icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon
Promesas Rotas, Un Corazón Vengativo Regresa

Promesas Rotas, Un Corazón Vengativo Regresa

Autor: Gavin
icon

Capítulo 1 

Palabras:2301    |    Actualizado en: 07/11/2025

fuera la amante secreta e informante del niño dorado de la Agencia, Alejandro Navarro. Pero justo

lítico» y me dijo que yo solo era una g

da me humilló públicame

s haber tenido, solo para ser usada y desechada como un juguete d

, se quitó la vida para darme una nueva. Fingió mi muerte, me dio una nueva identidad y m

ítu

ista de So

do salón del St. Regis, con un vaso de whisky en la mano, luciendo como si fuera el dueño del lugar

e honor, en represen

che representaba. Yo era Sofía Garza, hija del jefe del cártel más poderoso del p

as fuerzas del orden federales, un legado de honor y deber. El nombre de mi familia se susurraba en callejones y se pronunciaba

ombro y respeto, sus conversaciones bajando a un murmullo cada vez que pasaba. Tenía fama de ser des

eran de un azul sorprendente y penetrante, fríos y analíticos. Me recorrieron sin un áp

abía que

pista de baile, pasó a mi lado. El aroma de su loción, una mezcla nítida y limpia de

usto debajo de la tela cara, asomándose bajo su manga, estaba el rastro tenue y oscuro de

tatuaje a juego estaba oculto bajo la seda de mi v

e la vista. Fue un gesto rápido, casi imperceptible, pero me provocó un escalofrío. El secreto

su departamento en un rascacielos de Santa Fe, con las luces de la ciudad brillando como diamantes espar

a mí, la ciudad proyectando largas sombras por la habitación. Se había a

jo, su voz baja y ásper

o ne

tamb

parecido. En su lugar estaba el hombre que conocía en las horas robadas

ntre nosotros en tres largas zancadas. Sus manos enc

ra solo un riesgo; era un pacto suicida. Si alguien se enteraba, mi familia sería destruida. Su carre

ibró desde su teléfono en la mesa de centro. El sonido destrozó

el teléfono. La pantalla proyectó una pálida luz azul e

l titular que bri

a su compromiso con Isabella de la

u eje. Mi corazón, que había estado martilleando contra mis costi

Mi voz fue un

an fijos en la pantalla, s

r de su cuerpo ahora se

sto? ¿Un c

ojos azules tan fríos y distantes

olítico. Es buen

tadas en la cara. Cada una má

lor tan profundo que se sentía como una herida física

e observó, su rostro

tía? ¿Una forma de mant

ndió entre nosotros, denso y sofocante, lleno de

para encerrar a toda mi familia de por vida. Pero no quería a mi padre. Me quería a mí. Había usado esa evidencia, esa palan

rrados, la coacción se había desdibujado en algo más. Me había permitido creer que la ternura en su toque, la mirada en

abía creído tontamente que él también podría sentir algo por mí. Pero las

antes de que pu

cabó,

sos y distantes. Sacó una pila de papeles y un

pregunté, mi voz

e cualquier emoción-. Describe los términos del fin de nuestro... a

nosotros, borrando los últimos seis meses como si nunca hubieran sucedido. Era un documento

a. Las lágrimas nublaban mi visión, pero las contuve. No le

ador aliento, garabateé

por una fracción de segundo. El breve contacto fue como una desca

la vuelta y salió del apartamento, dejándo

el suelo. Recogí la pluma que había dejado y miré la copia del acuerdo sobre la mesa. Con un sollozo ahogado, agar

extensos jardines no ofrecían consuelo. Entré sigilosamente en la casa, esperando evitar a mi famil

te ves pálida.

úsculos de mi cara se se

, Nana. Fue u

echón de cabello suelto detrás de

demasiado. Ese hombre

¿Lo sabía? ¿Cóm

hombre

e rara vez mostraba-. Veo cómo te pones cuando su nom

asentí, incapaz de encontrar su mirada preocupada. ¿Qué era yo, en realid

la imagen del rostro frío e indiferente de Alejandro grabada en mi mente

mi familia patrocinaba. Era una obligación de la que no podía

lejandro Navarro.

recía a la vez dulce y arrogante. Llevaba un impecable vestido blanco q

a pareja perfecta de un mundo perfecto. U

se giró para mirarme. Por un momento, nuestras miradas se cruzaron, y vi un destello de algo en sus ojos -¿ar

hacia mí, su sonr

escendiente-. Mi padre ha mencionado a tu familia. -El insulto

voz a s

e la Torre.

ó, apretando su agarre en el brazo de él-. Dijo

a estocada clara y calculada, destinada a recordar

que me defendiera, que mostrara siquiera una

su rostro una máscara d

stá esperando. -Se volvió hacia mí, su

n. No solo me había desechado, sino que estaba per

lo oí murmurarle algo, su voz demasiado baja para que yo captara las palabras. Pero vi su respuesta. E

, cariño. La bas

dome paso entre la multitud, ignorando las miradas curiosas. No me det

s calientes que corrían por mis mejillas. Me quedé allí bajo el aguacero, completamente sol

Obtenga su bonus en la App

Abrir