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La Cicatriz de un corazón

Capítulo 5 Ecos en la Urgencia

Palabras:1198    |    Actualizado en: 10/10/2025

cho tiempo. El olor a desinfectante, mezclado con la humedad metálica de la sangre y los ecos de pasos apurados, le golpeó

s él... -dijo, co

s, enfermeros y médicos intentando organizarse frente a la sala de observación. El murmullo era un torbelli

si buscara enemigos en cada esquina. El sudor le empapaba la frente, la camisa estaba pegada a su piel, y cada músculo de su cuerpo vibraba de tensión. Cuando uno de los médico

o de Clara. -Nadie pued

o de instante que separaba a los psicólogos de vocación de los que

ijo con voz firme, aun

retroceder. Clara entró despacio, sin brusquedad. Cerró la puerta tra

echo como si esperara un ataque. Clara reconoció el patrón: despersonalización, flashback severo, episodio de estrés postraumático en su fase más cruda. Lo había estu

hacia él, como si se presentara ante un an

en un tono grave y constante- No es

s abismos de miedo y furia. Clara d

do arde -continuó- Pero no. Estás en un hosp

asmas que solo él podía oír. De pronto agarró la bandeja de instrumentos de al lado y la hizo

ás fuerte, el tono de alguien que co

si su mente se esforzara en enfocar

cuerdas mi voz? -pregun

ficultad, los labios secos, pero sus ojos emp

recuerdas? Estaba caliente, como ahora tu piel. No

. Clara sintió el filo del fracaso

n esta sala. No hay balas, no hay bombas, no ha

a en el aire, un puente tendido. Ethan la miró, jadeante, como si calculara si confiar o

rro. -Uno, inspira. Dos, su

ó el gesto, al principio descoordinado, luego más acompasado. Sus hombros bajaron lentamente, s

e él. Con extremo cuidado, posó la mano sobre su antebrazo. El contacto fue

urró, con v

irme, pero con dulzura

hacia adelante, y Clara lo sostuvo con toda la fuerza que pudo. Sintió sus temblor

piraciones, mezcladas en un mismo compás. Cuando Clara levantó la mirada, los méd

su hombro. -No quería vo

marea de emociones. Lo abrazó un poco más

lí. No voy a de

sado, aunque sus cicatrices aún lo persiguieran. Clara lo ayudó a recostarse con suavidad en la camilla. Señaló a los médi

da sobre la suya. Por dentro, se repetía que debía mantener distancia profesional, que aquel hom

ado a uno con tanta crudeza, con tanto filo humano. Y en medio del caos, comprendió que estaba entrando en u

ía a ser la misma. Ethan no era solo un exmilitar con cicatrices: era una herida abier

, supo con una certeza incómoda que ya est

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