Damián Maxwell es el tipo de hombre que podrÃa hacerte enloquecer con una sola mirada suya y Amelia lo sabÃa perfectamente. Durante cuatro años ha oculto cada una de las fechorÃas de su jefe, mientras intentaba tapar su peculiar vida sexual ante la luz del mundo. Los rumores sobre sus «Contratos sexuales» no eran un secreto para las mujeres que lo rodeaban, pero algo de un momento a otro cambio. Una maldición transformó la vida sexual de Damián en una completa tragedia. «¡Espero que al señor Maxwell jamás se le vuelva a parar la polla!» Fueron las palabras de su secretaria, Damián intentó arreglarlo, sin comprender que su miembro habÃa reaccionado de una manera extraña al escuchar la voz de Amelia y que las mujeres que habÃan pasado por su cama no habÃan podido lograr. Maxwell necesitaba tener sexo para poder dormir luego de un momento traumático de su vida, y ahora ella era la única que lo podÃa ayudar. ¿Será capaz su secretaria tener sexo todos los dÃas con su jefe, sin él llegar a enamorarse de ella?, ¿Amelia aceptará firmar el «Contrato» aun sabiendo que odia a su jefe? ¡Esto va a terminar muy mal!
«Prefacio»
-¡Debes hacerte responsable de tus actos, Amelia! -La voz fuerte y resonante de mi
jefe golpeó con fuerza mis oÃdos, logrando que mis piernas se desestabilizaran un poco-, ¿Sabes todo lo que he tenido que pasar por tu culpa? -gruñó para luego golpear con fuerza su escritorio. Las fosas nasales de su nariz se hallaban anchas por la ira que quizás sentÃa en ese momento. Mi garganta se encontraba seca y aunque no entendÃa a ciencia cierta que era lo que estaba sucediendo no era capaz de responderle algo.
Sus ojos azules me observaron con molestia, el señor Maxwell, aflojó salvaje mente su corbata para luego esbozar una sonrisa algo oscura e intimidante.
-¿Está enojado por qué Carmen Electra ya no quiere verle? -el presidente abrió los ojos con tanta exageración ante mi cuestionamiento, que tuve que retroceder inmediatamente-, señor, yo le juro que intenté convencerla, pero hoy me ha devuelto la propiedad que usted le obsequió y...-Ahogué un grito de terror al verle levantarse de su asiento y correr prácticamente hacia mÃ.
Sus enormes manos tomaron mis hombros para luego pegar mi espalda contra la pared de su oficina. Mi cabeza empezó a darme vueltas al sentir su respiración tan cerca de mÃ.
-¿Qué trata de hacer, señor Maxwell? -sus brazos rodearon mi cintura, mientras que los latidos de mi corazón se volvieron desbordados. HabÃa un ambiente extraño que jamás habÃa presenciado en este lugar. Antes de este momento, el señor Maxwell ni siquiera me miraba a la cara, solo me encargaba de cumplir con cada una de sus tareas, (incluyendo aquellas que para ambos solo era un secreto que debÃa ocultarlo del mundo perfectamente), pero algo se volvió extraño.
Desde hace un par de dÃas, todas las chicas de la lista de mujeres del presidente de la compañÃa Maxwell Electronic, comenzaron a rechazarlo de la nada, cuando antes, todas se peleaban por un poco de atención por parte del magnate. Algunas secretarias corrieron el rumor que Damián estaba perdiendo sus encantos; y si bien, nuestro jefe seguÃa siendo ese mismo dios griego que nos enloquecÃa a todas con su mera presencia.
Y ese que nadie podÃa negar que esa tez pálida, su cabello lacio negro y bien peinado, sus ojos enormes y cristalinos y esos labios carnosos mezclado con sus brazos fuertes y esa estatura colosal que podrÃa partirte a la mitad en pleno acto inmoral, podrÃa enloquecer a cualquier; a cualquiera menos a mÃ.
SÃ, no podÃa negar que el Señor Maxwell, es un pedazo de macho que con sólo abrir los ojos podrÃa conseguir a cualquier mujer que el desease, pero... ¡Yo lo odiaba!, habÃa pasado tantas cosas horribles por su culpa y ni hablar de las veces que sus amantes me golpearon por intentar cumplir con sus órdenes: «Stewart, deshazte de ella»
¡Mi jefe era un jodido bastardo que solo miraba a las mujeres como malditos recipientes para deshacerse de su lujuria!, en sus treinta y seis años, jamás se le ha visto salir con alguien, y aunque su madre intentó comprometerlo con la única hija del conglomerado Bibaldi, esto jamás se llevó a cabo.
