Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Mi esposo millonario: Felices para siempre
Novia del Señor Millonario
El arrepentimiento de mi exesposo
Extraño, cásate con mi mamá
El réquiem de un corazón roto
El dulce premio del caudillo
Los Mellizos del CEO
No me dejes, mi pareja
Renacida: me casé con el enemigo de mi ex-marido
Amber estaba en el jardín junto a sus amigas: Hilia Bettens, hija de un marqués; Lissaya Cotter, hija de un vizconde; Marriott Fanet, la hija del primer ministro y Reís Bowden, la hija de un importante mercader había obtenido el título de barón.
Amber había conocido a Reís durante una de sus visitas a la ciudad donde unos comerciantes la habían intentado estafar vendiéndole piezas falsas de joyería, Reís era una gran conocedora de joyas, debido a que su padre era mercader, así que las reconoció a primera vista y desde ese día Amber comenzó a invitarla a tomar el té y con el tiempo se volvió su mejor amiga.
Reís no era muy sociable ya que ella amaba leer y siempre tenía la cabeza metida dentro de un libro, sin embargo, cada vez que ella la invitaba a tomar el té siempre aceptaba, aunque no hablaba mucho durante las reuniones.
Marriott era un año mayor que ellas y estaba hablando sobre lo contenta que estaba porque había conocido a su prometido del cual se había enamorado a primera vista.
_ Sir Jhon es tan guapo y gentil, no encuentro la hora de que nuestro compromiso sea anunciado formalmente.
_ Pareces muy feliz con tu compromiso, Marriott.
_ ¡Claro que lo estoy! Al principio me rehusé un poco ya que la idea de casarme con un desconocido me molestaba, pero me enamoré de él tras que le vi así que ahora estoy realmente contenta con mi compromiso.
_ Como mi compromiso fue decidido desde que yo era pequeña creo ya me hice a la idea de casarme con el tonto de Samael, dijo Hilia.
_ Pero Sir Samael es realmente atractivo y muy simpático.
_ Sí, a veces pienso demasiado, siempre anda tonteando con mujeres aprovechando que tiene una cara bonita, Ay... Cuando pienso en eso me dan ganas de estrangularlo.
_ ¿Y tú, cómo vas con sir Roger Lissaya?
_ Bien, ya que él es un erudito pasa la mayor parte del tiempo rodeado de libros así que no tengo que preocuparme de que tontee con otras mujeres.
_ ¡Qué envidia te tengo! le contestó Hilia, ojalá Samael fuera como Royer aunque fuera un poco.
_ Oye Amber, cuéntanos cómo van las cosas entre tú y el príncipe Cailed.
_ Entre él y yo no hay nada, chicas. Ya se los he dicho varias veces.
_ En serio eso es algo difícil de creer, ya que el rey siempre que te ve quiere juntarlos a ustedes dos.
_ Él es así desde que yo era una niña, y por más que mi padre le amenace él sigue insistiendo en un compromiso entre nosotros dos.
_ ¿Y por qué tu padre no lo acepta?
_ Mi madre le mata si llega aceptar un compromiso concertado, ya saben lo sensible que es ella con ese tema, ella dice que nosotros somos libres de escoger la pareja con la que nos casaremos, por eso ninguno de nosotros está comprometido.
_ Y, ¿no hay ningún chico que te guste?
Amber suspiró y dijo: No, vosotras ya habéis pillado a todos los hombres buenos.
_ Bueno ... El príncipe aún sigue soltero.
_ Y por mí que lo esté por mucho tiempo, no pienso comprometerme con él ni loca.
_ No sé por qué le odias tanto si han sido amigos desde que eran niños
_ Por esa razón sé perfectamente cómo es y el comprometerse con un idiota mujeriego como él ... No, ni que fuera el último hombre de la tierra.
Las chicas se rieron y le dijeron: ¡cómo exageras Amber!
_ Bueno, de todos modos, Reís tampoco tiene un prometido.
Reís dejó de leer el libro que tenía en las manos y dijo: Bueno, creo que yo también voy a comprometerme pronto.
_ ¿Qué?¿ cómo es eso?¿ por qué no nos habías contado nada? dijo Amber.
_ Bueno, es que es algo que he hablado con mi padre recientemente, aún no está decidido, así que por eso no les había dicho nada.
_ Reís, ¿ya has pensado con quién quieres comprometerte?