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El amante perdido

Capítulo 2 .

Palabras:4581    |    Actualizado en: 14/04/2023

cambio de la novia. A la madre de Naoki no le agradaba Suki, pero el ver a su hijo feliz, algo que no aparentaba al lado de Kazumi, hizo que acepte a la nuev

ana en todo momento, pero se controlaba porque nunca ella debía quedar como la mala de la película. Sus amigas, pobr

ó al creer que por su culpa su padre perdería el contrato de su vida la había afectado, pero no contó con que las malcriadas de las amigas de su hermana llegarían para malograrle el día de descanso. Aprovechando que el clima se tornaba más cálido, la médica vistió

r a fastidiar a la médica, a quien su educación y buen corazón le impedía ignorar a las arpías amigas de su hermana menor. Kazumi las saludó con un «buenos días» y una ligera reverencia, ya que ellas eran menores, pero estas, con un ego por encima de los límites de normalidad, creían que la médica las saludaba no por ser educad

as amigas de Suki-. Pensé que en tu gr

riado, excepto hoy que sí necesitaba descansar un poco –resp

lucía Kazumi, quien asintió con la cabeza-. Demasiado bikin

s-, ya bastante tiene con haber sido despreciada por Naoki y su familia –agregó Suki y todas rieron. Sin mucha

ecer en televisión o en los diarios y revistas por las entrevistas que le solicitaban al ser interesante para el público la difusión de sus logros académicos y los descubrimientos médicos que iba alcanzando, no tenía sentido. A la médica ni s

una, ya que no era de gustos lujosos ni de ostentar ante los demás. No manejaba un deportivo ni vestía prendas de marcas exclusivas, tampoco era de comprarse joyas o accesorios caros, así fue como en su cuenta de ahorros en el banco tenía una suma de seis ceros a la derecha, en dólares americanos, que su

s profesionales para que se hicieran cargo de una parte del trabajo que él realizaba en la importadora. En algún momento se tuvo que ver cara a cara con Naoki, quien la miraba con una sonrisita de burla en el rostro y cada vez que podía besar a Suki lo hacía mirándola a e

de ser Suki quien lo haga hacia la Mansión Yamazaki. Todo hubiera estado bien si días previos Naok

s de decir? –pidió Kazumi pen

o salía de su asombro al escucharlo nuevame

umi sin aún entender la lógica en la que se había

r que no vea de manera correcta la realidad. Ella nunca coqueteó ni mostró interés por él, ¿acaso era i

rmana, así no estoy obligada a compartir mi vida con alguien solo por ayudar a mi padre –Kazumi estaba siendo

ha hecho fácil aceptar que te dejé por tu hermana, pero ella m

has dicho miles de veces, que no soy una mujer femenin

brir –Naoki empezaba a encapricharse con Kazumi tras e

mente al nieto Tanaka. Esa noche, la médica sonreía y lucía un brillo singular al estar rodeada de personas con quienes se sentía a gusto. Un atractivo suizo, amigo de Yuki, no dejaba de mirarla embobado, algo que todos notaron cuando preguntó por ella. A Naoki le sorprendió que un hombre como él se sintiera atraído por Kazumi, ya que el extranjero era de buena apariencia y llamaba la atención de todas las mujeres presentes en la reunión. Cuando Yuki le dijo que no valía la pena estar detrás de

nadie –dijo con un tono muy serio y directo Kazumi, con

de pasar un buen rato en este espacio podríamos irnos a otro lado. Tengo un apartamento de soltero que haríamos nuestro nido de amor y sé que te encantará sentir la emoc

o Kazumi molesta. El joven sonrió de lado, dejó el asiento en el qu

r ti despierte y no voy a parar hasta conseguir lo que quiero –después de

Shimizu. Era la primera vez que la médica no acataba una decisión que avalara su padre, algo que llam

po, la casa sea solo para ti? –acusó Suki de esta manera a Kazumi

s que la mujer deje a su famil

nos menores estarán ahí, y al tener una esposa joven y bella no quiere malos entendidos ni situaciones comprometedora

ión incómoda para mí? –soltó Kazumi molesta porque el muy miserable de su casi cuñado es

ki-. Es más probable que seas tú quien empiece a estar detrás de mi esposo. ¿Acaso crees q

o me voy –dijo la médica y caminó hacia su habitación, sin importarle que s

eda vivir cómoda y segura, que esté cerca al hospital donde trabajaba y que el edificio o condominio cuente con una administración que le pueda brindar servicios domésticos de calidad. Tres días después Kazumi estuvo visitando junto al corredor tres propiedades, quedando encantada con el penthouse ubicado en un exclusivo edificio en el barrio de Ginza. Aunque la zona

l mismo espacio con quien hasta haces unos meses atrás iba a ser su esposo estuviera mal, claro que ellos no sabían de la propuesta indecorosa que le hiciera Naoki a su hija mayor, pero igual no le creerían si se los dije

imo escuchar a Suki con pena porque ya no la vería más por los rincones de la casa Shimizu, pero a la vez se alegró al pensar que quizás su hermana empezaba a extrañarla y que así la relación entre ellas podría mejorar. Ella había decidid

