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Libros y Cuentos de AZU.
Juego de mentiras
Romance El aire en la mansión Osborn se densificó con la tensión de un odio ancestral, reavivado por el regreso de Zane Levent. Multimillonario, marcado por la prisión y exprometido de Sandra, la hermana de Samanta, su sola presencia era una afrenta personal. Pero el destino, cruel y caprichoso, tenía planes más oscuros para Zane y Samanta: un matrimonio forzado que la obligaba a vivir bajo el mismo techo que su némesis, para simular un amor que no sentía. Cada mirada robada, cada roce accidental, era una tortura, una precaria danza entre el resentimiento y una innegable chispa de atracción prohibida que se negaba a morir. Ocultaba sus propios abismos. Un acosador invisible acechaba en las sombras, convirtiendo cada día en un ejercicio de terror silencioso. Y luego estaba la red de engaños que los unía, una madeja de secretos tan enredada que temía que, al desenredarla, los consumiría a ambos. Lo más desgarrador era que Zane, ajeno a la amenaza que se cernía sobre Samanta, ahora también era un objetivo. Mientras que su único objetivo era sobrevivir a la tormenta que los envolvía, él, con esa sonrisa arrogante y esos ojos que la veían como un simple obstáculo, parecía empeñado en cumplir su misión: convertir su vida en un infierno. En ese juego mortal, ¿podría el amor, tan imposible, encontrar una grieta en las ruinas del odio? Atada al príncipe italiano
Romance Con la voz gélida de mi padre, una orden se clava en el aire, punzante: "Al otro lado de esa puerta está el hombre con el que te vas a casar". Un escalofrío me perfora la médula, helando mi sangre. De repente, el rompecabezas de mi pesadilla encaja con una claridad brutal. El vestido, tan inmaculado como misterioso, colgando en mi armario. La invitación, aparentemente inocente, ahora se revela como una sentencia. Esto no es una cena. Esto es mi boda. ¡Mi maldita boda!
El resonar sordo de las puertas al abrirse es el tañido de una campana fúnebre. Y allí, irguiéndose sobre el altar, una silueta imponente, esculpida en músculo y tatuajes, una amenaza palpable, se alza. Luca Vitiello. El monstruo que he maldecido desde que mi lengua pudo articular su nombre. Es más viejo, con una frialdad que congela el alma, desesperado por un heredero. Y yo, la ofrenda envuelta en seda, soy el sello de una alianza empapada en sangre. Mi destino, sellado. Mi vida, consumida.