Relatos del Olimpo
stanque de La cueva, sorpren
mbo de una ola vio su
asado?¿Qué me
se oyó un gemido, por to
su cara de ciervo venidas del
? ¿O esconderse en el bosque? Pensar en lo primero lo trabó de vergüenza, pensar en lo
ueron melampo y el muy i
era es
tes de
auría, eran como una rá
, y Oribaso de
laps, nunca lejos de ellos. Terelas, el más
or la herida de una
a una loba y Pemeni
orros crecidos que
brel Ladón,
omas, Caneceo,
y Leuco todo lo con
hí, sus hombro
anchas en los espacios reducidos, Su hermano Ciprio,
Meláneo y las dos cruzas
con la voz estridente y much
rreno sobre Peñasco sobre acantilados intransitables
eón cazaba, ahora era cazado y debía hu
ón, recuerde
tras el aire le golpeaba los oí
aparecieron tres perro
ro lo habían pensado mejor y
echa lo prendió del tobillo en la trampa de sus fauces. Luego los otros, Ter
mo mientras la jauría se ech
ue cada boca se atraco de pelo y mús
o era humano, pero ta
o disfrutaba se recordaban con l
palpitante y las la dio como el brazo de alguie
itaron a terminar el trabajo. Mientras gritaban por Acteón, para que no se perdiera
r entre ellos y no sufrir esta muerte sino ver el método terrible de sus ases
os hasta la última dentellada, sólo entonces la rabia y