EL PRINCIPE DE HIELO
licación, pero al parecer eso es lo que debía hacer, ya que Krad de inmediato se agacho frente a m
s, entendiéndonos el uno a otro sin necesidad de palabras, me puse de pie y extendí mi mano hacia su enorme rostro, en el momento justo que las yemas de mis dedos toca
e la misma manera como lo había sentido yo, claro, a menor escala, ya que él solo se limitó a sacudir su cabeza con fuerza mientras que yo quedé tendido boca
nía hacia mí al verme tumbado de espaldas... mis ojos se empezaron a cerrar mientras una sonrisa comenzaba a dibujarse en mi rostro, quizás sería mi fin, pero
ras resoplaba un viento frio con delicadeza sobre mi cuerpo, al mirarla le sonreí extendiendo mi mano para tocarla, para mi sorpresa, en vez de alejarse, cerro los ojos y choco la punta de su nariz suavemente
ca, pero no cabía duda que eran las adecuadas, al decir esto, la dragona apretó sus ojos y de su garganta salió un sonido burbujeante, como una especie de ronroneo, claramente era de s
os, a una distancia prudente, muchos de mis súbditos parados con miradas de asombro en la cara. Giré el rostro en busca de Likantor, al hacerlo pude ver que ahí se en
cercarse, pues al intentar dar un paso hacia delante de inmediato el gran dragón lanzo un gruñido desde lo más prof
puse de pie y me acerqué a él acariciando sus negras escamas a
diga montar uno, pero era una ferviente necesidad que crecía y burbujeaba cada vez con más fuerza en el pecho, era una clase de atracción que me obligaba
a, comencé a subir con dificultad, era la primera vez que lo hacía y mi tamaño era bastante más pequeño en co
si haciéndome pasar de largo sobre su lomo, pero alcance a sujetarme de las escamas
que hubiese escuchado una carcajada al unísono, yo mismo me mordí los la
a sacudirlas con fuerza mientras su cuerpo se comenzaba a elevar en el cielo, aun no me había acomodado ni enc
mi mente, sabía que no era mía porque yo estaba más ocup
de mí, es mi
tir que por unos momento comencé a dudar de mi cordura, sospechando que quizás no eran los pensamientos del dragón, si no que era solo una especie de doble personalidad que había creado en mi cabeza... pero esta idea de ser desecho cuando las burlas in
e, no soy ningún gu
alo cachor
mismo demostrara que era digno de su respeto, así que no hay de
ormes alas le permitieron, comenzaba a pensar que estaba buscando la maner
s alas nacían, ese no era un bue lugar ya que se sacudían con fuerza cada que intentaba ganar altura o velocidad, "Detrás de ellas", fue lo que pensé, o lo que pensó él por
rodillas por debajo de las escamas que levantaré, de esa manera podré ayudarte a permanecer en tu sitio, y tus manos deberán ir siempre sobre mi lomo, bien aferradas
ntía gravemente ofendido, es decir, ahora ya no era solo un niño, allá abajo, en la tierra, era un rey, y había sido tratado como tal durante los últimos días p
la fuerza para permanecer montado sobre ti?, ¡anda! Te invito a pr
l cambio tan radical que había sufrido en mi vida. Y justo ahora me estaba dando cuenta que eso había sobre inflado mi ego, me había hecho sentirme como si ya fuera un adulto en mi totalidad que lo sabía todo y era intocable... había sentido mi ego lastimarse obligándome a abrir mi boca de manera arrogante ante una cria
ni con la espada ni siquiera con el lápiz, me faltaba un mundo por conocer y por aprender, la sabiduría venia acompañada tan solo de la humildad,
que la mayoría de esos pensamientos fueron míos, pero en realidad sonaban más como una severa reprimenda que m
que me quisiera enseñar una lección, al final de cuentas seguía siendo solo un ni
me dejaras golpear contra el suelo para term
a pens