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Esposo Despiadado.

Esposo Despiadado.

Lily Arzola

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Capítulo

Vera McCain y Sebastián Diventy se han casado por dinero, pero a pesar de eso Vera tuvo una pequeña esperanza en que su matrimonio funcionaría, pero al final por el carácter de su esposo y el abandono que sufre, Vera quiere el divorcio. Sebastián no está dispuesto a dejar ir a Vera, puesto que esta perdidamente enamorado de la joven, que quiere ser bailarina. Vera tratará de salir del matrimonio con el millonario, pero Sebastián utilizará todo su dinero e influencias para poder retener a su amada esposa. Sebastián y Vera se verán envueltos en una historia de amor ardiente, lleno de deseo y peligro. ¿Puedes retener un amor después de haberlo arruinado?

Capítulo 1 1

–¡Quiero el divorcio! -Le grité en la cara a mi esposo. No lo soportaba más, odiaba con todas mis ganas a mi esposo. Aquel hombre buen mozo que estaba parado frente a mí con un cigarro en medio de sus dedos. Era el peor hombre que me había topado en la vida.

–¿Qué quieres que? –Preguntó el hombre de ojos verdes, mientras frunce sus labios rojo cereza.

–¿Acaso estás sordo? –Le volví a repetir con fuerzas mientras sostenía el anillo que me dio cuando nos casamos. –Quiero el divorcio. No puedo soportar más tu indiferencia, tus malos tratos y estoy cansada de ver tu cara.

¿Pero cómo alguien podía estar cansada de ver una cara tan hermosa como la de Sebastián? Es lo que me preguntaban muchas personas. Incluso recuerdo las caras de sorpresa de mis mejores amigas, cuando les dije que ya no podía continuar con mi matrimonio. Sus fundamentos eran que era un hombre con mucho dinero y poder en el país, mientras que muchas mujeres deseaban tenerlo en sus camas como un amante. Y para ser sincera, sabía que era un hombre apasionado en la cama, pero como esposo era el peor.

El hombre alto y de hombros anchos termina su cigarro con elegancia, para tirarlo en el suelo y caminar lentamente hacía mí. Yo trago saliva nerviosa, ya que no puedo negar que es realmente inquietante ver su agresividad al caminar, o al hacer todo lo que Sebastián hacía. Al posarse enfrente mío, toma con rudeza mi barbilla, para acercarme a él mientras nuestra diferencia de alturas es bastante evidente. El joven de 27 año sonríe mientras lame sus labios.

–Cariño, ¿quién te crees para ser la persona que decida cuando nos divorciaremos? –Yo pongo fuerza contra sus manos para alejarlo de mi barbilla.

–Solo hicimos esto por dinero, no tenía por qué ser por amor. Ahora que has conseguido lo que quisiste siempre, un nombre en una de las empresas más grandes del país. Así que es tiempo que me dejes ir. –Yo misma ya me había convencido de alejarme de él, así que arme mis maletas y sin decirle, un auto ya me estaba esperando debajo de su imperio, para regresar a la casa de mis padres. Pero cuando estoy a punto de caminar hacía la puerta, agresivamente el hombre que se hace llamar mi marido, me toma entre sus brazos aferrándose con fuerza a mí. Yo no podía comprender lo que estaba pasando, ya que me él me abrazo a su cuerpo con tal fuerza, que no sabía si quería matarme o abrazarme con fuerza. Al final pude notar que me abrazó, definitivamente no quería matarme. De pronto sus labios rojos se aferraron a los míos, dándome un beso que dolió bastante. Al principio, quise mantenerme dura y firme, a no caer a sus encantos de hombre millonario con look de semental. Pero al final del día era una mujer, y no pude contenerme, dejando entrar a mi boca su lengua sabor a menta, mientras el olor de su perfume inundaba mi nariz.

Mi esposo era un increíble besador, tanto que mis piernas me temblaban cual fideos mojados mientras intentaba poner en mi mente, todo el odio que le tenía. Nuestra historia comenzó por dinero, pero muchas cosas pasaron en nuestro camino. Yo tenía que salir de este matrimonio, ya que era muy infeliz. Mi sueño real era ser una de las mejores bailarinas de todo Londres, pero mi carrera se vio detenida al casarme con uno de los magnates más ricos de Inglaterra.

De pronto siento como sus manos largas se pasan por mi cuerpo, encontrando una silueta que se podía ver bastante, ya que era muy delgada y con una buena postura. Al final sus manos peligrosas terminan muy cerca de mi feminidad, que está bastante excitada por cada toque que me hace. Pero después recuerdo lo solitario que es ser la señora Diventy, así que lo empujo con fuerza, no antes de morder su labio inferior y hacer que la sangre escandalosa saliera de su labio.

–¡Maldición! –Dijo el ojiverde molesto al ver su labio sangrar.

