La Hacienda de los Secretos Muertos

La Hacienda de los Secretos Muertos

Gavin

5.0
calificaciones
28
Vistas
11
Capítulo

Volví a casa de la feria de artesanías, con el corazón lleno de ansias por abrazar a mi hija, Lupita. Nuestro hogar, la hacienda, debería haber sido un refugio de paz. Pero un silencio anormal y pesado me recibió. Mi esposo, Mateo, emergió de la capilla, con un rostro helado, confesando que Lupita estaba siendo "castigada". La encontré en el sótano, rígida, azul. Muerta. Mi grito de dolor se ahogó en el horror. ¿Cómo pudo nuestro propio padre hacer esto? Pero el infierno no acabó ahí. Lo encontré con su prima Camila, besándose sobre el altar, su devoción falsa. En el funeral de nuestra pequeña, él la consolaba públicamente, mientras el mundo me juzgaba a mí, la madre fría. Luego, intentaron profanar sus cenizas, quemándolas en un ritual macabro para "salvar" a su hijo. ¿Cómo pude ser tan ciega? Mi vida, mi amor, mi hija... todo era un sacrificio por una obsesión ajena, una mentira construida sobre una devoción retorcida. La inocencia de Lupita fue aniquilada por la locura de un hombre y la crueldad de una manipuladora. Decidí esfumarme, fingiendo mi propia muerte para escapar de aquel infierno. Pero dos años después, él me encontró, arrastrando consigo cenizas y revelando un horror aún mayor: había purificado "nuestro amor" aniquilando a quienes se interponían. Ya no había vuelta atrás: era hora de que el monstruo pagara por sus crímenes.

Introducción

Volví a casa de la feria de artesanías, con el corazón lleno de ansias por abrazar a mi hija, Lupita.

Nuestro hogar, la hacienda, debería haber sido un refugio de paz.

Pero un silencio anormal y pesado me recibió.

Mi esposo, Mateo, emergió de la capilla, con un rostro helado, confesando que Lupita estaba siendo "castigada".

La encontré en el sótano, rígida, azul.

Muerta.

Mi grito de dolor se ahogó en el horror.

¿Cómo pudo nuestro propio padre hacer esto?

Pero el infierno no acabó ahí.

Lo encontré con su prima Camila, besándose sobre el altar, su devoción falsa.

En el funeral de nuestra pequeña, él la consolaba públicamente, mientras el mundo me juzgaba a mí, la madre fría.

Luego, intentaron profanar sus cenizas, quemándolas en un ritual macabro para "salvar" a su hijo.

¿Cómo pude ser tan ciega?

Mi vida, mi amor, mi hija... todo era un sacrificio por una obsesión ajena, una mentira construida sobre una devoción retorcida.

La inocencia de Lupita fue aniquilada por la locura de un hombre y la crueldad de una manipuladora.

Decidí esfumarme, fingiendo mi propia muerte para escapar de aquel infierno.

Pero dos años después, él me encontró, arrastrando consigo cenizas y revelando un horror aún mayor: había purificado "nuestro amor" aniquilando a quienes se interponían.

Ya no había vuelta atrás: era hora de que el monstruo pagara por sus crímenes.

Seguir leyendo

Otros libros de Gavin

Ver más
La Dignidad no se Vende

La Dignidad no se Vende

Romance

5.0

Mi casa en Triana, que olía a jazmín y a melancolía, estaba a punto de perderse. Con solo dieciocho años y un título de diseño recién empezado, sentí el peso de las deudas de mi padre muerto. La oferta llegó como un salvavidas: acompañar a Ricardo Vargas, un constructor poderoso y enigmático. El "acuerdo" era claro: él salvaría mi hogar, yo sería su compañera discreta. Casi creí que el dinero me había traído un amor inesperado, confundiendo su opulencia con cariño, su posesividad con protección. Pero entonces, apareció Carmen Sandoval, su exnovia. Me citó en un hotel de lujo y, con desprecio, me ofreció tres millones de euros para desaparecer. Ella era su "costumbre favorita", y yo, solo un insecto. Para probarlo, hicimos una cruel prueba con mensajes a Ricardo. El suyo fue respondido con preocupación, el mío, con un frío "Espero no sea grave. Estoy ocupado". Ella sonrió. "¿Ves? No eres nada para él". Me reveló que todos los gestos grandiosos de Ricardo -los jazmines, Noruega- eran réplicas de lo que había hecho por ella. Solo era una sustituta, un eco. La indignidad se volvió insoportable. Un día, Carmen rompió el broche de mi abuela y me acusó de agredirla. Ricardo, sin dudarlo, me encerró en el sótano frío y húmedo, donde casi muero de frío. La humillación final llegó cuando, en una fiesta, él volvió a negarme públicamente. Me trató como un objeto, un insignificante estorbo para el juego de sus celos. ¿Cómo pude ser tan ciega, tan ingenua? El dolor era insoportable, la traición palpable. Me había vendido por una falsa seguridad, por un puñado de billetes. ¿Era mi dignidad el precio? ¿O algo más valioso aún? Pero al despertar del delirio, solo quedó una determinación fría. ¡No más! Era hora de despertar. Con los tres millones de euros de Carmen y una beca para Roma, cortaría todas las ataduras. Mi propio cuento de hadas no necesitaba un príncipe tóxico. Estaba lista para mi verdadera vida.

Quizás también le guste

La Esposa Virginal del Alfa

La Esposa Virginal del Alfa

Baby Charlene
4.9

EXTRACTO DEL LIBRO. "Quítate la ropa, Shilah. Si tengo que decirlo de nuevo, será con un látigo en la espalda", sus frías palabras llegaron a sus oídos, provocando que le recorriera un escalofrío por la espalda. La chica sostuvo su vestido con fuerza contra su pecho, sin querer soltarlo. "Soy virgen, mi rey " su voz era demasiado débil para decir con claridad las palabras, que apenas se escucharon. "Y tú eres mi esposa. No lo olvides. Te pertenezco desde ahora y para siempre. Y también puedo optar por poner fin a tu vida si así lo quieres. Ahora, por última vez, quítate la ropa". * * Shilah era una joven que provenía de los hombres lobo, también conocidos como los pumas. Creció en una de las manadas más fuertes, pero desafortunadamente, no tenía habilidades de lobo. Ella era la única de su manada que era un lobo impotente y, como resultado, su familia y otros siempre la intimidaban. Pero, ¿qué sucede cuando Shilah cae en manos del frío Alfa Dakota, el Alfa de todos los demás Alfas? También era el superior y líder de los chupadores de sangre, también conocidos como vampiros. La pobre Shilah había ofendido al rey Alfa al desobedecer sus órdenes y, como resultado, este decidió asegurarse de que ella nunca disfrutara de la compañía de los suyos al tomarla como su cuarta esposa. Sí, cuarta. El rey Dakota se había casado con tres esposas en busca de un heredero, pero había sido difícil ya que solo dieron a luz niñas: ¿Era una maldición de la diosa de la una? Era un rey lleno de heridas, demasiado frío y despiadado. Shilah sabía que su vida estaría condenada si tenía que estar en sus brazos. Tanbíen tenía que lidiar con sus otras esposas aparte de él. Ella fue tratada como la peor de todas, ¿qué pasaría cuando Shilah resulta ser algo más? ¿Algo que nunca vieron?

Capítulo
Leer ahora
Descargar libro