EL PRINCIPE DE HIELO
mi vida a costa de la suya, porque a pesar de ser hábil con la espada, sus atacantes parecían estar ganando... mientras tanto, otro grupo de invasores corrían hacia la puerta principa
os por Likantor, quien con su espada atravesaría el pecho de varios de los intrusos provocándoles la muerte. La esperanza regresó a mi pecho, sabía que ahor
ba peleando, soltaron de inmediato sus espadas y se pararon frente a él para dar la impresión de que lo estaban protegiendo, para mí, que lo había visto todo
ndo gracias a los dioses de que yo estuviera con vida. Me reviso de pies a cabeza a pesar de mi insistencia en decirle que no estaba herido. Aun así, mando a llamar a un doctor para que me atendieran, a lo cual me negué, sabía que mucha g
tos" ... era algo que ya sabía, aunque no lo había visto, era la única razón por la cual ellos no habían salido en mi auxilio, pero a pesar de ser una noticia que ya estaba en mi corazón, el escuch
is pies comenzaron a temblar mientras mis pequeños puños se cerraban con furia, un grito de d
er una lagrima fugitiva escapar y dirigirse al suelo... sabía cuánto quería y respet
mis padres, que paguen con sangre su osadía" ... esas palabras salieron de
y dolor mezclados, coloco su puño derecho sobr
ven príncipe, ti
dar de mí. Yo no deseaba estar encerrado, quería estar presente mientras le arrancaban las respuestas a punta de golpes a mis enemigos, quería s
haberme caído de rodillas mientras jugaba en el jardín. Mi vida había cambiado por completo de la noche a la mañana, había dejado de ser un niño al cuidado de sus padres, y empezado a ser un huérfano regente con un gran peso sobre mis hombros. No sabía cómo encontrar al traidor, ni que haría una vez que lo encontrara, ¿Cómo demonios sabrían como gobernar un reino? Estaba aterrado y furioso a la vez, sé muy bien que mi padre aborrecía la venganza y mi madre det
noche. Me asomé por la ventana y pude percatarme al fin del ruido y el movimiento a mi alrededor. Al escuchar unas risas de niños, me incliné un poco más sobre la ventana para poder contemplar aquello que había atraído mi atención... y ahí estaba, bajo mi mirada, extendié
mi bondad había partido de este mundo junto con mi padre, mi niñez se había terminad
eré ser implacable con aquellos que desean nuestro fin, el reino de fuego conocerá mi furia y mi venganza
fin mis ojos jurando jamás volver a derramar una sola lagrima más, la debilidad er
ntro a mi recamara, sentándose en mi cam
la entrada del palacio desde su alcoba sin ser visto por los asesinos. Ya han pasado suficiente tiempo los intrusos en el calabozo, eso
anto para evitar que ese terrible nudo en la garganta cortara mi voz. Le explique cómo llegue al pasillo y la manera
intención de secuestrarme y usarme como rehén para poder salir vivo de dicha situación, pero yo le insistí, estaba seguro que su intenci
te a los asesinos, no le quedó más opción que obedecer mis ordenes, las cuales habían sido claras y firmes... "sácalo del cala
ros del reino de fuego, era un lugar muy frio y obscuro, supongo que esto debilita mucho a la gente de la naci
io una orden y lo sacaron de inmediato del calabozo para llevarlo a una de las
la cantidad y gravedad de sus cortes por todo el cuerpo, era evidente que su intención era matarlo... pero ¿por qué?, ¿no era entonces su príncipe?, pero ellos mismos lo nombraron como tal "el príncipe Yuvén" era ilógico pensar que