Esposo Despiadado.
paces conmigo varias veces, trayéndome comida, regalos y hasta tratando de hablar conmigo personalmente, pero yo no me de
dejando la habitación, mientras aventaba una caja con un collar realmente
ida que Eva me había traído ya se estaba agusanando, así que intente ir al baño para tomar una ducha, pero el no haber c
dudosa de lo que estaba pasando en ese momento. ¿Acaso había regresado el tiempo y había vuelto a mi casa? Todo se sentía como estar en un sueño, ya que incluso estaba usando el pijama que usaba de soltera, pero todo acabo cuando escuche el son
aba peinada hacía atrás, mientras usaba un reloj caro en su muñeca. No lo podía negar, Sebastián era el hombre
caso me darás el divorcio? –Le p
arle a tu marido. –Mi madre dijo nerviosa, mi
res. –Dijo el buen mozo tratando de ignorar lo que dije an
reí sarcá
o perdieran dinero? –La mandíbula de Sebastián se puso tan dura como el hierro, supongo que
, que estaba destinada al fracaso. –Se que los padres de Sebastián y yo tuvimos que verno
alguien rico y guapo como Sebastián, todo iba a ser perfecto. Pensé que íbamos a casarnos, tener hijos y vivir una vida fabulosa, pero estaba equivocada al ver que me casé
que estaba realmente interesada en saber lo que decía. –No eres lo que yo esperaba, así que mejor, ¿Por qué no terminar? –Le propuse. –No pediré la mitad de lo que tienes
sin pensar más en ellos. Al terminar de hablar veo a mi padre convencido por lo que estoy diciendo. Mi madre también se que está de
imera vez Sebastián no le permite hablar, interru
ti. –Se que para él es difícil cambiar lo que es: un mal nacido fumador y alcohólico, que estaba metido en negocios chuecos, pero él podía ser todo menos cobarde. –Te permitiré asistir a la universidad de la familia, pa
stián, incluso yo lo hago, nunca lo h
é en medio de sus buenas palabras, arruinan
yo... –Realmente le costaba
o", era lo más cerca que tenía a mi liber
vorcio tan fácil. –Fui ho
ndar mi corazón, puesto que Sebasti
tiempo tardaras en enamorarme de nuevo? –Le exigí que me
ta, que tanto me encantaba. –Cinco meses, dame cinco mes
s ojos. Mis padres deciden salir de la habitación para dejarnos so
rándolo de cerca. –Tienes muchas bolas para
o reacciono, golpeando sus manos largas en forma de regaño. El joven sonrí
–Se ríe para poner sus manos ahora en mi tra
verte. –Le dije t
niendo su nariz sobre la mía, haciéndome oler su boca. Olía a menta fresca mientras que
ero me tengo que portar como un príncipe contigo
una vez, teniendo una pregun
esposa? Puedes cogerte a cualquier mujer y vi
hos, mientras toca la tela de mi pijama. Mis pechos de inmediato sintieron el placer de su toque, poniéndose tan duros que dolía. Yo no dije nada más, solo me quedé callada mientras abría un poco la boc
. Yo me siento apenada, ya que sus tácticas de seducción siempre son efectivas. –¿Quiere
nio. –Le dije de inmediato, tratando de dejar el s
anos por su espalda ancha. –Vamos, solo pídemelo. –Me dice al oído aumentando el deseo. –Juro que no contara como una de mis tácticas para recuperarte. –El sonido de su voz contra mi oído se hacía
ire con una sonrisa, ya que estaba tan excitado como yo. Él metio su lengua en mi
para oler mi cabellera
lo, c
sus ojos bien abiertos me mira inseguro, sin saber si era r
folles. –Le rep
na gran probabilidad de que mis padres entraran a la habitación de vuelta, pero en este momento ya no me importaba más. Podía aceptar que Sebastián era un buen amante, tan bueno que cuando metió su hombría dentro de mí, me ret
za, para que pierda la cabeza. –Así que no gimas tan fuerte, sino quieres que ent
n fuerza, a lo cual Sebas
dientes su braz
zas, así no lograran escucha
rza, así que tome su brazo pálido que me había ofrecido desde el principio, para morderlo con fuerza. En la sala solo se escuchaba el sonido de nuestros sexos uniéndose
poco porque todo mi cuerpo estaba tratando de asimilar el orgasmo tan grande, en donde Sebastián me llevo. Lo
n esto... –Pero
amor es lo que me gusta más. –Toma un cigarrillo de su pantalón pa
un no entiendo, ¿Por qué quiere continuar con este matrimonio? Cuando renuncie a su dinero. Él no parpadeo ni siquiera una vez y se negó
nos apara