NOTA DE PRENSA
2 de junio 2021
Tras un año de parón debido a la pandemia vuelve a celebrarse el fascinante evento Euroyoung. La ciudad elegida para la ocasión será Paris. El glamuroso encuentro es una de las citas más esperadas para los herederos de las grandes fortunas de Europa. Por razones de seguridad se desconoce el lugar escogido para la celebración del evento pero los rumores apuntan al emblemático hotel Ritz, situado a un km del Museo del Louvre y de las tiendas de los Campos Elíseos. Se espera una gran participación, siendo un evento muy esperado tanto por los jóvenes como por sus respectivos padres. Como debutantes, cabe destacar a Daniel Turn, heredero de la Casa Real Noruega, Alisa Kolin, la joven primogénita de Nicolai Kolin, cónsul ruso en Paris, y Cristine Keller, la única hija del magnate farmacéutico Kelmed.
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—Uno, dos, tres... ¿preparada? —Cristine Keller agarró los pliegues de su impresionante vestido fingiendo una pose de modelo profesional. Alzó la barbilla para verse más alta y estilizada y contenta con el resultado exclamó impaciente—: ¡Abre los ojos!
Los párpados de Alisa no tardaron ni medio segundo en despegarse. Parpadeó un par de veces deslumbrada ante la majestuosidad del compuesto de su amiga. Brillaba como la nieve, la tela en tono blanco plateado era amplia y vaporosa y los bordados de fina pedrería atrapaban la vista como un imán. Aquello no era un vestido, sino una auténtica joya.
—¡Es precioso! —exclamó con una buena dosis de admiración en la voz—. Nunca he visto algo tan… hermoso. ¿Y qué digo hermoso? Es fastuoso, faltan palabras en el diccionario para describirlo.
Las dos amigas se cogieron de la mano y comenzaron a dar vueltas encantadas por la estancia.
—¡Sabía que te encantaría! Es un modelo único, de Valentino —aclaró Cristine cuando se detuvo en medio de una cabriola—. Mi madre lo vistió en su propia presentación Euroyoung, veinticinco años atrás. ¿Te lo puedes creer? Y fue su deseo que lo luciera cuando llegara mi turno. Que lastima que no pueda verme.
—A lo mejor, sí que lo hace. Desde donde sea que esté, se sentirá orgullosa. —Alisa acarició con los dedos los volantes que brotaban de la cintura de su amiga, parecían olas silenciosas de un mar en calma—. No me canso de admirarlo, la tela es tan suave y delicada como la primera capa de nieve que se asienta sobre las coronas de los pinos en octubre. Y los relieves de pedrería parecen copitos esponjosos que bailan perezosos en el gélido aire de enero formando una espiral de ensueño.
—Posees madera de diplomática, como tu padre. Utilizas las palabras adecuadas en cada ocasión. Mi madre lleva ocho años desaparecida. —Los ojos de Cristine se llenaron de tristeza—. No tengo duda con respeto a donde pueda estar.
—No te pongas triste. Los secretos de la vida son infinitos.
—Tu lema favorito.
—¡Exacto!
Cristine abrazó a su mejor amiga soltando un suspiro de alivio.
—¿Qué haría yo sin ti? Eres la hermana que nunca tuve —declaró con los ojos anegados en lágrimas.
—Lo sé. Y tú la mejor amiga que se puede desear —le correspondió Alisa el cumplido con sinceridad, pero al observar cierta melancolía en los ojos de su amiga, cambió con destreza el foco de la conversación—. ¿Qué opinas si dejamos el drama? —le pidió en tono alegre al tiempo que le secaba una lágrima que comenzaba a deslizarse por su mejilla—. Se me ocurre que podríamos hablar… ¿del baile? Acuérdate de que solo faltan veinte días.
—¡¿Solo?! Veinte días me parecen una eternidad. ¡Me muero de emoción! —exclamó Cristine con la mirada efervescente. De pronto, hizo una mueca de malestar y se tocó la cintura—. Si te soy sincera el vestido me aprieta un poco las costillas. Y estoy tan ansiosa por que llegue el día que no hago otra cosa que consumir carbohidratos y toneladas de azúcar. No sé cómo consigues ser tan comedida con la comida. Ojala fuera como tú. No es justo, tú nunca tienes hambre y yo constantemente.
—Eres perfecta tal y como eres, solo cuida un poco las calorías y no habrá problema —le aconsejó Alisa con prudencia.
—Acabas de hablar como tu madre. Desconozco cómo la aguantas. Solo aprueba los alimentos de color verde.
Alisa se tapó el rostro con las manos asintiendo con la cabeza y una risita alegre se escapó de sus labios.
—Dejemos la comida de lado —propuso Cristine—. Vamos a hablar de chicos. Alguno se fijará en nosotras, al fin y al cabo somos las flamantes debutantes de este año. Imagínate, la única hija del magnate farmacéutico Kelmed y la hermosa primogénita del embajador ruso en Paris. Todas las miradas de los asistentes estarán puestas en nosotras.