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La hija del mayordomo.

La hija del mayordomo.

K. Olivares

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Capítulo

Embárcate en un cautivador viaje a través del corazón de Alisson Moore en: La hija del mayordomo; una historia que te dejará sin aliento desde el primer instante. Con tan solo 14 años, Alisson se ve forzada a enfrentar la dolorosa pérdida de su madre y una mudanza que cambiará su vida para siempre. Pero lo que nunca imaginó es que en medio de la elegante y misteriosa atmósfera de Londres, descubriría el amor en los brazos de un hombre que despierta en ella un torbellino de emociones. Un irresistible griego de ojos grises, Ares Makris, entra en escena. Con una mirada penetrante y un magnetismo inigualable, Ares se convierte en la perdición de Alisson, desatando un torbellino de pasiones y desafíos que pondrán a prueba su resistencia. A medida que los años avanzan, el amor se entrelaza con el destino, tejiendo una red de intriga y romance que dejará a los lectores en vilo. ¿Podrá Alisson resistirse a los encantos de Ares Makris, o se verá arrastrada hacia un amor prohibido que desafiará todas las convenciones sociales? En "La hija del mayordomo", Alisson Moore y Ares Makris descubrirán que el camino del amor verdadero está lleno de obstáculos y revelaciones sorprendentes. ¿El paso de los años y el destino les jugarán a su favor o les arrastrarán a un torbellino de emociones impredecibles? Prepárate para sumergirte en una historia adictiva que te mantendrá en vilo hasta la última página.

Capítulo 1 Cambio de vida.

Dolor... es sorprendente como de un momento a otro el dolor nos golpea de forma inesperada; como podemos tener una vida perfecta y está de pronto verse arruinada por los giros del destino.

Muchas veces ni siquiera sabemos cómo sentirnos cuando debemos enfrentarnos a los cambios, a las sorpresas que nos aguarda la vida y que muchas veces pueden desgarrarnos por dentro.

Y todo es aún más difícil cuando debemos enfrentar la perdida de un ser querido y cambiar toda nuestra vida en consecuencia, sin saber cómo sentirnos al respecto.

Eso tuvo que enfrentar Alisson Moore, una niña llena de sueños, de metas cuya vida se vio sometida al cambio de forma repentina... sabía que todo sería un completo caos, colmado de dolor y frustración, de incertidumbre... lo supo en el instante en que observó como la tierra era arrojada sobre el féretro de su madre; mientras las lágrimas corrían sin cesar por sus mejillas, brotando de sus ojos cuál cascadas.

¿Por qué la vida tenía que ser tan injusta?, ¿por qué tenía que arrancarle la vida a su madre de esa manera?, ¿que iba a hacer ahora?, ¡por Dios! tenía tan solo 14 años cuando la desgracia golpeó a su puerta, obligándola a cambiar su vida por completo.

Tuvo que dejar atrás su hogar, su escuela, sus amigos... todo tal como lo conocía cambio, ¿por qué?, porque su madre se había marchado, porque ahora debía ir a vivir con un hombre que para ella era un completo desconocido: su padre. ¿Cómo establecería una vida con él cuando apenas y se conocían?. Todo fue un completo caos... ella lo sabía muy bien.

- Puedes acomodar tus cosas allí - indico el hombre, Richard; mientras señalaba un mueble donde ella podía guardar su ropa.

- Gracias - Respondió ella simplemente, mientras subía su maleta sobre la cama para comenzar a sacar sus cosas.

- Alisson, eres mi hija y solo deseo lo mejor para ti... se que no será fácil adaptarse... - siendo sincero, Richard no tenía ni idea de cómo tratar con una hija adolescente; no convivía con ella desde que tenía aproximadamente 2 o 3 años, cuando su esposa se marchó llevandosela con ella.

- Como sea - respondió la muchachita con desgano, dejando en claro que estaba allí por obligación no por deseos.

- Puedes conocer los alrededores. La cena de sirve a las 7- informo antes de salir de la habitación, dejando a la chica sola; está solo se dejó caer al suelo para comenzar a llorar una vez más. ¿Por qué la vida tenía que ser tan injusta?, ¿por qué había tenido que arrebatarle a su madre?. ¡Todo era tan injusto!, sentía que su mundo se estaba cayendo a pedazos...

Después de llorar por lo menos media hora, observo el reloj que estaba sobre la mesa de noche, marcando tan solo las 5:45 de la tarde, tenía mucho tiempo para explorar lo que ahora sería su nuevo hogar.

Se seco las lágrimas, se puso de pie y salió de los dormitorios de los empleados hacia el jardín, Dervexcrus Hall. Así se llamaba ese lugar, era una enorme villa de la época victoria de Londres, dividida en alas. Con una sección llamada Follyn dónde brillaba una gran jardín, un lago un el más hermoso de los miradores; sin mencionar la inmensidad de los terrenos que daban hacia el bosque.

¡Ese lugar era enorme!, le tomaría un tiempo acostumbrarse y memorizar las direcciones, la casa principal se dividía en 2 facciones notables, el edificio antiguo y el anexo moderno. Era simplemente indescriptible.

Alisson estaba caminando distraída cuando de pronto choco con alguien, cayendo de lleno al suelo.

- ¡Oh lo siento no te vi! - una voz masculina se apresuró a disculparse; mientras extendía su mano hacía ella.

Ella frunció el ceño, rechazando la ayuda al ponerse de pie.

- Yo tampoco estaba viendo por dónde iba - argumento mientras se sacudía los resto de polvo de su ropa, sin percatarse como el extraño la miraba completamente atontado. Finalmente sus ojos se clavaron en el desconocido; contemplando sus ojos azules y su cabello castaño claro pero sobre todo la cara de idiota con que la miraba - ¿ocurre algo? - preguntó arqueando una ceja. Preguntandose si abría algo mal con su aspecto.

- ¿Quien eres?, nunca te había visto por aquí - señaló el muchacho, que tendria unos 16 o 17 años cuando mucho.

- Soy Alisson. Acabo de mudarme con mi padre. Richard. El mayordomo - se presentó finalmente.

- Ohh así que eres la hija del mayordomo. Un places, soy Henry- extendí una vez más su mano hacia la muchacha, quien está vez si acepto estrecharla.

- ¿Solo Henry? - Indago ella, él la observo por unos segundos antes de dejar escapar un suspiro.

- Nieto del dueño - respondió finalmente - pero no tienes que ser extra educada ni nada por el estilo... - se apresuró a decir con un gesto nervioso.

- Tampoco pensaba serlo... mi padre es tu empleado, no yo... así que solo procuraré no cruzarme en su camino, joven Henry - esto último lo dijo con cierto tono burlón.

- En cambio yo si quiero seguir cruzandome en tu camino, Alisson la hija del mayordomo - respondió con clara coqueteria.

- Buena suerte con eso, Henry, nieto del dueño - se dió media vuelta despidiendose con un gesto de la mano - ya nos veremos... supongo - retomo su camino de regreso hacía las habitaciones destinadas a los empleados mientras que Henry la observaba con una gran sonrisa plasmada en su rostro.

- Creo... que me enamore de esa niña - se dijo a si mismo, sintiendo que sus mejillas ardían, claramente estaba sonrojado. No sabía porque pero Alisson había despertado su curiosidad. Sin duda esa niña sería alguien divertido de conocer, alguien con quién le fascinaría pasar el tiempo...

Con este pensamiento se adentro en la gran casa principal... tenía un plan en mente el cual debía llevar acabo de inmediato...

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