La Hacienda de los Secretos Muertos

La Hacienda de los Secretos Muertos

Gavin

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Capítulo

Volví a casa de la feria de artesanías, con el corazón lleno de ansias por abrazar a mi hija, Lupita. Nuestro hogar, la hacienda, debería haber sido un refugio de paz. Pero un silencio anormal y pesado me recibió. Mi esposo, Mateo, emergió de la capilla, con un rostro helado, confesando que Lupita estaba siendo "castigada". La encontré en el sótano, rígida, azul. Muerta. Mi grito de dolor se ahogó en el horror. ¿Cómo pudo nuestro propio padre hacer esto? Pero el infierno no acabó ahí. Lo encontré con su prima Camila, besándose sobre el altar, su devoción falsa. En el funeral de nuestra pequeña, él la consolaba públicamente, mientras el mundo me juzgaba a mí, la madre fría. Luego, intentaron profanar sus cenizas, quemándolas en un ritual macabro para "salvar" a su hijo. ¿Cómo pude ser tan ciega? Mi vida, mi amor, mi hija... todo era un sacrificio por una obsesión ajena, una mentira construida sobre una devoción retorcida. La inocencia de Lupita fue aniquilada por la locura de un hombre y la crueldad de una manipuladora. Decidí esfumarme, fingiendo mi propia muerte para escapar de aquel infierno. Pero dos años después, él me encontró, arrastrando consigo cenizas y revelando un horror aún mayor: había purificado "nuestro amor" aniquilando a quienes se interponían. Ya no había vuelta atrás: era hora de que el monstruo pagara por sus crímenes.

Introducción

Volví a casa de la feria de artesanías, con el corazón lleno de ansias por abrazar a mi hija, Lupita.

Nuestro hogar, la hacienda, debería haber sido un refugio de paz.

Pero un silencio anormal y pesado me recibió.

Mi esposo, Mateo, emergió de la capilla, con un rostro helado, confesando que Lupita estaba siendo "castigada".

La encontré en el sótano, rígida, azul.

Muerta.

Mi grito de dolor se ahogó en el horror.

¿Cómo pudo nuestro propio padre hacer esto?

Pero el infierno no acabó ahí.

Lo encontré con su prima Camila, besándose sobre el altar, su devoción falsa.

En el funeral de nuestra pequeña, él la consolaba públicamente, mientras el mundo me juzgaba a mí, la madre fría.

Luego, intentaron profanar sus cenizas, quemándolas en un ritual macabro para "salvar" a su hijo.

¿Cómo pude ser tan ciega?

Mi vida, mi amor, mi hija... todo era un sacrificio por una obsesión ajena, una mentira construida sobre una devoción retorcida.

La inocencia de Lupita fue aniquilada por la locura de un hombre y la crueldad de una manipuladora.

Decidí esfumarme, fingiendo mi propia muerte para escapar de aquel infierno.

Pero dos años después, él me encontró, arrastrando consigo cenizas y revelando un horror aún mayor: había purificado "nuestro amor" aniquilando a quienes se interponían.

Ya no había vuelta atrás: era hora de que el monstruo pagara por sus crímenes.

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