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Seduciendo

Capítulo 4 Odio mi pasado

Palabras:2130    |    Actualizado en: 16/06/2022

e mí me las pagarás, y si no eres él por favor no escriba a este correo; porque si no es

intando las uñas y se me estropeará el esmalte. La curiosidad mató al gato, pero creo que tengo algo de felina. ¿Podrías escribirme a mi correo personal?: perrapelirroja#correomail.com

u estado. «Si es esa marica lo mato. No necesito admiradores secretos, los tengo reales por todos lados. Solo hay que mirarme. ¿Acaso se pueden tener mejores genes?». Discutió unos momentos consigo misma

**

! —Cristian se arrodilló en el suelo sosteniendo en una de sus manos un m

zados sobre el pecho; como una forma de que su corazón no se escapara del cuerpo y, antes de regalar sus últimos l

—preguntó, co

ermano, ¡no me

?! —Se incorporó

tón sobre el correo recibido y

silla y con rapidez minimizó la venta

as son las once de la noch

ó, si no le hacía cas

o porque hoy me hiciste un r

olo quiero tener in

ijó la vista en el suelo, parecía que estaba luchando por provocar que apareciera en sus ojos verdes a

re ángeles pelirrojos. Viéndote imaginar tu boda. ¡¿Sabes qué horror fue eso para mí?! En algunos momento

os cinco años, no quieras hacer

sto! Quiero sab

e habrá insultado y puesto una denunci

que te envié desnuda cuando la conversación con Manuela se torne calient

ama Aledis —cont

colgaba en el respaldo de la silla dejándola caer en su brazo, para después camina

scentes y penes poco usados

escuchara una sonora carcajada. Se acomodó frente a la pantalla y mostró la ventana que contenía el corre

y si duerme? Bueno, no es como si fuera una llamada. Si está descansando ya lo

**

contraba. Y lo agradecía porque sufrió una horrible pesadilla. Antes de cont

e limpió la mejilla al darse cue

en la noche y aun así verte como

que quiero

a tus juegos esta mañana

ó la Bella durmiente, ¿qué

e ser una señal de que ahora

a, te necesito aquí, trabajando. Tu amiga Lorena es

, marica, ya sé que camino

lo que dij

carácter, iré cuando termine de ha

su admirador secreto. Mientras abría el correo sintió e

reírme de ti. ¿Cómo puedes siquiera pensar eso? Lo extraño es que no tengas tu correo lleno de locos enamorados proponiéndote salir con ellos. Yo no lo haré. Quiero conocerte y que me conozcas, pero más allá del interc

itación se abrió si

is pesadillas, ¿nadie te en

pensé que ya estaría trabaj

es para decirme a qué horas debo levantarme?! —Su empleada la miró de ar

**

aneras posibles. No sabes dar el cambio, no sabes atender con elegancia

e sea torpe es que so

dije desde que entramos. Estoy explotado en este lugar. —Se abanicó con

s, entrando con el cabello recién

imperio, Marco Antonio a su servicio; su

puedes hacerme un masaje. Estos tacones me están matando. —Caminó con gracia al interior del mostrado

r. —La miró iracundo y

a oídos,

es una inú

—gritó

ido de rubio platino, con las puntas color anaranjado y el rostro maquillado como una puer

escucharla y su

dije —repre

mal, no sé po

tete de manera decente. «Aunque la mona se vis

? —La jovencita p

tu sueldo. —Lorena agachó la cabeza solt

e algo, marica —l

os, no podemos seguir así. Cada día hay más pedidos, mis dos

é a la fea, ¿q

maquinas son viejas, no tenemos personal, ni espacio. Creo que es hora de invertir y yo estoy dispues

o seguir

do un préstamo y nos hacemos socios. Pero elig

mantener a su antojo. Pero la realidad era que él poseía el verdadero talento, ella solo había puesto el cheque que leva

enzó a sonar, miró la pantalla y arrugó

dejará de insistir. —Respiró pro

re —se escuchó al o

si el número no me l

nimo, cariño. No te llamar

vela de las cuatro de la tarde. —La escuchó sol

es que él se metió en un préstamo par

o que está tomando

en cara? Porque papá m

que está a punto de cumplir los sesenta, lo despidieron de su trabajo y ahora

stador automático

? Tú eres Ruiz

señal. ¡Pi!, ¡pi!, ¡pi!, ¡piiiiii! —Imitó la voz d

mi problema? Ya son mayorcitos pa

respirar hondo un par de veces abrió el navegador del teléfono. Odiaba que su madre le recordara su apellido a pesar de renunciar a él. No quería ni rozarse ni pensar en el mundo donde había crecido. La humildad

