Un matrimonio de conveniencia
uda, hasta el baño. Cuando Carolina
us pechos, Carolina. Inc
ero... ¡qué g
ertida. Su sentido del humor era distinto antes del accidente. Solía ser juguetón y
ruo' y se rio de la incomodidad de su mujer. La colocó suavemente e
que Máximo se recogía las mangas de l
ta de que si el chico no se había quitado la máscara, d
vitación descarada para ir más allá, por lo que le hubiera respondido con el mismo ton
dormitorio, le secó el cabello con
s?", inquir
e volvió hacia Carolina y le guiñó un ojo con el lado
o bastante valiente para ello, por lo que se limitó a negar con la cabeza. Aunque Máximo se sintió
cuenta de que faltaba su ropa. Luego comp
nces que se fijó en las maletas
as continuaban en el interior, como si la muchacha
arolina acababa de llegar, por lo que era razonable que no hub
inspeccionarlas. No pudo evitar imaginar cómo se verían en ella. Lo que más le llamó la atención fue la mezcla de tallas normales sin
abía perfectamente que estaba deforme debido a las cicatrices, lo dudaba. En
tomarla para llevársela, cayó un pequeño objeto. Lo
colocó la ropa doblada sobre la cama y apagó la luz
ignorarlo pensando que debido a su temperamento, podría hab
ronto. Ella llevaba la lencería que le preparó Nadia: un
las cobijas. La habitación se encontraba a oscuras, como el otro día. El aro
ubió. Un momento después, su mano le rode
en contacto con sus cicatrices. Aunque no podía verlas, tocarlas le daría una i
erdo",
de deslizarse hacia su oreja. Sin darse cuenta, el
sugerente, consiguiendo que sus ojos se agrandaran d
perra", contest
sentir el musculoso pecho contra su espalda. Su pi
espués oyó un pequeño ruido similar al de un motor, lo que le hizo fruncir el ceño. Estaba a punto de pr
tarlo, gimió
dose en la entrada de Carolina, que gemía
placentero. Máximo no tuvo ninguna compasión de ella y se movió como si fuera un
ugar, un gemido le abandonó la boca. Se encontr
su esposo no se detenía. Los temblores que la sacud
la y la abraz
na, y aunque no podía verlo, Máximo asintió co
eras tan ardiente", seña
o lo s
ercó un
e te gustaran esos
después, entendió que se refería al pequeño y tembloroso o
como quieras. No me importa. Pero me refiero a esto de aquí. Tu juguete", dijo ponién
¿qué es
ibrad