Suki se sintiera orgullosa de ella. Sin embargo, un gran accidente de tránsito, por un problema en los frenos de unos de los vehículos que ocasionó un aparatoso choque que afectó a más de diez autos, llevó al hosp

majestuosa celebración ameritaba, rogó porque nadie la notara, pasar desapercibida y no avergonzar a su hermana, quien estaba empezando a sentir cariño por ella. A la ceremonia llegó retrasada, por lo que nadie notó su presencia al sentarse en una de las últimas bancas del recinto religioso. Cuando era el momento de que los novios salieran y arr

e la fiesta. Ella entró ilusionada de poder abrazar a su hermana menor para desearle que sea muy feliz, para decirle que ese día no solo comenzaba su nueva vida como una mujer casada, sino que podría empezar también una mejor relación entre ellas. K

burlona-. ¿Cómo se te ocurre que querría que vinieras si siempre luces así de desaliñada? Me averg

taban mi ayuda, por ello perdí la cita en el salón de belleza. No

e hagan lucir bien porque eso es imposible –soltó un

e la novia. En verdad el vestido de estilo grecorromano le quedaba muy bien a la médica, se amoldaba pe

ar de novia, sino el pobre estaría uniendo su vida a este desastre de mujer –mencio

aba, que por fin te dabas cuenta que podemos llevarnos bien y tener una bonita relación fraternal –dijo

mis pesadillas, hermanita. El agua y el aceite no se mezclan, así como nosotras nunca vamos a tener una relación amical. Perdiste la oportunidad de ser mi amiga cuando decidiste destacar y opacarme. Recuerda que yo so

te la atención de nadie, pero tampoco podía dejar de ser yo, no podía

ver que la patética, egoísta y mala hermana era ella por no aplaudir el talento de Kazu

razos, pidiéndole a su hermana menor un abrazo, pero lo único que obtuvo de ella

omento, y no quiero que me lo arruines –Kazumi no sabía qué hacer, estaba tan dolida que no atinaba

extraña y comentaba sin saber lo que le ocurría, empezó a dirigir su andar hacia calles apartadas de la gran avenida en donde se encontraba el hotel del cual quería alejarse lo más rápido posible. Estuvo corriendo sin rumbo y llorando amargamente por varios minutos, hasta que el tropezar con su mismo vestido la hizo caer sobre el asfalto de la

uando de un pasadizo salieron un par de hombre de aspecto sucio y que se notaban que habían bebido más de la cuenta. Kazumi hizo como que no los vio y siguió su camino, pero esos homb

aso estás perdida? –preguntó

ado –dijo el otro más pequeño, pero que se notaba que era el peor de ese par porqu

r –dijo el alto al ver a su compañero

poco más rápido. Quería correr, pero el tobillo le dolía un poco tras la caída que sufrió y sabía que esos hombres podrían alcanzarla sin p

ritó Kazumi notor

ltame!», aterrada por como ese hombre se atrevió a tocarla de esa manera. En eso, sin que se lo esperara, el hombre que la estaba atacando se alejó bruscamente d

o el pequeño, envalentonado por el cuchillo que portaba, se quedó a darle pelea a quien salió en ayuda de Kazumi. Al principio el agresor de la médica parecía que podría dejar mal herido a su defensor, pero este sabía pelear

ivos ojos dorados. ¿Un japonés de ojos dorados? Eso es algo muy inusual, ya que en esa raza no es común encontrar a alguien con ojos del color de la mezcla perfecta entre el tono de la miel y el brillo del sol. Y el recuerdo de ese par de ojos que por primera vez vio, hace once años atrás,

d el amigo de la adolescencia que no pudo volver a ver porque sus vidas dieron giros inespe

La médica, que no dejaba de temblar, se aferró al cuerpo de su amigo reencontrado con un abrazo que él respondió sin dudar-. Tranquila, todo está bien, estás a salvo –decía é

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