El secreto de la guarida: La furia de la novia
El
os a mí. Damián no estaba a mi lado. Mi corazón dio un vuelco, un pavor famil
sitio se cargó rápidamente, un agujero negro de depravación. Y allí
blanca contra la piel pálida de la parte baja de su espalda, apenas visible sobre la cinturilla de su máscara.
esos dos! ¡Qué calientes juntos!", decía uno. Otro: "Llevan meses en esto, ¿no? ¡El mejo
Su voz. La mujer co
o teñido de un quejido familiar
forma en que se quejó. Era Catalina. Mi mejor amiga. Mi dama d
pero no escapó ningún sonido. Era imposible. ¿Catalina, mi Cata, que había sido mi sombra, mi confidente desde que teníamos cinco años? ¿La
alo sorpresa para la casa". Las palabras resonaban en mi cabeza, burlándose de mí. El regalo para la casa
lana hecha un millón de pedazos. El aire se espesó, presionándome, haciendo imposib
ró. Era Damián. Mi mano se disparó, tirándolo al suelo. El sonido de
El chat seguía desplazándose, un flujo constante de adoración por
Era un dolor frío y hueco que se extendía por todo mi ser. Mi cuerpo se sent
lor era insoportable, pero una determinación de acero se endureci
go busqué "investigador privado". Una llamada rápida, una breve explicación, suficie
interiores que siempre había admirado. "Interesada en una sociedad... reubicación... nuevas oportunidades".
fume barato de Catalina, enmascarado por una colonia más fuerte. Se movió en silencio, con cuidado,
ío. Me abrazó por la espalda, una comodidad familia
, su voz espesa por el sueño
nueva y más potente: una rabia absoluta y abrasadora. Cerré los ojos, imaginando al lobo y al conejo. Catalina. Dami