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Promesas Rotas, Un Corazón Vengativo Regresa

Capítulo 10 

Palabras:1175    |    Actualizado en: 07/11/2025

ista de So

oto de mi padre, mi mente en un completo y absoluto blanco. Gritos estallaron a mi alrededor, gente gritando, alguien llamando al 911, pe

fue un susurro aho

ón cálida y pegajosa de su sangre

do a las dos personas que me anclaban a este mundo. Me arrodillé entre las dos

errumbado por completo. Sus activos restantes estaban siendo incautados, y sus jugadores clave estaban bajo custodia o habían huido de la ciudad. Yo

cante, mientras le rogaba que se detuviera. Estaba escuchando mi voz, ahogada por el dolor, mientras le dec

lla entró, un torbellino d

e los Garza ha sido limpiada, ¡finalmen

gazo, sus brazos

? Ganamos. Esa pequeña perr

ro de él

más que tú -dijo, su

ngeló, su sonr

é di

mente la apartó de s

plana-. Tengo que presentarme en la sede

rre era la pieza final que necesitaba para asegurar su ascen

la finca familiar. La casa, los coches, todo estaba siendo subastado para pagar las deudas de la familia. Ofici

e quedaba. Me arrodillé entre las tumbas, la notic

sobre el frío mármol de su lápida-. Lo siento

odía ganar, después de todo lo que había h

s nombres, una despedi

rré-. Pronto est

milia que me quedaba, mi delgada som

su oficina cuando su

hay una Sofía Gar

nunca más. Una parte de él, una parte que se negaba a reconocer, sintió un d

ación se convirtió en un nudo de ansiedad en

nde

e diez min

ue registraran el edificio. Tenía la terrible y

s, su subordinado ir

¡Está en

onó su teléfono celular personal. Mi nombre bri

os estás haciendo?

ro alrededor de mis piernas, la ciudad extendida debajo de mí como un map

propia voz inquietantemente tranquila-. ¿Ver mori

nsa por un pánico que nunca antes le había oíd

ielo gris, y por un momento, se congeló. No vio a la mujer rota que había creado; vio a la chica bril

tó, dando un

pequeña y triste s

s fijos en los suyos-. Pero puedo hacer que sientas lo

e dejé caer hacia atrá

ca abrirse en un grito silencioso. Lo vi abalanzarse hacia ad

ego,

i última visión fue de él, de rodillas en el borde de la azotea, mi c

go. Había orquestado toda la escena, su «suicidio» una actuación cuidadosamente montada para convencer al mundo, y especialmente a Alejandro, de que Sofía Garza estaba muerta. Me había dejado un

de la mafia, una nueva mujer ya estaba tomando su primer al

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