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Mi primera vez
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Capítulo

RELATOS CORTOS. ¿Cómo alguna vez llegaste a imaginar tu primera vez? ¿Tu primer amor, esa pequeña ilusión? Como mujeres muchas veces nos enfocamos tanto en lo romántico, lo bonito, lo cariñoso, que nos olvidamos de lo que es realmente real, lo que muy a pesar del placer que llegamos a sentir, sufrimos tanto mental como físicamente, es cierto que el placer recompensa el dolor, pero la única verdad, es que muchas veces esa primera vez no es como las novelas románticas, no es solo deseo y amor... a veces es simplemente una irónica fantasía dolorosa. Una recopilación de varias teorías sobre la primera vez, lo que algunas sentimos realmente, lo que otras vivimos y experimentamos, pero a fin de cuentas, siempre será enfocado en lo real, y jamás será como en las novelas.

Capítulo 1 Mi primera vez

Considero que todas las mujeres en nuestra etapa de vida pasamos por momentos de dudas, de muchas incógnitas acerca de ¿Cómo será nuestra primera vez?, algunas nos imaginamos ese momento como único, placentero, con rosas, besos, caricias y mucho amor, otras lamentablemente no cuentan con esa suerte, pues su primera vez se resume a un momento de tortura y sufrimiento, algunas lo disfrutan, sin mucho dolor y más placer, sonrisas, pasión y goce, ¡Y claro! Llegamos a mí, a la única realidad que pocas se atreven a contar.

La verdad es que la primera vez no es exactamente como lo vemos en algunas películas, en donde la protagonista es desvestida por su pareja (Bueno quizás esto sí es cierto) y entre besos y caricias es penetrada sin dolor, sin sangrado, sin un mínimo quejido, créanme eso es totalmente falso; cuando hablamos de una primera vez es porque jamás en nuestras vidas nos hemos dejado ni tocar ni penetrar por nadie, es decir, te encuentras realmente cerrada en todo su sentido de palabra, y hago mucho hincapié en esto, debido a que existen mujeres que dicen tener su primera vez, luego de haberse dejado incluso penetrar con el dedo, ¡Sí! Eso ya es parte de la penetración.

Cuando realmente estamos seguras de querer hacerlo, siempre existe ese miedo, ese temor a pensar si de verdad estaremos haciendo lo correcto, y tenemos esa batalla constante por unos minutos con nuestros compañeritos, el señor diablo y el señor ángel en nuestros hombros, uno que te dice que si es el momento, que debes cumplirle a tu cuerpo, a tu deseo y que no sirve de nada seguir esperando si en algún momento igual lo harás, y por otro lado, tienes esa luz interior que te habla sobre lo bonito de perder tu virginidad con alguien a quien realmente ames, y con quien realmente sepas que pasaras la mayor parte de tu vida, que debes pensarlo muy bien porque te desprenderás de lo más lindo que tienes como mujer, el ser pura en cuerpo...

¡Pero normalmente te gana el pecado!

En mi vida he tenido dos recuerdos realmente traumantes, uno donde le hice caso a mi demonio interno y otro donde decidí ignorarlo y esperar por lo que me decía mi ángel, y creo que ninguno de los dos me fue de ayuda.

En el momento que decidí pecar, y déjame llevar por lo que me decía mi pequeño amigo el diablillo, me di cuenta de que era la persona más cobarde del mundo – Si, así mismo como lo pueden leer –

Según mis expectativas, debía ser algo rápido, sin mucho drama y complicación, más sin embargo no llegue ni a probar un poco de ese drama, simplemente me dio miedo, un pánico me invadió por completo y ya estando desvestida dije las palabras mágicas – No puedo –

Tal vez no era la persona ni el momento correcto, quizás si debía saber esperar con paciencia – Eso me dije muchas veces hasta creérmelo – y claro es que solo yo debía creérmelo pues mi compañero como es de esperarse, quedo totalmente insatisfecho y molesto, aunque no me importó en lo absoluto lo que pensara o comentará, quizás si fui egoísta, pero, sentí que era mi decisión y la verdad es que no me encontraba preparada aun en ese entonces.

Tuvieron que pasar dos años más para que pudiera intentarlo de nuevo, en esta oportunidad me había enamorado perdidamente de una persona, alguien que no solo se había ganado mi corazón sino también ese deseo interno que no sentía desde hace mucho tiempo... una persona que lograba alegrar mi día con solo enviar un mensaje de texto, él conseguía sacarme una sonrisa sin siquiera preocuparse en hacerlo; de verdad que si lo amaba.

Habíamos hablado muchas veces sobre el tema, pues aun para la edad que ya tenía era extraño ser virgen, no era tan mayor, pero con 23 años tampoco era una adolescente... Muchas veces le hice saber mi deseo al estar con él, pues mi cuerpo me lo pedía a gritos, a veces sentía que él decidía por mí, y es que sudaba frío, sentía mucho deseo y soñaba mucho con él, pero no eran típicos sueños, eran sueños húmedos, esos donde de verdad sientes su respiración por tu cuerpo, que corre desde tu cuello hasta tu abdomen, acompañados de besos y caricias mínimas con los dedos que dan cosquillas y a la vez escalofríos.

