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Morir por su verdadera felicidad

Capítulo 3 

Palabras:1092    |    Actualizado en: 08/08/2025

millón de preguntas debían estar arremolinándose en su cabeza

gre e incrédula se extendió por su rostro,

er que no le haría daño a Kandy,

n toque de torpeza en s

de un tiempo en que yo era el centro de su universo, me atravesó. Solía ser como un perro

do. Este hombre le per

, me recordé

ora Alanís estaban decepcionados pero intentaron ocultarlo, mostrando sonrisas e

.. y esta fue tu fies

gran foto enmarcada de

una máscara de confusión y sospecha. Miró de la foto a mí, luego a las sonrisas forzadas

La versión corta es que crecimos juntos. Soy la hermanita molesta de la que no podías deshacerte. -Miré la foto-.

suspiro juguet

. Mi prometido está esperando y no

do, que se ahogaba en un mar de desconocimiento, mi mentira simple y plausible fue un salvavidas. Explicaba mi presencia, la foto y la ansiedad de sus padres en una so

o se d

o me instale, te ayudaré

e alborotó el pelo, un gesto tan familiar, tan arraigado, que él

feos compartidos en la repisa de la chimenea, los tontos dibujos que habíamos he

rdos compartidos -las fotos, los premios, los recuerdos- al patio tra

undo. Caminé hacia mi ventana y lo vi allí de pie, su rostro ilumin

en su esmoquin. El trofeo del concurso de ortografía que habíamos ganado como equipo.

calidez que le había mostrado a Kandy había desaparecid

sintió como un puño apretando mi corazón. Presioné una man

io. Sonrió, una sonrisa franca y abierta, completamen

lo estoy limpiando algunas cosas viejas.

ojos se posaron en un objeto medio quemado

s manos eran torpes entonces, y había pasado una semana en ella, sus dedos cubiertos de cortes y ampollas. Me había d

ordaría e

sorprendentemente firme-. Deshagámonos de

huesos, un marcado contraste con el

ucido a un montón de brasas incandes

des ayudar

a los sirvientes llevando cajas

ojos brillantes con una emoción que no era para mí-. Quie

garganta. ¿Y qué hay de mí, Gerardo? ¿Dónde e

entes palabras

a genuina y perpleja en su rostro-. Como si pudiera

fue un gol

vimiento rígi

como regalo de agradecimiento y me alborotó el pelo de nuev

otar contra el cielo negro. Estallaron en palabra

llas, mi todo. Estaba perd

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