Primavera, 2022
«¡MALDITO GRINDR!», mi mente grita a voces como si un coro se repitiera sin cesar. Este día no puede ir peor.
Resumiendo, los dinosaurios con quienes salí anteriormente deseaban una cosa y yo les cumplí sin bronca, me aseguré de dejarlos ansiosos por un próximo encuentro y ganarme su buena voluntad. Para muchos resultó la primera experiencia homo que tuvieron en su vida, lo cual sumó puntos extras por hacerlo bien y eso se convirtió en más cariñitos, agradecimientos y favores para mí.
No, no fui un prostituto, no repartí sexo a cambio de dinero; ¡qué horror! Yo le ofrecí al dinosaurio la mejor experiencia de su vida, todo con absoluta discreción y esa fue una de mis partes favoritas.
El mismo temor a ser descubiertos con el cual crecieron en su época arcaica y retrógrada benefició a mi negocio, porque eso fue: un simple negocio. Yo los hice sentir amados, aceptados y a cambio, el dino de turno, cumplió mis caprichos.