Maryam sabía que tras acabar de limpiar los pasillos del área de invitados de palacio, su faena habría terminado una hora antes por ese día y ya estaría hecho todo el trabajo que le tocaba.
No era que deseara marcharse una hora antes de tiempo, su única motivación era ayudar a Sahira con su trabajo y es que su hermana mayor siempre tenía faena atrasada y Maryam no tenía corazón para acabar y dejarla sola con todo, era mejor poder terminar a la hora y marcharse las dos juntas a casa, además, de noche ninguna joven debería tener que caminar sola por ahí, o eso les decía su madre.
— Vayan siempre juntas niñas y no confíen en los hombres, solo buscan una cosa de las mujeres y si pueden arrebatársela con facilidad, luego perderán su valor y no podrán tener un buen marido, tal y como les corresponde — luego le sonreía y se dirigía especialmente a ella — sobre todo a ti mi hermosa Maryam, tú conseguirás un marido rico que nos saque de esta pobreza.
Pero a Maryam eso no le interesaba, ella no creía que debiera preocuparse todavía de eso, quizás un poco más adelante, tal vez con ese joven soldado que la pretendía. Parecía bueno y la trataba muy bien, pero su madre siempre insistía que necesitaba algo superior a él y que ella era la esperanza de la familia.
La joven negó, tratando de no pensar más en las palabras de su madre, metiendo nuevamente el paño mojado en el balde de agua, pero ya no pudo volver a sacarlo, porque una mano presionó su boca tapándola para que no gritara y un brazo la rodeó por cintura, pegándola a un cuerpo fuerte y atlético el cual no tuvo ningún problema en arrastrarla a una habitación a oscuras a pesar de que ella se removiera y pataleara para intentar escapar.
— Cállate mujer — gruñó el hombre en su oído mientras la sometía, haciéndole sentir más miedo todavía con el roce caliente de ese aliento desconocido sobre su piel.
Maryam jamás había estado con un hombre, ni tenía pensamiento de estarlo hasta el día de su boda. Se sentía demasiado joven todavía. Asad le gustaba y tal vez se plantearía en un futuro todavía lejano el ser su novia, pero lo cierto era que nunca sintió una atracción lo suficientemente grande por alguien como para plantearse la opción de estar con él de una forma íntima.
Por eso no estaba preparada para lo que sucedió tras ser arrastrada de esa forma sin que fuera capaz de evitarlo, mientras era despojada de su ropa, la cual era arrancada de su cuerpo sin ningún tipo de delicadeza.
Tampoco lo estaria para perder su virtud en una habitación a oscuras, con un desconocido que tomó de ella todo lo que quiso, sin importarle lo que deseaba, solo consumido por su lujuria, arrastrándola con él, haciéndola consumirse en un deseo que disfrutó y la hizo sentirse todavía más culpable por las reacciones de su cuerpo, por ser incapaz de no desearlo y de no poder evitar sentir un placer que solo la hacia sentirse avergonzada e indigna consigo misma.