Promesas Rotas, Un Corazón Vengativo Regresa
ista de So
brillaron con una furia cruda y posesiva. El blan
u voz un retumbo bajo y peli
lengua-. Un hijo que habría sido una mancha en tu perfecto matrimonio político. Hic
ntre nuestros mundos, lo único que podría hacer que me eligiera a mí. Pero luego vino el anuncio del compromiso, el despido brutal y las palab
z ahora más fría, blindada por mi dolor-.
más rápido. Su mano se aferró a mi brazo,
de mí hacia él-. ¿Crees que puedes simplemente ir
de que pudiera reaccionar, estaba encima de mí, su peso inmovilizándo
del médico resonó en mis oídos: nada de actividad extenuante, descanso, recupera
o de venganza brutal y calculado, diseñado para herirme y humillarme. E
ción comenzó a girar, los bordes de mi visión se desvanecieron en la oscuridad. Lo último que
tana, iluminando las motas de polvo que danzaban en el aire. En el suelo, esparcidos como con
ntre un recordatorio constante y palpitante de su crueldad. Al entrar por la puerta
enemos un
zón se
ué
redadas en nuestros negocios. Operaciones portuarias, bo
revisión de rutina. Era un ataque coordi
rré, más para mí que para Ma
ional -coincidió Marco, sus
able. Ahogó nuestras líneas de suministro, congeló nuestros activos y puso a nuestros socios en nuest
ia. Trabajé día y noche, cobrando favores, moviendo activos, tratando de mantenerme un paso por del
ina de mi padre durante años. El aire en el comedor privado estaba cargado de humo de puros y el hedor de la corrupción. Me
orpulento, dándome palmaditas en la mano con su palma sudorosa-. S
mas y bebería su whisky barato. Levanté mi vaso, el líquido ámbar quemando un camino por mi garganta y golpeando mi estómago como
orbiendo todo el aire de la habitación. Me miró, sus ojos recorriendo mi rostro sonrojado y el va
res y caminó directamente hacia mí. Se inclinó,
ue hacer. -Hizo un gesto hacia los capitanes, que nos observaban con ojos codiciosos-. Bebe con el
lugar de ayudar, lo estaba usando. Me estaba obligando a degradarme, a actuar para estos h
n rastro del hombre que creí conocer. No habí
, teñida de un dolor que iba
ra todavía
su expresió
a. La elección