La chica salió despavorida luego de un dÃa con el magnate, y algunos extraños rumores comenzaron a circular por la empresa. Según algunas empleadas de nuestra compañÃa, la polla de Damián Maxwell era tan grande, que ahuyentaba cualquier jovencita de sociedad que quisiese establecer una relación con él; y si bien, luego de aquel rumor algo bizarro, muchas mujeres oportunistas y desquiciadas quisieron acercarse a mi jefe. Muerdo mi mejilla interna al recordar todo lo que tuve que hacer para protegerlo de las personas que solo se le acercaban para sacar provecho de él.
-¿Qué trata de decir, señor Maxwell?
Inhalé aire lo más rápido que pude al verle dibujar una lÃnea imaginaria a la altura de mi pecho. Mis piernas se removieron para intentar escapar de él, pero su agarre se volvió mucho más firme, -«¡Espero que al señor Maxwell jamás se le vuelva a parar la polla!»-una corriente eléctrica atravesó mi estómago al oÃrle pronunciar tales palabras sobre mi oÃdo. -¿Sabes lo que he sufrido por tu culpa?
Tapé mis labios al entenderlo todo, hace tres dÃas estaba tan enojada con el presidente de esta compañÃa por haberme hecho trabajar hasta tarde, que en un momento de descuido y borrachera con mis amigas, lancé un par de palabras en contra de mi jefe sin darme cuenta que habÃa sido grabada por Carla. Las cosas se habÃan salido de control y aunque por un error terminé enviándole el video al señor Maxwell, las cosas no habÃan pasado de más.
Un regaño y una casi demanda por difamación fueron las consecuencias por no medir mis palabras, pero... Pero sin saber que todo lo que dije se volvió real-, ¿No se te para? -Maxwell miró para todos lados mientras me tapaba la boca con agresividad. Sus ojos azules estaban fijos sobre mÃ, pero, pero algo comenzó a chocar repentinamente contra mi estómago.
Mis ojos bajaron hasta su entrepierna, todo mi cuerpo se tensó al recibir una punzada de dolor que golpeaba con movimientos torpes mi barriga. Mis ojos se devolvieron hacia su rostro y lo escuché rápidamente maldecir.
-Te dije que eras la única que me podÃa ayudar...
Esperen, no estoy entendiendo nada...
-Creà que no podÃas tener una erección...-Ataqué mordiendo mi labio inferior.
Maxwell se separó de mÃ, para luego caminar hacia su escritorio, sus hombros se encorvaron un poco para luego bajar su cabeza y sostener asà su frente con amabas manos-. Carmen Electra se fue de mi condominio riéndose de mÃ, luego de que el poderoso Damián Maxwell, no pudo parar su enorme amigo...-quise reÃrme, pero no pude hacerlo. -No entendÃa lo que sucedÃa, intenté masturbarme, pero no funcionó... Llamé a algunas amigas, pero todas salieron de mi casa entre risas... Me sentà humillado por primera vez en mi vida y fue cuando luego de un dÃa entero sin poder comprender lo que me pasaba, recordé tu video...
-Señor...
Susurré porque sabÃa que estaba en problemas.
-Encendà la computadora y aunque casi veinte mujeres llegaron a intentar curar mi situación, al solo escuchar tu voz al reproducir el video que por accidente me enviaste, algo sucedió... Mi maldito pene estaba reaccionando, mi maldito pene estaba apuntando dolorosamente hacia ti...
Mis piernas flaquearon.
-¿Qué quiere decir con esto?
-Firma el contrato de exclusividad para mÃ-, abrà los ojos al escucharlo emitir tales palabras. El contrato era un acuerdo firmado y legal, en donde las partes se comprometÃan a saciar las necesidades del otro por un bien común. Dinero y sexo. Damián Maxwell siempre estuvo rodeado de modelos tan hermosas que al lado de mÃ, me hacÃan sentir miserable y algo humillada.
Mi jefe durante de los cinco años trabajando con él, fue grosero y un completo bastardo conmigo y ahora, ahora él necesitaba de mÃ.
-No...-Sus ojos se abrieron.
-¿No? -Repitió mis palabras.
-No voy a hacerlo, no voy a tener sexo contigo...
-¿Por qué? -su rostro palideció entre tanto su piel se volvió brillante por el sudor que comenzó a deslizarse por su piel. -Te daré cualquier cosa que me pidas si logras curarme, ¡Además esto es tu culpa!, ¿Qué harás si decido demandarte?
