Violeta con V de Venganza
entraba a hurtadillas en su habitación, Noah la esperaba
recordaba lo rápido que pasaba el tiempo cuando estaba a su lado. Nunca quería que las noches se acabaran, quería quedarse ahí y despertar con los ojos
asaba factura en las mañanas. Preparó el desayuno para tres, como todos los
ciéndose la tonta aunque sabía que el motivo de los desv
etas ―la suave sonrisa en los labios de Violeta desapareció de golpe, siendo sustituida por una
deseando que las palabras d
el tiempo ―el padre de Violeta llevó una cucharada de avena a su bo
e pie, sentía que su cuerpo era un cascarón vacío, sin alma; s
en cama ―¡VAYA! De verdad espero que no sea, el miércoles abordaremos el barco a Brenof ―esas palabras le diero
idió que no se echaría a morir por un chico. Le había entregado su inocencia y él se había marchado, pero ¿qué esperaba? Él era un citadino ric
ica común lo sería, pero no para Violeta, a ella no le importaban esas t
y que tenía acceso a él, era Noah. Pero no entendía por qué Noah se llevaría su baúl. Buscó con la mirada en toda la habitación, no es que hubiera muchos lugares donde buscar, era una alcoba diminut
ación como un rayo mientr
de meter una hogaza de pan en su boca y se quedó paralizado ante l
n hablas? ―pregun
rsen ¿se ha ll
e ha dicho que tú se lo has regalado―¿qué pasa
ahí parada, observando los diferentes tonos de verde de los campos de Mérinton mientras pensaba qué hacer. No podía decirle a su padrpor que ese viejo baúl era tan importante. Pero tal vez era momento de decirle la verdad, tenía que s
iño pelirrojo con el rostro lleno de pecas que vestía solo un pantaloncillo aju
uda, ella lo miraba con el ceño fruncido, se fro
ién quiere sab
o lo soltó y corrió hacia los campos, Violeta miró el trozo de papel caer despacio al suelo, como acunado por el viento, lo cog
su delantal, un escalofrío la recorrió entera desde