Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Destinada a mi gran cuñado
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
Demasiado tarde para arrepentirse: La heredera genio brilla
Novia del Señor Millonario
Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón
Una esposa para mi hermano
Mi esposo millonario: Felices para siempre
La heredera fantasma: renacer en la sombra
No me dejes, mi pareja
El destino es el camino mas traicionero de todos, te lleva a dónde quieres ir, te lleva a dónde perteneces, pero lo hace a través de los senderos más peligrosos. Y esta mañana cuando abrí los ojos, no lo recordaba.
La alarma sonó a las seis y media de la mañana, tan eficiente como siempre. Después de gruñir un par de veces, no tuve más remedio que abandonar la cama. Mientras yo tomaba una ducha matutina, Dylan aprovechó de revisar sus correos eléctricos pendientes y mientras él se duchaba, yo bajé para hacer café. Mientras la cafetera hacia su magia, repasé mentalmente mi itinerario del día.
En primer lugar debía comprar con carácter de urgencia un nuevo teléfono celular, teniendo en cuenta que mi anterior equipo acabó convertido en chatarra; después debería ir a la oficina de la agencia telefónica para intentar recuperar mi número. Y por último, pero no menos importante, debo buscar comunicarme con mi jefe para retomar mi trabajo cuanto antes.
Sirvo una taza de café, la primera de muchas que me esperan en el día, para empezar a preparar el desayuno. Saco de la despensa una mochila de pan, para tostar algunos mientras saco de la nevera lo necesario para preparar un omelette. Cuando casi todo está listo, Dylan entra a la cocina luciendo radiante. Va vestido con una camisa blanca, con las mangas dobladas al codo y un pantalón de lino negro; parece un galán de cine clásico. Su cabello cobrizo, aún húmedo y perfectamente peinado, se ve un poco más oscuro lo que hace resaltar el gris de sus ojos. Yo sonrío con amplitud cuando lo veo atravesar el umbral de la puerta; lo recibo con un beso en los labios y una taza de café.
—Veo que estás mejor— Me dice sonriente, mientras acepta mi taza de café.
—Cocinar me hace bien— Admito —Y definitivamente el mantenerme alejada de las noticias también.
Dylan toma asiento en uno de los bancos de metal que están frente a la isla de la cocina y le da un sorbo al café.
—Es nornal que los medios especulen, Elizabeth— Deja nuevamente la taza sobre la isla —Todo el mundo tiene una versión de cada hecho, la versión que les interesa. Tú lanzaste tu ensayo, a algunos les encantó y otros simplemente te critican en internet; con el incidente de ayer pasa exactamente lo mismo, algunos creerán que fue tu culpa y otros no. Tienes que estar preparada para todo.
Aprieto mis labios formando una línea recta y asiento una vez, antes de tomar un sorbo de café. Dije que a partir de hoy vería las cosas con perspectivas diferentes y es justo lo que voy a hacer.
—Tienes razón, Dylan. Sencillamente me molesté que hicieran ver que yo era el problema.
Dejo sobre la isla dos platos de comida, Dylan me agradece con un gesto y yo me dispongo a sentarme frente a él.
—Buen provecho — Digo tomando una rebanada de pan tostado —Por eso quiero hablar con mi jefe, William debe estar preocupado y sobre todo en ascuas; necesito recuperar mi número, llamarlo y explicarle cómo exactamente están las cosas— Doy una mordida al pan y después de tragar digo —¿Hablaste con tu papá?
—Hablé con Dominic. Estaba impactado cuando vio la noticia. De hecho, fue él quien me sugirió lo de tener custodios a partir de ahora.
Yo dejo de masticar cuando las palabras de Dylan caen sobre mi como un balde de agua fría «¿por qué Dominic Platt tiene que decir lo que es bueno o no para nosotros?» Dejo el pan sobre la mesa, limpio mis manos para tomar la taza de café.
—¿Desde cuándo ese señor tiene el derecho de decidir algo para nosotros? Es tu jefe, no el mío.