la dejó sobre la mesa—. Si te interesa, pre

e espaldas a ella, pero no se volvió. Sara solo veía una capa

terminemos podrás decidir si confías en mí o

lgún ángel? —

llevo muy bien con eso

ata? Quiero saberlo ante

giró, la mi

matar a u

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