Esposo Despiadado.
ra, despierta Vera. –Pero encuentro las fuerzas para abrir mis ojos cansados. Lo primero que v
abeza, mientras que co
las malas noticias. –Querida niña, al parecer el amo a hablado con tu padre. –Ella se referÃa a que Sebastián habÃ
stra luna de miel en Paris. En este momento deberÃa de estar en mi casa, descansando y siendo apoyada por mis padres, pero en vez de eso me encuentro en la enorme y lujosa habitación que compartÃa a veces con Sebastián. Solo la compartÃamos cuando no estaba de viaje, lo cual era poco usual, ya que siempre se encontraba ocupado. Con odio en mis venas
olvidado que era un pijama de pareja. No podÃa negar que Sebastián lucia como un ángel recién caÃdo del cielo, s
a cortes, mientras camina hacÃa mÃ. –Fue una pena verte desplomarte de p
ota para creer que me habÃa desmayado
oteste mientras trataba de mantenerme de pie.
ece la mayor locura del mundo. Estamos casados ante la iglesia, y sÃ... –Se detiene. –Fuimos casados por nuestros padres, para la mejora de mi empresa f
haciendo va contra la l
pezó a reÃr c
anto dinero a la policÃa de Londres y de Inglaterra en general,
detesto con todo mi ser! ¡Eres la persona más detestable de este mundo! –Está perdiendo la cabez
cho como las ventanas crujen. –¡Tus no iras a otro lado, sino es conmig
as y puertas estaban cerradas con un sistema de vigilancia controlado por los guardias de la mansión. SabÃa que, aunque llorara ante las cámaras y suplicara, nadie
o, pensé en tener hijo y verlos jugar por el hermoso jardÃn de la mansión, pero todos mis sueños se quebraron la primera semana en que empecé a vivir con Sebastián. El hom
los dos pudimos rechazar. El trato era unirnos y ser una sola empresa, lo cual lanzo a Sebastián al estrellato, ya que gano tanto dinero, que pudo hacerse el CEO de su propia empresa, creci
e cayó cuando me di cuenta, que, al estar casada con un hombre poderoso como él, yo no tenÃa tiempo para estudiar, sino que me la pasaba en
ra bastante tarde. De inmediato me doy cuenta que Sebastián se ha recostado al lado mÃo, mientras acaricia mi cara con ternura. Yo lo miró aún con un poco de sueño, ya que la droga sigue en mi sist
e susurra con un fuerte olor a vin
quilamente como si estuviera sido dorm