Seduciendo al señor Maxwell
Ãtu
BerlÃn. Acomodo mi americana mientras limpio el polvo imaginario de mi falda, el señor Maxwell camina recto hacia l
u hombro. Damián odiaba hacer esperar a sus clientes premiun, ya que decÃan q
después de nuestra llegada,
tender que alguien habÃa entrado al lugar, pero terminé removiéndome sobre mi
le hacÃan marcar perfectamente esas zonas sensuales de su cuerpo, y aunque no podÃa negar qu
, sonrió, más sin embargo apart
, mientras que nuestro jefe clavó los ojos sobre él-.
n esp
te las manos del abogado tocaron mi cabeza, mis piernas retrocedieron al sen
tosco y algo grosero el presidente de la compañÃa Maxwell Elect
encima de mÃ, Mauricio intentó tocarme para ayudarme, pero mi cuerpo
rsionistas, entre tanto una mesera nos traÃa el
Ãa tan poderosa como la suya, señor Maxwell...-Af
i le entrego los documentos de nuestro acuerdo secreto. Respiré hondo, para ahora si buscar la carpeta con el cont
ita Stewart?-La pregunta del empresario alemán me tomó por so
or-, Damián agarró la taza de café humeante delante de é
cias a usted las cosas en la compañÃa Maxwell están en
a mitad de mi estómago, -¿Perdone?
mbre comenzó a reÃr junto a sus colegas, menos Damián y Mauricio.-No me lo tome a mal, solo que una mujer
dad, -¿No cree que su comentario
...-Susurré despacio logrando que todos en la mesa guardaran silencio-Policarpa Salavarrieta
ció el ceño, -
por los derechos de hombres, mujeres y niños, fue ejemplo de revoluc
é la c
preguntó el empresar
den mi ejemplo»-Solté tomando un sorbo de vino-, la Pola nunca se casó ni tuvo hijos por su muerte repen
icio sonriero
te ante mi respuesta, pero al venir la mesera con los alimentos encargados
stioné observando cada
ciendo el intento de levantarse de la mesa, pero mis ma
on el ceño
amos en condiciones de malgastar los fondos?-el abogado del señor Maxwell se vol
er en silencio,-¿Desde cuando
do de la mesa para empezar a comer, se me cayó de las manos al oÃr la pregun
viendo mis ojos al plato de sopa d
las relaciones de pareja entre empleados de la misma compañÃa está prohibida en mi empresa...-Rugió el enorme hombre
do hacia atrás y salir caminando hacia la entrada principal del restaurante. Su espada ancha se encorvó un poco mientras se detenÃa; el pelineg
olso y dejar a Mauricio en la mesa
carro abrÃa la puerta para hacerle pasar.-Hoy tiene una reunión a las cinco de la tarde con
ecortada obligándome a mirarle-, ¿Qu
. Siempre me habÃa sentado en el mismo lugar desde que trabajo para Damián, yo
r Max
linegro, haciendo que el hombre entrado en años frenara
l vehÃculo, para acto seguido salir y abrir rápidamente la puerta del copiloto. Su mano t
ocaron mi cabeza para guiarme hacia los asientos de atrás d
ndo mi falda, entre tanto mis m
te-, no lograba escucharte, ¡Esto es tu maldita
as un sordo!-Vociferé apagando el iPad-¡Bien pude irme en
ir en taxi
r que me está
is pequeños pechos al intentar abrir la puerta junto a mi lado. Algo dentro de mi estómago explotó,
no hombre, pero nuestro jefe le abrió los ojos para que se callara,-ahora que lo re
moda se despren
Carla sacando mal las copias para la junta del director corporativo de Maxwell Electronic, mien
cosas para su reunió
ñÃa, ninguno de los dos volvió a decir nada y de hecho, desde medio dÃa ninguno se habÃ
sajeaban un poco mis hombros. El dÃa de hoy habÃa sido demasiado agotador y apenas eran las tres de la tarde
spuesta a limpiar mis zonas húmedas, pero
s usando un tono burlón-. Escuché a algunas chicas decir q
con asombro-, con razón
e ya se d
sa
iernas por un par de pesos...-Mi corazón comenzó a doler
l se va a casar con l
con algo d
as oà abandonar el cuarto y como pude salà de allÃ, me miré por un momento el desastre de mi maquillaje en el espejo, pe
con miedo-. Amelia...-Pronunc
ás de ella baja
te de las empleadas de esta compañÃa-, ¿saben todo lo que he hecho para cuidar la imagen del
rugado un poco su entrecejo. -Todos aq
rencia entre tú y yo?-, la rubia mordió su labio inferior al sentirme demasiado cerca
l café que llevaba dentro, más sin embargo t
su cuerpo, mientras el lÃquido marrón cayó sobre su
tanto mis manos no dejaban de cubrir mi bo
r, pero el pelinegro ni siquiera la miró, ya que se habÃa girado rápidam
ntrol de la situación cuando la puerta de su oficina fue azotad
e servilletas de papel e integrar secar un poco su camis
que Damián provocarÃa por esto. Él odiaba perder las cosas que lo hacÃan sentir a gusto y s
ros botones de su camisa.-Amatista, dame los malditos nombres de esas mujeres, ¡
Flavia y
el teléfono y pronunció: -Despide a todas las chicas que estaban intimida
dic
que sus ojos me miraron de una forma tan pe
lta para huir de aquÃ, el ambiente se sentÃa demasiado raro
úda
erd
Ãa al teléfono-, Amelia, tengo que dar una información im
los labios, mis piernas titubearon en acercarse hasta el imponente
por consecuencia de nuestra enorme diferencia de estatura, es que si bien, su met
rle preguntar por su prometida-, no me voy a casar, Mauricio...-mi cu
significaba
rada al oÃr mi nombre-,
al verle sonreÃr. ¡Lo es
Maxwell, dispuesta a organizar todo lo que se necesitaba para la reunión de hoy. Al
demás secretarias que estaban con ella, corri
lo que est
oficina. Camila rodó los ojos; entre tanto Andrea se sentó just
ál r
mo si no su
axwell se v
,-No es ético estar hab
a, Amelia!, ¿Sabes cuantos co
evitar
de nuestra liga, amiga.-Musit
drea entre risas, -le he pi
sobre los documentos imp
mé secando los papeles
se, pero la aparté para salir de
det
o... Siento que lo he visto en al
embargo mis pies se detuvieron al ver a un moreno que conoc
eta de Damián pasó rápidamente por encima de mÃ, p
. -¿Cómo mi je
ido p
ede s