Morir por su verdadera felicidad
bido bajo de chismes y lástima q
Primero sus pad
voto. Qué camb
una sonrisa
silencio. Todas las cabezas se
diamantes. Su sonrisa era radiante, triunfante. Descendió las escaleras, d
Tomó su mano, sus ojos brillando con un amo
hacer el anuncio oficial, para pre
ra hablar, las luces pa
absoluta. El pánico estalló. El sonido de g
fuera del caos. Una mano se cerró sobre mi muñeca. Otra presion
ápidamente. Lo último que escuché antes de perder el
e la voz de Kandy, un su
después de la fiesta, no durante! ¡
cutiendo c
aré el resto
plan de damisela en apuros para convertir a Gerardo en su héroe. Pero sus ma
eran sus maton
giendo? -preguntó uno de l
inconsciente -respondió otra
o, y la voz de Kan
, sintiendo la textura áspera del cinturón del hombre cerca de mí. Había una funda de
co vibraba a través del suelo. El
ndo hombre. Era Víctor Cano, un despiadado riv
barco, dirigiénd
ad, el barco se detuvo. Escuché el so
tor-. Mira lo que tengo aquí. Tu nuevo amor y tu v
eléfono a la cara. Mantuve los
s barcos acercándose: el eq
ba a
una máscara de furia helada. Pero cuando la cámara se dirigió a Kandy, que tenía u
su voz vibrando de rabia-. Si le tocas un sol
evitar que una sola lágrima se escapar
so estaba haciendo todo esto. Pero escucharl
ó, un sonido
te dé a elegi
ó el cuerpo inconsciente de Kandy. Nos metieron
agua con un chapoteo masivo y, con pesas atad
n de fingir estar inconsciente. T
ando el tacón afilado de un zapa
añicos. Fragmentos de él me cortaron los brazos y las piernas mientras el océano s
perficie. Mis pulmones ardían. Salí al aire noctu
flotante de la caja destroza
i voz un graznido ronco-
tendría un hogar. No sería
isada hacia las luces lejanas de
medad, desencadenada por el frí
dera se aflojó. No
il, comenzó a hundirse e
illante, hacia las luces le
era
figura zambulléndose hacia mí, una mano extendida. Una alucinac
estaba mirando el techo blanco y e
era corrió
s a Dios! Ha estado incon
i goteo in
én es, no hay identificación, nadie ha venido a pagar la
a un graz
vino algui
enfermera se sua
bargo, Kandy Ponce... su prometido ha traído especia
liberación. Una sonrisa trist
e había
ave golpe en la puerta. Una voz
mil
. Se me cortó
ermano,
rables, inundaron mis ojos
voz densa por la emoción mientras cor
fuerza, un abr
acariciando mi cabello-. Está
mantener, se hizo añicos. Me aferré a él y sollocé, mi cuerpo temb
eron. Jeremías me atrapó, sus brazos una presen
mientras Jeremías me guiaba lentamen
su voz tranquila y firme-.
uedó mirando, con
iéndose debajo de nosotros. El jet privado ascendió a través
e la mejilla y miré por la v
adiós al hombre
Estamos a mano. No v