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1 Capítulo 1 Una perra muy ladradora2 Capítulo 2 Un ángel3 Capítulo 3 Una declaración de amor4 Capítulo 4 Odio mi pasado5 Capítulo 5 Un número6 Capítulo 6 La llamada7 Capítulo 7 Cuenta conmigo8 Capítulo 8 El pasado no se puede ocultar9 Capítulo 9 Cuida de mí10 Capítulo 10 Es él11 Capítulo 11 Aunque sea fea12 Capítulo 12 Contratado13 Capítulo 13 Extrañándote14 Capítulo 14 Seré todo lo que necesites15 Capítulo 15 Te odio Remedios16 Capítulo 16 La bomba de tiempo17 Capítulo 17 Celos18 Capítulo 18 Ahogar las penas19 Capítulo 19 Me ve como un amigo20 Capítulo 20 Mala conciencia21 Capítulo 21 Atrapada en la soledad22 Capítulo 22 No soporto extrañarla así23 Capítulo 23 Arreglando pendientes24 Capítulo 24 Una cita inesperada25 Capítulo 25 La verdad sale a la luz26 Capítulo 26 Dos destinos entrelazados27 Capítulo 27 Esto no me puede estar pasando28 Capítulo 28 Sin rumbo29 Capítulo 29 Enamórate de nuevo30 Capítulo 30 Lo haremos juntos31 Capítulo 31 Ya nunca lo sabrá32 Capítulo 32 Lo más difícil es decir adiós 33 Capítulo 33 Estoy loco34 Capítulo 34 ¿Es que no me ves 35 Capítulo 35 Alcohol y amor no son buenas mezclas36 Capítulo 36 Es hora de afrontar la vida37 Capítulo 37 Mamá estoy de vuelta38 Capítulo 38 Nuevo trabajo39 Capítulo 39 Felicidad agridulce40 Capítulo 40 El plan de Elián41 Capítulo 41 El ritual42 Capítulo 42 Una boda y sentimientos encontrados43 Capítulo 43 Todo tiene su fin44 Capítulo 44 Epílogo: primera parte45 Capítulo 45 Epílogo: segunda parte46 Capítulo 46 Extra47 Capítulo 47 Hay amores que marcan48 Capítulo 48 Una noche fuera de lo corriente49 Capítulo 49 Decisiones sin retorno50 Capítulo 50 El amor duele51 Capítulo 51 Deseo lo que tiene él52 Capítulo 52 ¿Desayunas conmigo 53 Capítulo 53 No me atrae, es el embarazo54 Capítulo 54 Un falso regreso55 Capítulo 55 La música amansa a las fieras56 Capítulo 56 Si soy tu negrito deja que te dé mi negrote57 Capítulo 57 Reencuentros fatídicos 58 Capítulo 58 De vuelta a la realidad59 Capítulo 59 Ella es mi novia60 Capítulo 60 Atracción61 Capítulo 61 Momentos de locura62 Capítulo 62 Madame blavatsky63 Capítulo 63 Maldiciones64 Capítulo 64 Confesiones65 Capítulo 65 Voy a ser padre66 Capítulo 66 Un garbancito67 Capítulo 67 ¿Quién es el padre 68 Capítulo 68 Un trato no hecho69 Capítulo 69 Amenazas70 Capítulo 70 Lo amo71 Capítulo 71 Hasta que solo grites mi nombre72 Capítulo 72 Dejarla ir 73 Capítulo 73 Una nueva vida junto a Elián74 Capítulo 74 Es un súcubo demoníaco75 Capítulo 75 Los absurdos planes de Elián76 Capítulo 76 Consecuencias 77 Capítulo 77 ¡Ay, la que he liado!78 Capítulo 78 Toda la verdad79 Capítulo 79 Decisión tomada80 Capítulo 80 Se fue sin decir adiós81 Capítulo 81 Los miedos quedaron atrás82 Capítulo 82 Epílogo Final