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El Legado del Engaño: Gemelos, Amor y Traición.

El Legado del Engaño: Gemelos, Amor y Traición.

Carolina Chibiusa

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Capítulo

David es un intelectual, graduado con honores de Ingeniería nuclear se caracteriza por ser muy serio y racional, lo que nadie sabe es que con sus parejas es muy protector, le gusta mimarlas con regalos caros y es una bestia en la cama, cuando alguien le interesa lo toma muy en serio por eso todas sus relaciones no han durado menos de un año. Diego es un hombre apasionado, tierno y detallista. Veterinario de profesión con una gran vocación social además de un gusto casi exagerado por los deportes extremos y los viajes. Al ser apasionado se enamora rápido pero su intensidad asusta a sus parejas con las que nunca dura más de 6 meses. ¿Qué tienen en común? Son Gemelos físicamente idénticos, hijos de un magnate de los negocios quien, en su testamento estipuló que quien fuera el primero en casarse obtendría el 70% de sus bienes y el 30 restante se repartiría entre su esposa y el otro gemelo. Hasta ahí todo bien, ambos se embarcaron en la búsqueda de “la elegida” La mujer que deseaban que fuera su esposa ¿el problema? Ambos eligieron a la misma mujer, una linda doctora llamada Miriam quién, sin saberlo, estuvo saliendo con ambos por unos dos meses, pero cuando la verdad se revela ella deberá tomar una decisión, David parece un camino seguro, sin embargo Diego le ofrecía una vida llena de emociones que ponían su corazón a mil. ¿Quién se ganará el corazón de miriam y la herencia de su difunto padre?

Capítulo 1 El testamento

Después de la muerte de su padre, sus únicos hijos Diego y David decidieron tomar distancia para lidiar con el duelo a su manera, aunque eran físicamente idénticos no podían ser más diferentes en personalidad. Rodrigo Sánchez había sido un hombre muy importante para ellos, todo lo que se podía esperar de un padre y más.

Él se los había dado todo, educación de primera, lecciones de vida, de esas que ningún libro te puede enseñar, también les había heredado un gran amor por la lectura y aunque si los consentía bastante, no se podría decir que fueran niños o adolescentes mimados, sabían muy bien que todo tenía un precio y que para conseguir algo muy grande hacía falta de un gran esfuerzo. Ahora ya eran adultos y tendrían que aprender a vivir sin su constante guía.

La ausencia de su padre dejó un vacío palpable en cada rincón de la lujosa mansión, donde el eco de los recuerdos pasados resonaba en cada habitación. David se encerró en su oficina, sumergiéndose en el mundo racional y controlado de la ingeniería nuclear, donde el flujo predecible de la energía y la materia proporcionaba una ilusión de estabilidad en un momento de incertidumbre emocional. Cada fórmula y cada ecuación se convirtió en un refugio contra el dolor del duelo, una manera de aferrarse a la certeza en un mundo lleno de cambios imprevistos. Mientras tanto, en los confines de lugares exóticos y remotos, Diego desafiaba los límites de su propia resistencia física y emocional. Atravesaba territorios salvajes y se sumergía en experiencias extremas, desesperado por escapar de los recuerdos que acechaban en las sombras de su mente. Cada salto en paracaídas, cada rápido atravesado en su kayak, era un intento de escapar de la realidad dolorosa que le recordaba constantemente lo que había perdido. Pero incluso en la cima de una montaña remota o en las profundidades de un río tumultuoso, no podía escapar de la sombra de su padre. Fue en uno de esos momentos de descenso de adrenalina, cuando el sonido insistente de su teléfono rompió la ilusión de liberación que tanto anhelaba. Al otro lado de la línea, la voz ansiosa de su madre lo arrancó de su trance temporal, llevándolo de vuelta a la cruda realidad de la mansión que solía llamar hogar.

-En serio Diego ¿de que te sirve el último celular del año si ni siquiera te molestas en atender las llamadas?

-Lo siento, madre, en este lugar la señal viene y va, además acabo de bajar del kayak aunque hubiera entrado la llamada tenía las manos demasiado ocupadas para contestar.

-Tu y tu afán por poner tu vida en peligro cada 5 minutos, un día me vas a matar de un infarto.

-Se llama deporte extremo madre y no tienes de que preocuparte tu hijo favorito estará bien, pero dime antes de que se vaya la señal, ¿Qué necesitas?

-Que vuelvas, el testamento de tu padre está listo y necesitamos que vengas para que lo podamos leer entre todos- La noticia del testamento de su padre le cayó como un balde de agua fría, resucitando un torbellino de emociones que había tratado desesperadamente de enterrar.

-Está bien, estaré ahí en un día o dos, nos vemos- Dijo con un tono de voz casi robótico y colgó.

En cuanto se recuperó del shock, Diego se dispuso a regresar a casa, dejando atrás la soledad de los parajes remotos para enfrentar la complejidad de la herencia y la incertidumbre del destino que guardaba a los gemelos y la fortuna de su padre.

