Morir por su verdadera felicidad
o de las llamas. La mansión Alanís est
cia segura, agarrando el anillo. Sabía que n
scuché la voz frenéti
¡Está tratando de matarme! ¡También e
n hilo afilado y claro
l ruido, una voz que hizo
mil
gua habitación en el segundo piso. Su silueta estaba enma
-gritó, su voz ronca
ro mi voz era un soni
toy
jos, y por un momento peligroso, sen
sentimiento. *Es solo instinto*, dijo. *Ha sido cri
uesta e
n el césped a unos metros de mí, su esp
con sus brazos e inmediatamente
ó el fuego, G
é con los ojos de Gerardo. Estaban salvajes,
té, mi voz inquieta
mirada oscura e indesc
tuve mi respuesta.
a Kandy -dijo, su voz un gruñido bajo-, p
da. *Me moriré si me deja*. Finalmente entendí su plan. No solo quería que me
s lo que querían. Cort
de mi pecho, se
ón -dije, con un tono burlón en mi voz-. El
ria. Mi desafío lo ha
ca, mis dedos casi
baja y seductora-. ¿Tienes miedo de e
tra mano se disparó, agarrando mi brazo y empujándome contra el muro del
por la rabia y el asco-. No sé qué fuiste para mí antes, per
erca, su voz un
o perfecto para hacer que Kandy brille
es. Mi visión comenzó a nublarse.
opecé, apoyándome en el muro. Acercó
tres días -gritó por encima
ensaje de texto a Jeremías: *Es es
*Entendido. Estoy en la ciudad. L
Me apoyé contra los ladrillos fríos, mi brazo palpitando. Levanté la vista y
equeña y dé
é -susurré
a estaría completa. Él s
mpromiso. El amor por su hijo, y su obstinada insistencia, ganaron. El salón de bail
guieron mientras m
era? Pensé que estaba c
bes. Se enamoró de esta c
a adorar el suelo
un patriarca de otra familia
ue esto pasaría, habría hecho que