Traición y Renacimiento: El Amor Perdido

Traición y Renacimiento: El Amor Perdido

Gavin

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Capítulo

El aire en la boutique de bodas de lujo era denso, cargado de perfume caro, pero para Ricardo Mendoza, la tensión era lo único perceptible. Estaba a punto de casarse con Sofía del Valle, la heredera, cuando su primo Miguel Ángel, el adoptado, irrumpió, destrozando su felicidad. "Ricardo, ¿qué crees que estás haciendo aquí?", la voz de Miguel destilaba desdén, acusándolo de ser un "muerto de hambre", un impostor. Fui humillado, aplastado, perdí mi prometida, mi herencia, mi honor, y morí en la miseria. En las noticias, vi a Miguel y Sofía celebrando mi ruina. Pero desperté. ¡Plas! Mi mano impactó en la mejilla de Miguel, el sonido resonando en el silencio. "¿Quién te crees que eres para hablarme así?" Mi voz, ahora fuerte y fría, no era la de la víctima de antes. Miguel y Sofía, desesperados, recurrieron a la manipulación, presentando la misma foto trucada de mí con otra mujer que usaron para destruirme. "Un fraude con suerte", Miguel se burló. "Todo es tu culpa por ser tan descuidada", Sofía le gritó a Miguel. "¡Crees que eres tan inteligente! Pero, ¿qué hay de esto?", Sofía exclamó, mostrando la foto que en mi vida pasada me quitó todo. "No te atrevas a mencionarme a mi padre", siseó Sofía. Una nueva oportunidad. Esta vez, nadie me detendrá.

Introducción

El aire en la boutique de bodas de lujo era denso, cargado de perfume caro, pero para Ricardo Mendoza, la tensión era lo único perceptible.

Estaba a punto de casarse con Sofía del Valle, la heredera, cuando su primo Miguel Ángel, el adoptado, irrumpió, destrozando su felicidad.

"Ricardo, ¿qué crees que estás haciendo aquí?", la voz de Miguel destilaba desdén, acusándolo de ser un "muerto de hambre", un impostor.

Fui humillado, aplastado, perdí mi prometida, mi herencia, mi honor, y morí en la miseria.

En las noticias, vi a Miguel y Sofía celebrando mi ruina.

Pero desperté.

¡Plas! Mi mano impactó en la mejilla de Miguel, el sonido resonando en el silencio.

"¿Quién te crees que eres para hablarme así?" Mi voz, ahora fuerte y fría, no era la de la víctima de antes.

Miguel y Sofía, desesperados, recurrieron a la manipulación, presentando la misma foto trucada de mí con otra mujer que usaron para destruirme.

"Un fraude con suerte", Miguel se burló.

"Todo es tu culpa por ser tan descuidada", Sofía le gritó a Miguel.

"¡Crees que eres tan inteligente! Pero, ¿qué hay de esto?", Sofía exclamó, mostrando la foto que en mi vida pasada me quitó todo.

"No te atrevas a mencionarme a mi padre", siseó Sofía.

Una nueva oportunidad. Esta vez, nadie me detendrá.

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Trabajé tres años como asistente personal de Roy Castillo, el heredero del imperio tequilero. Me enamoré perdidamente de él, aunque yo solo era un consuelo, un cuerpo cálido mientras esperaba a su verdadera obsesión, Scarlett Salazar. Cuando Scarlett regresó, fui desechada como si nunca hubiera existido. Fui abofeteada y humillada públicamente, mis fotos comprometedoras filtradas por toda la alta sociedad. En el colmo del desprecio, me forzaron a arrodillarme sobre granos de maíz, mientras Roy y Scarlett observaban mi agonía. Me despidieron, pero no sin antes hacerme pagar un precio final. El dolor de la rodilla no era nada comparado con la humillación, la confusión. ¿Cómo pude ser tan ciega? ¿Por qué la mujer que amaba se convertía en mi verdugo, y el hombre al que di todo me entregaba al lobo? Él me vendió como un objeto, como una mercancía, por un estúpido collar de diamantes para Scarlett. Me arrojaron a una habitación de hotel con un asqueroso desconocido, y solo por un milagro, o quizás un último acto de misericordia de Roy antes de irse con ella, logré escapar. Decidí huir. Borrar mi antigua vida, la que había sido definida por la obsesión y el desprecio. Pero el pasado tenía garras. Las fotos, el acoso, me siguieron hasta mi refugio en Oaxaca. ¿Me dejaría consumir por la vergüenza, o me levantaría de las cenizas como el agave, más fuerte y con una nueva esencia? Esta vez, no huiría. Esta vez, lucharía.

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