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Juanita La Larga

Chapter 9 No.9

Word Count: 1199    |    Released on: 30/11/2017

resión de sus deslices juveniles, era además, una matrona llena de discreción y de juicio, y sabía que el mencionado refrán se equivocaba a menudo. Para ella, en e

si Juanita acertaba a ser rígida sin disgustar y ahuyentar al pretendiente, pero sin otorgarle tampoco el menor favor de importancia antes que el cura diese en la iglesia el pasaporte para los favores, convirtiéndolos en actos de deber y cargas de justicia, harto posible era que don

venir a su casa para probarse la primera camisa, porque cuando estuviese medio hecha o hilvanada se la enviaría para la prueba, le convidó a que algunas noches, de nueve a once, cuando no tuviese nada mejor que hacer, viniese, sí quería, un rato de tertu

usted de mal humor, podemos echar juntos cuatro o cinco manos de tute, que yo sé que a usted le agrada. A mí me agrada también, pero mi mala suerte y mis cortos medios no

cuando; al cabo de poco tiempo, todas las noches. Casi siempre jugaba al tute y perdía. Sus pérdidas podían

don Paco quedó muy satisfecho. En la vida s

e él recibía, un par de botones preciosos de plata sobredorada que mercó en la tienda del Murciano, tienda bien abastecida, y donde, según dicen por allí, había de cuanto Dios crió y de cuanto puede imaginar, forjar, tejer y confeccionar la industria humana: naipes, fósforos, telas de se

rdado; pero, sin suspenderlos, solía tomar parte en la conversación del modo más agradable. Nadie venía a interrumpir

uanita, en el otro extremo de la sala donde ella cosía, y ambos cuchicheaban con mucha animación y en voz tan baja, que don Paco no podía pes

uana le jugaba un oro y él tenía el as o el tres, se lo guardaba y no lo echaba. Así es que las noches en que venía

presente. Don Pablo no hallaba modo de hablar a solas con Juanita, ni de aba

nita, esta le contestó alto, haciendo la conve

e obligase a entretener a la madre, hablando o jugando al tute con ella; pero Anto?uelo

dose. Pero ya había tomado la maldita costumbre de ir, y todas las noches, si lo retardaba algo, empezaban al toque de ánimas a hormiguearle y b

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