Lo Siento Hijo Mío

Lo Siento Hijo Mío

Gavin

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El aire en el panteón era denso, cargado de tristeza, mientras sostenía entre mis manos la pequeña urna de Leo, lo único que quedaba de mi hijo de seis años. Fue allí, en medio de mi desolación, buscando el consuelo de mi esposa Sofía, que la encontré, no llorando a nuestro hijo, sino riendo en un rincón apartado con Ricardo, su "amor platónico" de la universidad. Me oculté, y las escuché: Sofía renegaba de Leo, lo llamaba un "accidente" y una "ruina" para sus mejores años, y lo peor, revelaba que no lo había llevado al extranjero para salvarlo, sino para someterlo a lo que ella burdamente llamó "eutanasia" para estar "libre, sin ataduras" con Ricardo. Mi campeón, mi pequeño Leo, no había luchado en vano por su vida, solo para ser sacrificado por el egoísmo de su propia madre, quien además me despreciaba y me veía como un "bueno para nada", una carga. El impacto de esta verdad monstruosa destrozó lo que quedaba de mí, transformando mi dolor en una furia helada. No era suficiente con huir, la justicia para Leo exigía una venganza que ni Sofía ni Ricardo jamás olvidarían.

Introducción

El aire en el panteón era denso, cargado de tristeza, mientras sostenía entre mis manos la pequeña urna de Leo, lo único que quedaba de mi hijo de seis años.

Fue allí, en medio de mi desolación, buscando el consuelo de mi esposa Sofía, que la encontré, no llorando a nuestro hijo, sino riendo en un rincón apartado con Ricardo, su "amor platónico" de la universidad.

Me oculté, y las escuché: Sofía renegaba de Leo, lo llamaba un "accidente" y una "ruina" para sus mejores años, y lo peor, revelaba que no lo había llevado al extranjero para salvarlo, sino para someterlo a lo que ella burdamente llamó "eutanasia" para estar "libre, sin ataduras" con Ricardo.

Mi campeón, mi pequeño Leo, no había luchado en vano por su vida, solo para ser sacrificado por el egoísmo de su propia madre, quien además me despreciaba y me veía como un "bueno para nada", una carga.

El impacto de esta verdad monstruosa destrozó lo que quedaba de mí, transformando mi dolor en una furia helada. No era suficiente con huir, la justicia para Leo exigía una venganza que ni Sofía ni Ricardo jamás olvidarían.

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