Mis pies de movieron, acababa de comprar un apartamento luego de la ruptura traumática que tuve con mi novio de cinco años, las cosas no estaban yendo bien para mà luego de eso. -¿Estás intentando orillarme a esto?
Lo sabÃa, Damián es capaz de hacer cualquier cosa para obtener lo que quiere, sus ojos se abrieron al darse cuenta que me tenÃa en su territorio.
-Escuché que tu hermano menor entró a la universidad...
¡Maldito!
-¿Qué tratas de hacer?
-Soy un beneficiario de esa universidad, serÃa una lástima que los logros de tu hermano desaparecieran al rechazarlo repentinamente...
¡Bastardo!
-¿Sigues usando el sexo para poder dormir?
Damián cerró la boca de golpe.
-¿Cómo sabes eso?
Sonreà porque ahora estaba en mi territorio.
-He cubierto tu mierda por cuatro años, sé que tomas medicamentos para dormir, pero nada funciona... Es por eso que tienes sexo hasta cansarte... Eres asà desde que tuviste el accidente donde tu hermano murió, ¿verdad?, Te sientes culpable por la muerte de tu hermano mayor...
Damián tiró con fuerza las cosas de su escritorio, alguien tocó la puerta de su oficina, pero terminó marchándose al escuchar las maldiciones por parte del presidente de esta compañÃa.
-¿Qué es lo que quieres? -Preguntó chocando su espalda contra el espaldar de su silla giratoria.
-Voy a aceptar con una condición...
-¿Cuál? -Sus manos tocaron el borde de su escritorio algo ansioso por mi respuesta.
-No puedes enamorarte de mÃ...
¡Voy a tener sexo todos los dÃas con mi jefe!
CapÃtulo 1 «Prefacio»
04/03/2024
CapÃtulo 2 ¡Mi jefe está gritando!
04/03/2024
CapÃtulo 3 mi verdadera pesadilla...
04/03/2024
CapÃtulo 4 ¡Voy a tener sexo todos los dÃas con mi jefe!
04/03/2024
CapÃtulo 5 No puede ser...
04/03/2024
CapÃtulo 6 ¿Qué es lo que quieres
04/03/2024
CapÃtulo 7 Damián mismo habÃa elegido para mÃ.
04/03/2024
CapÃtulo 8 SentÃa que no podÃa respira.
04/03/2024
CapÃtulo 9 El señor Mauricio está aquà con la policÃa...
04/03/2024
CapÃtulo 10 Voy a hacerte el amor...
04/03/2024
CapÃtulo 11 Estoy enamorado de ella, pero jamás podré decÃrselo...
04/03/2024
CapÃtulo 12 ¡¿Pero por qué !
08/03/2024
CapÃtulo 13 El video de Damián y yo se habÃa filtrado en internet...
14/03/2024
CapÃtulo 14 ¡No puede ser!
14/03/2024
CapÃtulo 15 Nunca le dije donde estaba...
14/03/2024
CapÃtulo 16 Damián está celoso y esta será su forma de vengarse.
14/03/2024
CapÃtulo 17 ¡Amelia está en peligro!
14/03/2024
CapÃtulo 18 ¿quién es tu mujer
18/03/2024
CapÃtulo 19 ¡La voy a matar!
18/03/2024
CapÃtulo 20 Amelia...
18/03/2024
CapÃtulo 21 Dios, ayúdame...
23/03/2024
CapÃtulo 22 Su cara me lo dijo todo...
23/03/2024
CapÃtulo 23 Te amo...
23/03/2024
CapÃtulo 24 Alguien ya estaba detrás de mÃ.
25/03/2024
CapÃtulo 25 un par de hombres que se quieren matar
25/03/2024
CapÃtulo 26 porque eres mi mujer...
25/03/2024
CapÃtulo 27 Sin que nadie se dé cuenta...
04/04/2024
CapÃtulo 28 Estoy a punto de perderlo todo...
04/04/2024
CapÃtulo 29 Mauricio nos traicionó...
04/04/2024
CapÃtulo 30 si algo sucede quiero que sepas que te amo...
04/04/2024
CapÃtulo 31 No te muevas, hoy yo te haré el amor...
04/04/2024
CapÃtulo 32 Mauricio le habÃa disparado a Damián...
11/04/2024
CapÃtulo 33 Claro que disparé...
11/04/2024
CapÃtulo 34 Celos, amor, sexo y mentiras...
11/04/2024
CapÃtulo 35 Carajo...
11/04/2024
CapÃtulo 36 Damián, esto no te lo puedo perdonar...
11/04/2024
CapÃtulo 37 Final
11/04/2024
CapÃtulo 38 EpÃlogo
11/04/2024
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