Si aquél día tan oscuro en que yo me levanté hastiada de mi propia vida colmada de lujos me hubiesen dicho que lo conocería no le habría creído ni a una pitonisa certera.
Sin duda fue el día más complejo de mi existencia y no porque pasará nada en realidad que hiciera especial o diferente ese día de otros,sino que fue el simple hecho de ver mi vida pasar a una velocidad preocupante y saber hacia dónde me estaba llevando, cuál pez en un furioso rápido, lo que lo hizo distinto y trascendental.
Se sentía casi sobrehumano el hecho de no poder parar mi final. De saber que iba cuesta abajo y sin frenos hacia un destino del que había escapado milagrosamente, y al que me resistía a volver.
Pero al darme cuenta de que siempre tenemos en nuestras propias manos la escapatoria a nuestros mayores miedos,decidí emprender el camino hacia lo desconocido para mí...
Y eso me llevó hasta él.
Si lo hubiera sabido entonces, habría salido antes de aquella prisión invisible para algunos y de máxima seguridad para otros, en la que vivía y se hacia llamar " palacio". Si hubiera sido consciente de lo que me esperaba me habría ido mucho antes. Lo habría perseguido yo a él. Aquello que lo precedió a él, no era vida para mí. Nunca lo fue.
Y aunque yo estaba en ella no por decisión propia,había algunas pocas personas que sabían que aquello no era vida y estaban tan atados de manos como yo a la hora de ayudarme.
Justo por eso, había tomado la decisión de cambiar todo y crecerme. Luchar por mí.
Yo no iba a dejar de encontrar la salida a mi calvario quedándome para aceptar mi destino. Ya no...
Tenían que existir más colores por el mundo como para permitirme vivir en mi constante gris.
Me fui de allí como si mi vida dependiera de ello. Aunque si lo analizamos bien ,así era.
Mi futura vida dependía de ello. De esa huida.