— ¡Date prisa Isa!, los chicos nos están esperando. — oigo gritar a Tania desde abajo.
— Ya casi estoy lista beba, en un minuto bajo. — contesto mientras termino de pintar mis labios y chequeo mi cabello. Decidí dejarlo suelto esta vez, para darle un toque de naturalidad y elegancia a mi look.
Miro mi reflejo en el espejo, lo examino a detalle. Mi vestido beige es ceñido al cuerpo, un poco sobre las rodillas, dejando entrever una pequeña parte de mis muslos; unos tacones cerrados de color rojo completan mi atuendo. Me aseguré de que estuviera todo en su lugar, ajustando cada detalle para que se vea perfecto.
Decido aplicar solo un poco de rímel en mis pestañas, dejando como protagonista a mis labios, los cuales lucen de un tono rojo intenso. Busco en mi cofre donde guardo mis prendas, unos aretes con detalles en rojo y una collar fino, de oro, con un dije en forma de lágrima en color rojo. Quería que cada detalle se complementara, para darle armonía a mi apariencia.
Le doy una sonrisa a mi reflejo. Hacía algunos meses que solo iba de mi casa al trabajo y viceversa, por lo que estoy por salir a una cita doble con mi mejor amiga Tania, su novio Ryan y el amigo de este, Willian.
Bajo las escaleras y mi amiga da saltos de emoción al verme. Me siento halagada al escuchar sus palabras:
— Estás preciosa, Isa, a Will se le caerá la baba al verte — dice, mientras me guiña un ojo.
Suelto una risa mientras la abrazo, definitivamente, nunca cambiará. Aunque dejo de lado el regaño, para no empañar la noche; ya me había acostumbrado a sus locuras.
— Siempre buscando que tenga novio — digo entre suspiros.
— No tiene nada de malo, además, ya han pasado años desde… —intentó consolarme mi amiga, pero la interrumpo antes de que pueda mencionarlo.
Mi rostro se tensa y hago todo lo posible por no recordar. Sin embargo, esos ojos café en los que tantas veces me perdí se infiltran en mi mente. La voz de mi amiga me devolvió a la realidad.
— Disculpa, tita, no quise hacerte pensar en él — dice, tomando mis manos con ternura.
— Lo sé, beba. Ya no debería afectarme su recuerdo — susurro, tratando de convencerme a mí misma.
— Bueno, ya olvidemos eso y vamos a divertirnos, ¿sí? Nada de tristeza hoy. — insiste Tania, decidida a cambiar el rumbo de nuestros pensamientos.
— Sí beba, tienes razón — reconozco, mientras con el dorso de mi mano recojo una lágrima solitaria que traicioneramente había rodado por mi mejilla.
— Tranquila — dice y me lleva de la mano hasta el sofá, dónde nos sentamos para esperar a los chicos.
Tania intenta animarme contándome lo pesado que se había puesto su jefe con un informe que le pidió entregar.
— Te juro que quería ahorcarlo — suelta, tratando de arrancarme una sonrisa.
No puedo evitar reír por su comentario. Conocía muy bien a su jefe y sabía lo insoportable que podía llegar a ser, especialmente cuando se acercaba el momento de las juntas ejecutivas. Tania trabaja en una empresa publicitaria como asistente del jefe de puntos de ventas.
Con cada risa, siento cómo la tristeza se aleja un poco más.
Nos encontramos relajadas cuando escuchamos el timbre, anunciando la llegada de Ryan y su amigo Will.
— Mi vida, te extrañé — le dice Ryan a mi amiga apenas esta abre la puerta, y acerca sus labios a los de ella.
Trato de evitar verlos juntos y mis ojos se posan en Will. Posee una estatura que sobrepasaba la media, haciéndolo destacar entre la multitud. Su rostro, de rasgos armoniosos, era enmarcado por una melena de cabello castaño oscuro que caía con naturalidad. Pero eran sus ojos verdes, brillantes como esmeraldas, los que cautivaban a quien se atreviera a mirarlos. Una combinación irresistible de encanto y atractivo físico. Él al percatarse que lo observó me sonríe.
Ryan nos mira por un instante y decide presentarnos.
–Isa, él es Willian...
Me da un beso en la mejilla y luego dice — Gusto en conocerte hermosa — su voz es profunda y serena. Además su gesto me enternece.
— El gusto es mío William — le devuelvo amablemente
— Puedes decirme Will — dice, mientras me guiña un ojo.
Tania tiene una sonrisa de oreja a oreja y una mirada pícara que me hace reír.
Juntos nos dirigimos hacia el restaurante que Ryan había reservado previamente. Llegamos y todo lucía ameno y tranquilo. Charlamos un poco, cuando de pronto Tania interrumpe la conversación con la intención de hacer sentir incómodo a Will.