Con el crujido de las ruedas del automóvil sobre el pavimento, Diego regresó a la mansión, contemplando su imponente fachada desde la ventanilla. La luz dorada del atardecer acentuaba la majestuosidad de la estructura, recordándole el peso de la historia familiar que yacía en su interior. Al descender del vehículo, un remolino de emociones lo envolvió, mezclando la nostalgia por los recuerdos de la infancia con la incertidumbre del futuro que se avecinaba. David, por su parte, ya estaba en el interior, sumido en sus propios pensamientos sobre el contenido del misterioso sobre. Ambos hermanos se encontraron en el estudio del segundo piso, un santuario de la herencia paterna donde la sombra de su padre se extendía con cada mueble y cada adorno meticulosamente seleccionado. La tensión entre ellos parecía una entidad viva, silenciosa pero asfixiante, una presión invisible que amenazaba con desencadenar una batalla en cualquier momento. Frente a ellos, sobre la mesa de ébano pulido, el sobre con el sello de su padre permanecía como un enigma por resolver, su presencia imponente y misteriosa aumentaba la expectativa que colgaba en el aire. En el silencio cargado de la habitación, las miradas de los gemelos reflejaban una mezcla de esperanza y temor, una lucha interna entre el deseo de obtener la fortuna y el legado de su padre y el temor a lo que eso pudiera significar para su relación fraternal. David, con su racionalidad fría y metódica, buscaba en las sobre respuestas que pudieran encajar en su esquema de control, mientras Diego, impulsado por la incertidumbre y el anhelo de certeza, anhelaba descifrar las claves que determinarían su destino y el de su hermano en los próximos capítulos de esta compleja historia familiar.

En ese estudio ubicado en el segundo piso de la mansión, el aire estaba cargado de solemnidad. David y Diego, los gemelos idénticos con sus ropas elegantes pero distintivas, se sentaron en lados opuestos de un antiguo escritorio de roble. La tensión entre ellos era palpable, como si un invisible campo de batalla se extendiera entre los dos.

Frente a ellos, sobre la mesa de ébano pulido, yacía un sobre lacrado con el sello distintivo de su padre, el magnate de los negocios, don Rodrigo Sánchez. Los hermanos compartían el mismo anhelo por el contenido de ese sobre, aunque con visiones completamente diferentes de lo que les aguardaba.

David, con su mirada fría y determinada, se frotó la barbilla con nerviosismo.

-¿Crees que finalmente revelará los detalles del testamento, Diego?

Diego, su hermano, no se molestaba en ocultar su ansiedad.

-Espero que sí. Tengo que saber en qué posición estoy para poder planificar mi futuro. Este secreto nos ha mantenido en vilo durante demasiado tiempo.

El silencio se prolongó por un instante más antes de que David, impulsado por su impaciencia y ansiedad, tomara el sobre con manos temblorosas. Con un cuidado casi reverencial, rompió el sello y extrajo el documento doblado en su interior. El crujido del papel llenó la habitación mientras los ojos de ambos hermanos se posaban en las palabras grabadas en tinta negra.

"Queridos hijos", comenzaba el texto con la elegante caligrafía de su padre. "Si están leyendo esto, significa que he partido hacia un lugar del que nadie regresa. Sin embargo mi legado, mis negocios y mi fortuna, aún permanecen aquí, listos para ser heredados por el hijo que sea digno de tomar el mando".

David tragó saliva mientras continuaba leyendo. Los músculos de su mandíbula se tensaron gradualmente, revelando el conflicto interno que estaba experimentando.

Diego, por otro lado, se inclinó hacia adelante, ansioso por vislumbrar cualquier indicio de su destino en las palabras de su difunto padre miraba a su hermano con impaciencia. David siguió leyendo “Quiero que entiendan una cosa, nuestras empresas no son solo una forma de hacer dinero, son parte de nuestra familia y deseo de todo corazón que esa familia sea cada vez más grande, por eso he decidido que el primero de mis hijos que contraiga matrimonio, obtendrá el 70% de mis bienes y negocios, el otro 30 se repartirá en partes iguales entre mi esposa Carol y el hijo que quede soltero”

Diego se quedó mirando a su hermano, boquiabierto. David levantó la mirada con una expresión indecible, mezcla de sorpresa y determinación.

-Creo que papá ha establecido de forma muy precisa lo que desea… al menos uno de los dos debe casarse.

Diego dejó escapar un suspiro, su mirada perdida en el vacío, mientras reflexionaba sobre las palabras de su padre.

-Entonces, el juego está en marcha. Tenemos que encontrar a la mujer adecuada antes que el otro lo haga-Dijo Diego, David asintió solemnemente, sus ojos destellaban con una determinación fría y calculadora.

-Sí, Diego. Comienza la búsqueda de 'la elegida'. Y no puedo permitirme perder esta vez".

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