Su Amor Imprudente, Su Amargo Final
un repentino arranque de desafío, tomó uno y le rompi
recordatorio constante y humillante de la traición de su cuerpo. Luego, usando los zapatos rotos, camin
ban Santiago y Ximena, la pareja de oro, disfrutando de la adoración de la élite de la ciudad
do, miraba a Santiago con una mirada tímida y amorosa. Él respondió coloc
lla mientras cojeaba por el suelo de mármol, sus zapatos rotos haciendo u
apatos. Qué
Qué lástima, tien
nte veinte años, y ni una sola persona en esta sala sabía su nombre. Ximena
rente a Ximena. Tomando una respiración
jo, su voz ape
esa, escondiéndose
falso miedo-. Por favor, Sofía, habla
a de Santia
s te oiga
ndo viva, su dignidad despojada capa por capa para que todos l
SIE
ó a Santiago, sus
sufic
un destello de algo
adelante, toda magn
fía. Solo espero que no inten
Ximena se disparó, agarrando la parte de atrás de su vestid
e. La parte de atrás de su vestido se abrió, exponiendo su espalda
olpeó el suelo y estalló, su contenido
tó un jade
s mío! ¿Q
a multitud l
lsa de orin
ena comenzó a tener arcadas, agarrándose el estómago
su rostro una máscara de preocupaci
, está bie
como si llevara una plaga. Señalaban y sus
temblorosas, intentó juntar el vestido roto, ocultar su vergüenza. Luchó por ponerse
ro se volvió hacia Ximena, su deber como futuro padr
tendría para la mujer desaliñada y llorosa con un vestido
o? ¿Necesitas que t
ra que había escuchado en lo que pareció una eternidad, abrió las compuertas. Se subió a
ica en el hospital, regresó a la casa. S
de preocupación en su voz-. ¿Qué
ranza regresó. Quizás ahora esc
odo: sobre el riñón, la enfer
ono sonó. Era Ximena, su voz un que
ien. El olor... todavía lo tengo e
ntiago se suavi
Ximena. Voy para
stro de su preocupación anterior desap
z fría y distante-. El olor de tu... dispositivo... la está m
esuró a subir a la habitación d
y sordo dolor en su pecho regresando con una venganza. Por un br
ía equ