Y así fue como decidimos matar esas ganas que nos estaban consumiendo en una gran cantidad de deseo.

Pero algo paso...

Siempre pasaba algo en realidad.

Un día debía llegar de viaje, y él nunca apareció.

Pasaron semanas, y esas semanas se convirtieron en un mes, unos días más tarde escribió para disculparse, pero ya todo en el interior estaba muerto, él lo había asesinado, lo había enterrado, y no fue un entierro bien hecho, pues aún lo seguía amando como la primera vez, pero al fallarte tantas veces, aprendes que no puedes perdonar esa misma cantidad de fallas.

Simplemente te cansas de ser lastimada y vuelves a sonreír, te levantas, te maquillas, eres hermosa de nuevo y sales a brillar como siempre debiste hacerlo.

Esa gran falla me enseño muchas cosas con relación al amor, y al tiempo que me estaba perdiendo, lo que no disfrutaba y lo que me faltaba por conocer de la vida, y sus maravillosas oportunidades, así fue como conocí a un chico en una de tantas salidas y borracheras, alguien que logro alimentar de nuevo ese apetito sexual que había dejado atrás, pero solo eso logro en mí, un deseo carnal y nada más.

Un día salimos a tomar unos tragos junto a otros amigos, luego ya más tarde en la noche decidimos ir a su apartamento, allí estuvimos solos, colocando música y tomando algunos tragos mientras seguíamos conversando, pero claro que los dos sabíamos lo que queríamos, la única diferencia entre él y yo, era que él ya tenía experiencia y yo aún era una pequeña aprendiz con solo la teoría y nada de práctica.

Luego de una botella entera, nos comenzamos a besar y posteriormente me cargo hasta su habitación, allí nos desvestimos rápidamente pues ambos estábamos ansiosos de lo que vendría luego de ese paso, y fue allí cuando recordé nuevamente que aún era virgen, pues cuando intento penetrarme me detuve, y quede de nuevo fría como un pedazo de hielo seco.

¡Claro que se sorprendió! Y realizo la gran pregunta que no quería escuchar - ¿Eres virgen? – no tiene idea de lo chocante, pedante e incómoda que se vuelve esa pregunta en ese momento, y no sabes qué cara colocar, no sabes cómo reaccionar, incluso... no sabes cómo responder con un simple – Si –

Pero él lo tomo más a favor, y uso la frase que ya había escuchado antes – Déjame ser el primero en tu vida –

De verdad lo digo con toda franqueza, esa frase suena hasta ridícula en estos tiempos.

Sin tanto preámbulo me hizo un oral, el mejor de mi vida puedo afirmar ahora que tengo más experiencia, ¡Sí que fue excitante! Él tocó cada punto correctamente donde correspondía, me hizo gemir, gritar, desearlo con solo jugar un poco con su lengua, y lo puedo decir con firmeza – Mis respetos para esa boquita – luego me sorprendió a mí con un pequeño frasco que saco ¡Lubricante con sabor a uva!

Si admito que quizás mi expresión no fue nada normal, pero ayudo mucho, pues realmente si estaba muy cerrada, y aunque mantenía las ganas de hacerlo con él, mi cuerpo no se adaptaba aún a la idea de que él era quien ocupaba el lugar, de otras manos que me habían acariciado hace algún tiempo. Me costó un poco sacar de mi cabeza a quien aún amaba en un momento en el que no debía ni pensar en él, y cuando sentí que lo logré, le dije – Bien hagámoslo, estoy lista –

Es increíble realmente como te imaginas ese momento, y cuando llega y lo estás viviendo todo es totalmente diferente, en todo sentido de su gran palabra.

Estuve mirando su rostro mientras me besaba e intentaba penetrarme lento, y debo confesarles que duele más de lo que pueden imaginar, no sé si es porque te concentras tanto en eso, que lo haces más dramático de lo que es, o solo por el hecho de que realmente si es doloroso, estuvimos alrededor de tres horas intentándolo debido a que me dolía demasiado, yo literalmente estaba cerrada. Lo intentamos en muchas posiciones y en todo el resultado era el mismo, y de momento nos dimos cuenta de que si había penetrado poco, pero aún faltaba, fue allí cuando opte por mi última opción, tal vez no fue la mejor, pero funcionó.

Volví a su recuerdo, y su cara era la única que veía, cerré mis ojos y escuchaba en mi cabeza claramente, su voz aun diciéndome que me amaba, y en un segundo logro entrar por completo ¿Dolió? Claro que dolió, sufrí más que nunca en mi vida, pero debo admitir que cada segundo de agonía valió la pena, debido a que el placer que luego sientes, lo recompensa todo, y llega un punto en el que sientes que eres adicta a eso, a sentir placer constante, y darte cuenta de que la primera vez no es quizás el más romántico y bello momento que muchos piensan, pero luego de experimentarlo, tu cuerpo te lo agradece cada día de lo que reste de tu vida.

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