La esposa desechada, reconstruida
vista d
udo y sangrante. Me mordí con fuerza el labio inferior, saboreando la
se abrieron de golpe, c
certeza escalofriante-. ¿Crees que puedes borrarme? Siempre has estado desesperada por
os que había albergado desde la infancia. Siempre había sido la segunda mejor, siempre a mi sombra, siempre anhelando lo que
de lo que soy capaz. -Giró sobre sus talones, su costoso vestido susurran
i respiración entrecortada. El dolor en mi pecho se intensificó con la noche que se acercaba, irradiando
sionándolo repetidamente. Nada. Silencio. Las enferme
escapando de mis labios mientras un dolor abrasador me recorría el cuerpo. Luché contra él, arrastrándome, arras
a estación, oí v
dolor a la paciente? -su
o que estaba 'fingiendo' para llamar la atención. Dijo que necesita 'aprender su lección
No negligencia. Un acto deliberado. De Braulio.
corazón. No había desamor. Se había ido. Reemplazado por un vacío vasto y resonante. La cauteriz
posición una nueva ola de tortura. Mi cuerpo, ya devastado por cuatro años de cautiverio, se tambaleaba al borde del abismo. Por
uces intermitentes un cruel déjà vu. Esta vez, llamaron a Braulio, y él autorizó a regaña
lacable tormento físico. Cuando desperté, él estaba allí. Braulio. De pie
blemas estás causando? Esto es una vergüenza. Carla está angustiada. -Hizo una
sin humor burbuj
dible-. ¿O el hecho de que detuviste mis analgé
ron, un momentáne
da-. Las enfermeras probablemente pensaron... que n
dejarme apoyar el pie, su rostro grabado con preocupación. Se había quedado a mi lado durante semanas, asegurándose de que estuviera cómoda, trayéndome flores, susurrando palabras de consuelo.
a. Su devoción era legendaria. Una vez había golpeado a un reportero p
te indiferencia, esta crueldad casual. Su mundo tenía una nueva reina. Y