Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Mi esposo millonario: Felices para siempre
Novia del Señor Millonario
El arrepentimiento de mi exesposo
Extraño, cásate con mi mamá
El réquiem de un corazón roto
El dulce premio del caudillo
Los Mellizos del CEO
Yo soy tuya y tú eres mío
Renacida: me casé con el enemigo de mi ex-marido
— ¡Ahhh ahhhh!! — agarro mis auriculares para no escuchar a mi maldita y activa hermana.
La amo con mi vida gente, pero... ¡Por favor! No es nada lindo escucharla tener sexo con su novio todos los días.
Definitivamente hoy me voy a cualquier lado.
Mientras uso los auriculares con la música a todo volumen busco algo de ropa y pienso ¿A dónde iré?
¡Ya sé a dónde!
Agarro mi mochila y salgo, Liv dudo que me preste atención.
Voy camino a mi alojamiento de esta noche, ya veo que muy probable quiera sacarme a las patadas, pero... ¿Cuándo no consigo lo qué quiero? ¡Jamás! Creo que lo podría considerar mi súper poder, conseguir lo que quiero no importa lo difícil que sea, lo obtengo.
Bajo y noto que todo sigue igual, ¡Buen trabajo Demiancito!
Golpeo la puerta pero nadie contesta, sigo golpeando hasta que Demián muy serio me atiende.
Me mira de arriba abajo, mira a los lados viendo si vine con alguien más.
— ¿Lilian? ¿Qué haces acá? — sonrío.
— Vine a quedarme por hoy — lo aparto de la puerta y entro sin su permiso.
— Hey, no dije que sí, ¿Qué te crees? — dejo mi mochila en el sillón.
— ¡No seas mezquino! — arquea una ceja y me mira enojado. — ¡Dale! No aguanto más estar con Liv y Gabi en la misma casa. — Levanta ambas cejas sin entender.— Se la pasan teniendo sexo y son ruidosos. — revoleo los ojos.
— ¿Y a mí qué? — Hago ojitos pero mi maldito primo insensible ni siquiera se inmuta.
— ¡Solo hoy! Te puedo dar consejos y... no sé hablamos de lo que quieras — Achina los ojos.
— ¡Solo hoy! — levanta el dedo índice.
— Sos el mejor Demiancito — me tiro en el sillón. — ¿Qué haces para divertirte? — resopla.
— Estar en silencio sin nadie molestándome — espeta de mal humor.
— Ay dale Demiancito, ¿Estas todo el día acá llorando por Penny?
— Emm sí, ¿Está mal? Porque según tengo entendido es mi puta casa y hago lo que se me da la regalada gana ¿No?— Uy este está hecho mierda, mira vos la pequeña Penny pega fuerte.
— Lo siento — suspiro acostada en el sillón, a veces para no decir siempre puedo ser bastante hija de puta, insensible y no tengo puto tacto, cosa que noto una vez que metí la pata como ahora. — Podemos hablar si querés — Miro a Demián con cara de "Lo siento".
— ¿Te vas a burlar no? — me levanto acercándome a él, que está sentado en el merendero.
— Lo juro que no — sonrío a modo de disculpa — No sabía que estabas tan mal, bueno ya pasaron varios meses Demián, pensé que fue capricho del momento, solo era buen sexo, claramente eso me parece raro, pero podía pasar, no creí — hago señas con las manos como si quisiera decir algo pero no me sale la expresión— Boludo no pensé que estabas así tan enamorado. — Me mira bastante mal.
— Y yo cuando pienso que no podes ser más molesta lo sos. — Abro los ojos un poco ofendida.— Sos igual a tu mama, la diferencia que ella al menos se enamoró, no sé cómo el tío Erik hizo para conseguirlo, pero gracias al cielo imagínatela sino, igual a vos. — Auch, eso dolió.
—No te pases Demián, ya entendí fui una perra y lo siento — sonrío encogiéndome de hombros — Prometo ser madura para hablar — levanto la mano a modo de promesa.
Pensándolo bien, me fui a la mierda, a veces se me olvida que no todos manejan mi humor.
— ¿La extrañas?— me mira como si hubiera preguntado algo obvio. — Okey no hablamos de tema entendí — camino al sillón, agarro mi mochila para irme, muy mala idea venir acá.
Me acerco a la puerta.
— Dale molesta, arriba hay habitaciones libres, no entres a la mía y hablo en serio Lilian — me doy la vuelta y hago seña de soldado.
— Prometo que solo es hoy, gracias y... perdón Demián— rueda los ojos y sacude su mano para que suba.
.......
— ¡Ma!
— Lil ¿Qué pasó? — responde mamá al otro lado del teléfono.
— Necesito alojamiento, ¿Puedo volver a ser mantenida?— ya me la imagino arqueando una ceja confundida — Chiste, me voy a mudar del departamento, a uno sola o con Ámbar, pero....
— ¿Por qué te mudas? ¿Pasó algo?
— Tu maldita y sexosa hija, mi hermana.
—Ahh ella y Gabi le dan a lo lindo ¿No?
— Exacto, imagínate lo incomodo que es, obvio eso no se lo digas a papá que le da un infarto.