–Solo déjame ir Sebastián, no confundas más esto que tenemos. –Intente irme una vez más, pero como mi primer intento, este también fue fallido. Sebastián me toma del brazo con fuerza, apretándome lo suficiente para que queden marcas en mis brazos.

–No hermosa, déjame aclararte lo que se tiene que hacer. –Me acerca a su cara, que es completamente bella y bien hecha. Los padres de Sebastián eran la perfecta familia italiana, con unas cabelleras rubias y narices perfectas, tanto que Sebastián tomo toda su genética y la convino para ser un hombre perfecto, sino fuera por su carácter de mierda. –Se que este matrimonio fue por dinero, pero cuando dije que "sí" en la iglesia ante Dios, supe que quería estar a tu lado toda mi vida. –Remarca con fuerza. –Seas infeliz o feliz al lado mío me da igual, pero no te dejaré ir nunca. –Sus palabras parecían serías, era como si en verdad hubiera jurado ante Dios, que íbamos a estar juntos. –Puede que sea un cabrón con un carácter de mierda. –Se refiere a él mismo. –Pero tengo que decirte, que soy un maldito ególatra y no quiero verte con nadie más que no sea yo. –De pronto, toma con su mano mi cabellera, no lastimándome como se pensaría, sino solo demostrándome que era agresivo. Me acercó más a su cara, así que lo mire a los ojos incrédula. –No soportaría verte follar con otro hombre, o verte con alguien más en alguna fiesta. Tú eres de mi mundo y ahora te quedas en él.

Sebastián me suelta, mientras que yo solo trato de recuperar aire que él me ha quitado con sus palabras agresivas, mis lagrimas salen cual rio mientras intento encontrar algunas palabras que puedan contra el carácter de Sebastián.

–Sebastián, somos miserables el uno al otro. Yo realmente pensé tontamente, que cuando nos casáramos todo iba a cambiar, pero todo se volvió peor de lo que pensé. Tienes que dejarme volver a mi vida, quiero volver a pisar un escenario y bailar. –Llore triste, pero Sebastián solo se empezó a reír con fuerza.

–Entonces si te hago tan infeliz, ¿Por qué cuando te toco te derrites por mí? Cuando gimes mi nombre es lo único que se escucha en la habitación. ¿Por qué cuando me acerco a ti tus piernas se abren mientras te mojas cual cascada? Explícame, por qué si me odias tanto, causo tal efecto en ti. –Me echa en cara mientras hidrata sus labios color cereza con su saliva, que de inmediato barnizan esos labios que parecieran ser falsos de lo perfectos que eran. Yo misma trago saliva nerviosa ante tales preguntas, pero era real. Podía ser verdad que Sebastián fuera el peor esposo del mundo, pero como amante era uno de los mejores. Era ese tipo de hombre con sangre caliente que te haría grita en la cama como loca. Y mientras pienso sobre ello, solo recuerdo el cálido toque de sus dedos por mi cuerpo, mientras yo jadeaba de placer por ser tocada por él. Esas imágenes nublan mi buen juicio, tanto que estaba dispuesta a ir hacia adelante y besarlo con pasión, para tener intimad en medio de su escritorio.

Pero de pronto vienen a mis los recuerdos del abandono total que me ha hecho, incluso recuerdo su indiferencia al no importarle cuando me dejaba sola en nuestra gran mansión por semanas, para irse a citas de negocios que sé que de cumplir.

–Me harás gritar en la cama, pero me has hecho llorar también en ella cuando no llegas. –Le respondí entre lágrimas. –Mi destino era convertirme en una bailarina famosa, no en la esposa de un maldito millonario loco por los negocios. –Tomo una vez más mi anillo de casamiento, para tirarlo al suelo. El anillo estaba bañado en oro blanco, con unos diamantes incrustados en él. Era tan perfecto que por un momento quise recogerlo del suelo y llevarlo conmigo como un recuerdo, pero sabía que ese gesto era el final de nuestra historia como marido y mujer, así que lo dejé que rodara en el suelo hasta que se detuviera. Y cuando lo hizo, sabía que era el tiempo perfecto para despedirme. Me di la media vuelta mientras vestía un atuendo caro, que mis suegros me regalaron cuando me casé, mis labios estaban pintados de rojo mientras mis tacones estaban bien enserados. Era mi momento de gloria, hasta que todo se oscureció de pronto. Ni si quiera alcance a poner mi mano en la manecilla de su puerta de madera fina suiza, cuando perdí la conciencia por completo.

Mi esposo era un gran magnate de negocios realmente reconocido en todo Inglaterra, pero también sabía que debajo de tanto dinero, había un lado de su vida que estaba ocultando. Mi esposo era un mafioso, así que tenía las herramientas suficientes para drogarme si él lo quería. Había visto como sus guardaespaldas secuestraban a personas de interés, pero nunca pensé que mi propio esposo lo hiciera conmigo, solo para evitar que me fuera. ¡Bastardo!

Y así es como empieza la historia, de "Esposo Despiadado"

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