La madre de mi novia
undo seguía girando, ajeno a su conflicto interno. Respiró hondo, intentando recobrar el control sobre sus emociones. Sabía que quedarse sentado y atormentarse no resolvería nada. Debía enco
frescor ayudaba a despejar su mente, aunque fuera un poco. Sin embargo, por alguna extraña razón se sentía vigilado. No podía ser Rebeca y su grupo de amigos,
obable era que fuera un amigo. Pero a pesar de estas consideraciones, no podía evitar la oleada de sentimientos que la abrumaban al seguir contemplándolo. Así, cuando él miró hacia ella, retrocedió para no ser atrapada. Se sentó en el sofá, aun sosteniendo el vaso de agua, y cerró
o muchacho, el único que podía hacer agitar su corazón de los nervios. Era ese chico, con el que había chocado. Quedó congelada y sorprendida por un breve inst
o deseaba dar a conocer a su accesorio y lo bueno que era-. Él es Hoel
cía el nombre de él. ¿Cómo que era su novio si la había visto besándose con el otro chico
Helena -dijo Rebeca, te
os sugerentes detalles de su colisión. ¿Cómo debía actuar? Estaba conmocionado por lo sucedido. Pero Rebeca no sabía nada de lo ocurrido y ni se iba a enterar. Eran dos personas
extendiendo su mano con una mezcla de formalid
tebral. Notaba la vehemencia que él transmitía. Sus miradas se hablaron, como si pudieran entender
ió, tratando de mantener l
a tensión entre su madre y
s estudios, mamá. Por él
n otro hombre? La situación se volvía cada vez más complicada. No podía evitar sentirse atrapada en un torbellino de emociones y secretos. No hallaba explicació
, tratando de sonar lo más neutral posible-. Es b
amientos se agitaban tratando de entender lo que significaba todo esto. Había algo en la manera en que H
ecesario antes de soltarla. No se había percatado de que la seguía sosteniendo. El tacto d
colapso emocional. A pesar de ello, debía mantener la compostura, al menos por el bien de su hija, pero cada vez se hacía más difícil ignorar lo qu
o de la biblioteca? Le g
ese muchacho por la literatura. Pero si estudiaba con Rebeca, entonces la carrera qu
spondió ella y ambos se soltaron su agarre. La
r y leer lo que quieras. Ahora iré a mi cuarto a sacarme
sé, R
tá
. La miró un instante y contempló la hermosura de la señora Helena. En teoría era su suegra. Pero los malos y perversos pensamientos sobre ella no dejaban de invadirlo s
dijo Hoel con serenidad, tratando d
prestado Rebeca y se puso su ropa normal, la que había traído. Debí