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La Biblia de los Caídos

Capítulo 6 VERSÍCULO 6

Palabras:3206    |    Actualizado en: 06/10/2021

con delicadeza, con suavidad, con fluidez. Los movimientos eran precisos y, al mismo ti

ón grueso. Atravesó el recibidor en un suspiro y llegó a la escalera.

nde

escultural silueta, arropada por el vigor de la juv

tu hija —resp

cuerpo. Aunque ella era alta, su cara quedó a la altura del pecho de él, así que tuvo que alzar el ros

el Gris—. Voy a evaluar el

ro yo no quiero que lo hagas. No confí

so atrás, se sepa

blar con Mar

o, si tú le dices que has examinado a nuestra preciosa hija y que

habría de

razón suficiente? ¿Necesita una madre dar expli

atar, sino al demonio de su inter

es alma. ¿En qué te convierte eso? Yo diría que en un cascarón vacío, incompleto, incapaz de llenar su interior. Eso

se acost

r de una mujer? Tus ojos te delatan. Pero no tiene por qué seguir siendo así. —Elena dio un paso y se pegó a él. Entrelazó las manos en su nuca, envolviendo su cuello. El Gris notó el peso de sus pechos contra s

ntreabiertos. Se apretó más c

trofeo para cualquier hombre. Pero tú no me deseas. Únicamente te ofreces

—preguntó con un des

aceptar

ablaba de acostarme contigo! No tienes alma, pero piensas igual que todos. No te ofrecía mi cuerpo, maldito estúpido.

así. No es

o los r

ó con atención. Hablaba

s, ¿pero me o

Un sacrificio por sa

o perjudicarla? ¿No te preocupa

n furia—. Hay exorcistas, ángeles, brujos. Pero no sé de nadie especi

ar con ella, solo un par de preguntas.

orció e

ro te acompañaré. No te

*

os ojos desencajados—. Me va a

emibles fauces de una de las bestias más poderosas de la tierr

prendió co

in hacer el payaso

ejó de

e oro. Le gustaba mucho esa estatua—. El ambiente estaba un poco carga

No había visto sonreír a Álex ni una sola ve

n de oro, lo frotó con la manga de l

ro aut

ubrayó Mario Tancredo con aire altiv

cedió y son

fado para poder pagarlo? Seguro que es oro de la

nsinúas

o de aspecto confortable—. Nada en absoluto. Yo no insinúo, no puedo, es por mi maldición

venir, rebajar la tensión que sin duda generaría

ó los labios

millonario sin inmutarse—. Supongo que solo ere

l sillón con un gesto de aprobación

entro de la ley el mínimo indispensable para forjar su imperio —dijo sentándose y acomodando la espalda—. El cl

e, le salía con toda la naturalidad del mundo. No debía ser mucha la gente que podía hablar en ese tono a Mario. Seguramente el

ce años tendría la serenidad suficiente para plantar cara a Mario Tancredo, por no hablar del co

tranquilo—. No importa. Un niño no me puede hacer perder la compostura, pero si crees que

na desde la que observ

o me extraña que tenga que vigila

se sor

ndo lo que hace, tendría que ser un imbécil para no darse cuenta. —La idea no

nterior de Álex. Apretaba los dientes y

el problema del exorcismo —propuso

e defendió Diego—. El Gris me

ario—. ¿Crees que un demonio ha poseído a mi hi

fierno cultivan algún tipo de arte? Podría llevarles algo cuando vaya

e hacer el bufón?

irse a ninguno en particular—. A lo mejor mi muje

ó Diego—. Dejadme interrogar al

urró Sara—. Puede que responda mejor a las preguntas s

iviada. Diego cruzó la mirada con la de Mario y dijo—: Cuénteme, señor Tancredo, ¿có

ma, se tomó su tiempo

equilibrado, guaperas. Quiero que eches a este niñato de mi casa o lo haré yo. Le daré

grupo. Dame un segundo. —Se inclinó sobre Diego y endureció el tono de voz—. Estás complica

hos enemigos y es posible que alguno de ellos tenga algo que ver con la

un momento pa

es ra

chilló Dieg

do. Tardaríamos años en averiguar s

tra razón para o

o por su propio hijo. Era una noticia financiera, pero cargada de una gran dosis de morbo que la hizo muy popular en los medios. Sara no entendía cómo alg

do la mano por su pelo negro—. Pero no darás c

sentó mal l

ntentar resolver este asun

igue Sara. Par

tarle y ya está! Tú déja

umpió la peq

demonio y lo ha metido en el cuerpo de mi hij

poco estúpido —concedió Diego—.

migos con solo ocho años —intervino Á

ba lejos de cr

ea que se puede con

odos, hay organizaciones financieras controladas por demonios y otras criaturas. Tal vez ha

tido tu cabeza en el infierno para que dejaras de tocarme las pelotas. ¿Imaginas cuánta gente pensará de un m

o de dar con una solución, no vamos a abandonar a esa n

u culpa ensombreció su rostro. Sus hombros descendieron perceptiblemente.

eriría una botella de agua mineral, gracias. Y una pieza de fruta. Si pued

—dijo

rdar la botella. Luego lo pensó mejor,

o el Gris se enfada conmigo por no interrogar a fon

deó, tomó u

solo

do con alguna d

eprendió Sara—

e mirar al multimillonario—. No irás a creer que

l niño empieza a caerme bien. Me habla de

son

conoces. Es el mayo

fueses a terminar en el infierno —dijo Die

n importantes?

lantó en la

es importante saber si Silvia tiene hermanos. Normalmente

la pantalla y contestó—. ¿Sí?... ¿Qué haces en la puerta?... Pues el sistema de seguridad cuesta un riñón como para que se estropee la cámara... Échale. No he pedido ayuda de

! —gritó Diego— Pregú

miró ex

o nuestro —

lonari

su abogado, y luego se dirigió al grupo—: Bien, s

a vio preocupación en sus rost

cillo... —empe

niño—. Y viene a ver si pued

los labios. Sentía que n

prisa. —Y colgó—. Espero que esto se aclare pronto. Ya viene vuestro amigo con una mu

l corriente, pero ambos parecían inquietos. Evitaron deci

la y cayó al suelo de bruces. Una mujer rubia le ayudó a incorporarse. Vestía una chaqueta de cuero larga, que le cub

tambaleándose levemente—. No soy bueno con un ce

corriendo hacia él—. ¿

a mantener el equilibrio, aunque con cierta dificultad, era mucho más

cosa —le contrarió

r —dijo Plata—. No te c

iento, tío —confirmó Diego—. M

puño y cayó de nuevo al suelo

n rato —dijo el niño—. Ahí

lata—. Una cosa. ¿Qué t

n ojo mientra

. Tu expresión es un poco estúpida, pero n

y bonita, demasiado, podría ser la pareja perfecta de Álex. ¿Todos eran modelos en aquel grup

stamos en mi casa. Y me vais a explicar ahora mismo

No quería ni imaginar la ex

muy útil, y trae suerte. Miriam es una centinela, te alegrará que haya venido

ela. Fuera lo que fuese, beneficiaba a Mario, a juzgar por la expresión

de aprobación—. Excelente. Me sentiré muc

r él —aseguró Miriam—. He veni

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