El secreto de la guarida: La furia de la novia
El
había ido a trabajar, besándome la frente, ajeno al abismo que se había abierto bajo mis pies. Me senté sola e
ico. Mi estómago se retorció. ¿Cómo pude haber sido tan ciega? ¿Tan ingenua? El hom
la vista. Me desplacé por los videos, una compulsión enfermiza me impulsaba. Mi mirada se enganchó en el registro del chat, que se desplazaba s
bles, irrefutables. Mi mente, usualmente enfocada en paletas de colores armoniosas y di
a mi o
decir, mi voz ron
ba desmoronando. Mis manos, todavía temblando, volvieron a abrir el correo anónimo. ¿Quién lo envi
la forma en que echaba la cabeza hacia atrás. Cada detalle gritaba que era él. La enferma ironía no se me escapó: era diseñadora de interiores, entrenada p
razón. No era solo la traición de Damián. Era el peso aplastante del "porqu
r cualquier cosa, pero las imágenes de "La Guarida" estaban grabadas en mi retina. No podía escapar de ella
agudo que el pavor, me atravesó. Si este era Damián, ¿quién era la mujer? Siempre estaba enmascarada
mis nervios. Era Catalina, mi dama de
ectando? Damián me acaba de decir que l
ro en mi estado actual, cada palabra se sentía cargada de un significado oculto. De repente vi el rostro inocente de Catalina, sus ojos brillantes, su risa f
z tensa-. Oye, ¿puedes... puedes
e minutos, con una botella de mi vino favor
ijo, sirviéndonos a ambas una copa. Su toque en mi br
engañando -solté, las p
brieron de par en par, un
. ¡Eso es absurdo! -Sacudió la cabeza, su voz i
una sutil tensión alrededor de su boca, un parpadeo en sus ojos que desapareció tan rápido como apareció. Una nueva y ate
mi voz apenas un sus
ón, pero el miedo me detuvo. Miedo de lo que podrí
, tomando un
onado que está. -Hizo una pausa, luego agregó casualmente-: Incluso ha estado trabajando horas
edad, de nuestro nuevo hogar. Me dio vueltas la cabeza. El vino, o el shock, estaba haciendo que mi
te inocente. Caminé hacia el dormitorio, el peso de su presencia, su "preocupación", presionándome. Sentía que me estaba