Mi vida con el hombre más rico
Autor: CATHERINA CAMPILLO
GéneroRomance
Mi vida con el hombre más rico
La sonrisa en el rostro de Meagan se congeló cuando el arrepentimiento y la miseria abrumaron su corazón.
Chole tenía razón; el matrimonio era algo que la afectaría de por vida. Sin embargo, ella se casó sin siquiera tener una primera cita con su esposo, por lo que parecía que había renunciado a su oportunidad de ser verdaderamente feliz.
No obstante, frunció los labios y se obligó a sonar alegre por teléfono: "No está tan mal. De hecho, me siento muy agradecida con Zayden, pues si no se hubiera casado conmigo, yo no sabría de dónde sacar trescientos mil dólares".
Mientras su madre se recuperara y su hermano pudiera seguir estudiando y teniendo una vida tranquila, ella también estaría feliz.
Habiendo tomado una decisión, Meagan se apresuró a colgar: "Bueno, me despido porque tengo que ir a la casa de mi padre a recoger el dinero. Como sea, te diré las buenas noticias después. ¡Te llamo luego!".
Con eso, ella guardó el teléfono en su mochila y fue directamente a la calle comercial más popular de la ciudad. Mientras se paraba en la acera y miraba el bullicioso tráfico, múltiples recuerdos llegaron a su mente, los cuales desaparecieron cuando llegó a casa de su padre.
"Vaya, vaya, ¡vean nada más quién está de regreso!", Winona exclamó con su voz aguda y chillona, al mismo tiempo que bajaba las escaleras como toda una celebridad.
Luego, arqueando las cejas, miró fijamente a Meagan, preguntándose si la había estado pasando "bien" en su vida de casada.
Al pensar que la joven se había casado con un pobretón, Winona no pudo evitar reírse entre dientes, ¡eran tal para cual!
Desde la infancia, ella siempre consideró inferior a Meagan en casi todos los aspectos.
Pero aunque esta última usara ropa vieja o usada, la gente seguía elogiándola por su encanto y belleza, lo cual no era algo que el dinero pudiera comprar.
Aparte, ella también era gentil, por lo que fácilmente podía llevarse bien con los demás. Incluso sus calificaciones siempre fueron altas y era considerada como un modelo a seguir en la escuela.
Por todo esto, Winona detestaba a Meagan con todo su corazón desde que eran niñas.
¡Si tan solo pudiera deshacerse de ella, su vida sería mucho mejor!
Ciertamente Meagan nunca le había hecho nada malo, pero Winona aprovecharía todas las oportunidades y usaría todos los métodos para humillarla hasta el extremo.
Esta vez, el matrimonio con la familia Whitman se convirtió en la solución para sus problemas. Winona no solo escapó de estar con un hombre que no le gustaba, sino que también hizo que Meagan se sintiera miserable al forzarla a casarse con él.
Pero aun así, ella sentía que esto no era suficiente, ¡quería ver a su media hermana retorciéndose en el dolor y la miseria!
Fingiendo entusiasmo y curiosidad, Winona tomó las manos de Meagan y preguntó: "Oye, ¿qué se siente casarse? ¿Qué tan romántico es no conocer a tu esposo hasta el día de tu boda? Yo creo que es bastante anticuado pero emocionante, ¿no?".
Esbozando una sonrisa sarcástica, Meagan apartó las manos de su hermana a un lado.
A ella le desagradaba tanto esta familia que, si fuera posible no verlos más, sería la más feliz del mundo.
De hecho, solo había regresado por el dinero, pero después de eso, no quería tener nada que ver con los Allison.
Cuando vio que había logrado su objetivo de fastidiar a Meagan, Winona se deleitó tanto que un brillo apareció en sus ojos antes de continuar hablando: "Escuché que mi cuñado ha estado en la cárcel varias veces por agredir a otros... Pero dime, ¿a qué se dedica en este momento? ¿Ya tiene un trabajo decente? ¿Quién fue el valiente que lo aceptó? De lo contrario, ¿cómo te mantendrá? En fin... ¿Sabes qué? Si mi cuñado no puede encontrar empleo, ¡yo puedo ayudarlo! Sé de algunos trabajos perfectos para él, como trabajador de la construcción, portero y similares. ¿Qué opinas? Yo creo que esos empleos van muy bien con él. O quizás... ¡Quizás puedo dejarlo trabajar en nuestra empresa! Escuché que nuestro departamento de seguridad está buscando un perro patrulla. ¡Tu marido está calificadísimo para ese puesto!".
La última oración de Winona pareció haber terminado con la paciencia de Meagan, pues al segundo siguiente, le dirigió una mirada sombría.
Definitivamente, algo andaba mal, pues según lo que Winona recordaba, Meagan siempre había sido sumisa y nunca se defendía por más mal que la trataran.
Sin embargo, esta vez parecía que el coraje en su interior había despertado debido a sus constantes provocaciones.
Después de suspirar profundamente, Meagan miró a su hermana a los ojos y replicó con firmeza: "Es verdad que mi esposo tiene algunas deficiencias, pero eso no afecta su capacidad de ganar dinero para mantenerme. Y por cierto... aunque necesitara con urgencia un trabajo, créeme que a la última persona que le pediríamos ayuda sería a ti. De hecho, ¿por qué no reservas los empleos que acabas de mencionar para tu futuro marido y a nosotros nos dejas en paz?".
Al escucharla, la expresión de Winona cambió drásticamente. Su sonrisa de suficiencia se convirtió en una mueca indignada y gritó: "¡Cómo te atreves! ¡Eres una insolente!".
Pero Meagan fingió indiferencia y se encogió de hombros: "¿Qué? ¿Acaso dije algo malo? Obrero de la construcción, portero y perro patrulla de un guardia de seguridad... ¿No acabas de decir tú misma que esos son buenos trabajos? Debo admitir que fuiste muy amable al considerar a mi esposo para todos ellos, pero él no los necesita. Por eso te pedí que se los reservaras a mi futuro cuñado... ¿No crees que estoy siendo considerada? Después de todo, tú eres mi hermana, ¿no?".
Sintiendo que la sangre le hervía de rabia, el rostro de Winona se puso color escarlata.
¡Esta era la primera vez que Meagan la desafiaba!
"¡Cierra la maldita boca! Eres la única persona en este mundo que piensa que ese hombre es respetable. ¡Qué vergüenza!".
Aunque tenía la intención de subir las escaleras, Winona hizo una pausa en su camino y agregó con desprecio: "No creas que no sé por qué viniste hoy... Desafortunadamente para ti, papá no está en casa y será inútil que vuelvas".
"¿Qué?".
Tan pronto como escuchó eso, un mal presentimiento se apoderó de Meagan.