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Los secretos que nos separan

Los secretos que nos separan

snow1801

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Capítulo

Mara era una chica feliz, atrapada en un romántico y ardiente idilio con Dairon hasta que un horrible secreto la separarse de él. La vergüenza y la repulsión hacia sí misma la hicieron huir hacia un pueblo lejano, tratando de comenzar de nuevo, llevando en su vientre el testimonio de su pecado. La vida y una repentina enfermedad la obligan a regresar y allí se reencuentra con el hombre que fue el amor de su vida, quien aún la ama y ajeno a las circunstancias que los separaron le propone un matrimonio por contrato del que los dos pueden beneficiarse. ¿ Podrá Mara soportar la difícil carga del horrible secreto que la obligó a huir del amor, y dejarse llevar por el sentimiento, o acabará atada a la tristeza eterna de negarle para siempre a Dairon su corazón?

Capítulo 1 La sombra de la verdad

— ¿ Mara? ¿ Estás bien? — su voz grave se escuchaba cada vez más lejana.

— ¿ Mara? ¿ Mi amor? — insistía Dairon.

Con su mano la tomó por la barbilla, obligándola a mirarlo.

— ¿ Que te ha pasado?

La chica estaba pálida, y con los ojos llenos de lágrimas.

— Necesito salir de aquí. — contestó a su novio.

— Muy bien, pediré la cuenta y nos vamos enseguida. — contestó él preocupado por la expresión de miedo que adivinaba en su mirada.

— No, no puedo esperar. Lo siento.

— ¿ Qué estás diciendo?

— Nos vemos más tarde.

Mara se puso de pie y salió a toda prisa del restaurante dejando a Dairon con un montón de dudas, y un sabor agridulce en los labios. Recogió el teléfono celular de la mesa, y miró con atención las fotos de su familia, que le había estado mostrando a su nueva novia.

Suspiró, lo guardó en el bolsillo y salió intentando alcanzarla, pero la chica ya había desaparecido.

Algunas cuadras al este Mara, ahogada por el llanto, llamaba con insistencia a la puerta de su mejor amiga.

— !Mara!¿ estás bien? — preguntó la chica preocupada al verla con el rostro enrojecido y las manos temblorosas.

— Nada está bien, ni estará bien nunca de nuevo. — Contestó abrazándose al pecho de Alice.

— Entremos... cuéntame con calma, ¿Qué ha pasado?

Las dos se sentaron en el sofá.

— ¿ Recuerdas el chico maravilloso que te conté había conocido un par de semanas atrás?

— Sí claro, el príncipe encantador de tus cuentos de hadas. ¿ Se te convirtió en sapo?

Mara volvió a llorar.

— Perdón amiga... pero es que apenas llevan unos días de novios... no comprendo que ha pasado.

— Han sido las dos semanas más maravillosas de toda mi vida. — explicó ella limpiándose las lágrimas. — Es encantador, detallista, cariñoso, bueno en la cama...

— ... y millonario. — añadió Alice, provocando que Mara le lanzara una mirada de regaño.

— ¿ Qué? No es ningún secreto que está forrado, por algo es el CEO de la empresa petrolera más importante de la ciudad. En fin... cuéntame, ¿ qué ha ido mal?

— Hoy fuimos a desayunar a ese pequeño restaurante italiano que está aquí cerca y se puso mostrarme fotos de su familia... me dijo que quería llevarme a conocerlos en las vacaciones...

— Pero, amiga.. ¡ eso es maravilloso! significa que de veras está interesado en ti.

— ! No!

— No hay quien te entienda Mara Hernández. Te pasas la vida pidiendo por un hombre que sea romántico y sincero, que no te quiera solo para tener sexo y ahora que encuentras uno mira... — protestó Alice.

— ! Podrías dejarme terminar !

— Perdón, me callo. — cerró un zipper imaginario encima de sus labios.

— En las fotos vi... — el llanto la interrumpió de nuevo. — Vi... a mi padre.

— Ah pero eso no es tan raro, según sé tu padre era un hombre de negocios, tal vez se conocen...

— No... — dijo Mara mirándola a los ojos. — Me dijo que era su padre.

— Estoy segura de que te confundiste.

— No, Alice, no me estás escuchando. Estaba él y al lado mi padre, y me dijo " mira este es mi papá. "

El rostro de Alice se volvió sombrío de repente. Abrazó a Mara y le preguntó con timidez.

— ¿ y ustedes ya han...?

— Siiii — lloró la chica.

— Creo que antes de saltar a conclusiones catastróficas debes hablar con tu madre. — la aconsejó Alice.

La señora Margaret abrió la puerta asustada ante el toque insistente. Mara entró y sin darle tiempo a hablar le dijo.

— Cuéntame la verdad sobre mi padre.

— Peroo... hija... —

— Por favor mamá, necesito saberlo...

— Has escuchado esta historia un millón de veces...

— Una vez más por favor...

— Yo era la sirvienta en su casa, lo fui durante muchos años. — comenzó a contar sentándose en su mecedora de madera.

— Mi madre, antes de mí trabajaba en esa casa y crecimos prácticamente juntos... Yo era joven y estúpida y me ilusioné con él.

— Mamáaa, por favor, concéntrate...

— Él estaba prometido a una muchacha de una familia rica, pero siempre me dijo que no la amaba, que solo estaba con ella por que su familia lo obligaba. Con el tiempo se casó con la chica, y a la vez, seguíamos viéndonos a escondidas. Yo salí embarazada...

— ¿ Se lo contaste alguna vez ?

— Con toda la ilusión del mundo…pensaba que de veras si sabía que tendría un hijo suyo, lo dejaría todo y por fin tendríamos una relación normal.

— Pero no fue así...

— Tú sabes todo esto,¿ por qué me haces repetirlo?

— Solo dímelo... por favor.

— Antes de que pudiese contárselo, estuvo en un accidente de coche. Sufrió heridas terribles y estuvo hospitalizado muchos días. Tú seguías creciendo en mi panza, mientras yo esperaba que regresara a casa del hospital para contarle. Pero cuando volvió y se lo dije su expresión cambió por completo. Me echó a la calle, me dijo que si alguna vez ponía en peligro su reputación o su matrimonio haría que me arrepintiera.

— ¿ Él tuvo más hijos ?

— Yo nunca más regresé a esa casa. Decidí tenerte y salir adelante contigo. Él quedó en silla de ruedas, y los rumores del pueblo eran que se había convertido en un hombre muy déspota. Decían que maltrataba a los empleados de su empresa y que desde que supo que nunca más caminaría se transformó en un ser despiadado. Su mujer lo abandonó y dio a luz un niño poco después de tu nacieras, pero nunca supe más de él o su vida.

— Nunca pensaste en decirme que tenía un hermano...

— Mara, esto nunca fue un problema antes, siempre supiste que tu padre era un hombre que jamás se preocupó por ti. ¿ Qué importa cuántos hijos más haya tenido ?

— Importa cuando acabo de conocerlo y casi me muero cuando lo vi en una foto junto a él.

La madre se puso de pie, congelada por la noticia.

— No...

— Sí, mamá. — Mara se abrazó al pecho de su madre, llorando sin consuelo.

— No pasa nada hija, todo estará bien. — La madre le acarició el cabello intentando calmarla, pero el corazón de Mara estaba atormentado más allá de cualquier consuelo.

— pero eso no es todo mamá. — confesó sollozando.

— shh,shhh, no hables mas hija. Sea lo que sea, yo me encargaré de que estés bien.

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