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Seduciendo

Capítulo 2 Un ángel

Palabras:2417    |    Actualizado en: 15/06/2022

siento sin dejar de observar a su amiga y a la mujer qu

ra como ver su pasado, el que tanto quería ocu

un contratiempo —la estridente voz de Lorena la hizo ele

as para el primero que encontraste. —Movió la mano inten

erra, no permitiría a nadie más entrar a s

con él durante una hora en un pub. —Lorena señaló a la chica

gro de extinción. «Dios mío —rogó de nuevo a Dios en su me

a espantar a la clientela. —Ambas mujeres abrieron los ojos con asombro.

, así podría dejar de verse reflejada en ella y que los recuerdos que tanto la daña

scanse me enseñó a coser casi desde niña. Hago mi propia ropa, no se arrepe

nte oso hormiguero tuviese tanta fe en sí misma. Ni ella, que había l

tacándola y sacaría su ar

ue llevas, ¿qué edad tienes?, ¿cincuenta? —Aledis se atusó el

rsona y a copiado trajes idénticos a los tuyos para mí.

mo! ¿Cómo se atreví

rabajo debería llevarla a

gritaron am

rmitirse comprar nada en su boutique y estaba segura de que la costura de e

ovocando un silencio intenso e incómodo—. No te querrían ni en la cárcel, vo

portar esto. —Remedios quiso huir i

empre es así cuando se encuentra con algui

es esa puerta que se encuentra al fondo? —Señaló hacia la t

y caminaron bajo el e

será una epidemia?». Sintió un escalofrío y sacudió su cuerpo c

a horrenda falda plisada de cuadros hasta las rodillas y la acompañaba con un jersey color verde pistacho de cuello alto. Detuvo su inquisitiva mirada en el cabello reco

os y un estilista que haría maravillas con tu cabello,

enso acompañar a nadie ni ayudar

o atrás y se dio la

y dejó ver una sonrisa

imo comentario no fue con intención de ofender. Así que, ante e

cabeza con exp

o. Te voy a regalar un bote de crema suavizante

e, ¡¿ret

onstruosidad a su alrededor. Bastante tenía con verse al espejo todos los días y luchar por visualizar su yo actua

ue haces... —Hizo círculos con el dedo índice a un lado de la ca

s labios en lo que parecía un

tumbrada a toda clase de insultos, no será usted la primera ni la última. —Le dio la espal

ñora! El adefesio se a

el mostrador y comenzó a abanicarse con ellas

*****

gó a la casa en la que vivía con

a mujer que le dio la vida pregun

omo para no tenerle que dar explicaci

regalo para el cum

nrió con ge

s de forma regular. —Acarició su mejilla y volvió a senti

res y es mi trabajo. Gracias a ellos

a estaría muy orgulloso al ver el homb

era un dolor que sie

—Agachó la cabeza y mostr

observa desde el cielo,

a, se encontraba demasiado feliz

. ¿Por qué no vas a refrescarte a la piscina? Disfru

que ella lo llamaba, pero estaba deseando soltar la bolsa y darse un baño. Al llegar al pasil

í? —Escondió el regalo en su esp

del imperio informático que creamos juntos. —Sacudió la cabeza ante la estupidez de su amigo—. ¿Tú tan risueño?, q

cumbencia. —Soltó el rega

o viese porque lo acabab

cias por hacerme el milagro! Al fin la Bestia se va a vest

adre y no es para mí

cueva y encima comprando ropa de marca. Siempre seré la Bella en esta relación —d

la, es tu regalo de cumpleaños, uno de

el mejor amigo q

ian le hizo reír y olvid

el único que tienes,

que lo atendió; nunca vio una mujer más bella. Y lo mejor fue la forma amable en la que se comportó con él

lo. La chica que recordaba había sido una prostituta contratada por su mejor amigo el día que cumplió los veinticinco años. Cristian decidió

ar por ello. Sin saber de su estado económico. Le sonrió de tal forma que lo atrapó en sus encantos. «También le pagaste, imbécil; compraste en su tien

lució sus encantos frente

ones. De algo tendrá que servir las dos

ostrando su cuidado torso, a la vez que pasaba la

das quieren rallar su l

ó los ojos en blanco y

a Bestia? Deberíamos cambiar el n

onseguía entender las

ñaló a sí mismo—, y la Bestia. Con solo mostrar tu foto d

o agraciado rostro, por eso tú

ir un deseo que hacía mucho tiempo aprendió a ocultar,

erte. —Sintió el brazo de su am

más bella que vi —balbu

ro abandonado es por una

le

con esas dos pechugas? —Alzó las manos fingiendo agarrar en el aire el seno de una

uieres

ndo arqueando la pelvis hacia delante y atrás,

no te lo tomes a mal,

endido y sabiendo que nu

subiría sobre mí y le d

ado—. Ella es especial, se ve t

ste la herramienta? ¿Le hiciste gritar tu nombre? Ya sé, ¿la droga

e acosté con ella sol

e la carne que cuelga se pudre y si yo fuera mujer no me acercaba a ese trozo putrefacto ni loca. —Cris ne

sé qué haría sin ti. Mejor

r con ella y conocerla, pero era consciente de que nunca aceptaría regalarle un solo minuto de su tiempo. Tenía que acercase

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1 Capítulo 1 Una perra muy ladradora2 Capítulo 2 Un ángel3 Capítulo 3 Una declaración de amor4 Capítulo 4 Odio mi pasado5 Capítulo 5 Un número6 Capítulo 6 La llamada7 Capítulo 7 Cuenta conmigo8 Capítulo 8 El pasado no se puede ocultar9 Capítulo 9 Cuida de mí10 Capítulo 10 Es él11 Capítulo 11 Aunque sea fea12 Capítulo 12 Contratado13 Capítulo 13 Extrañándote14 Capítulo 14 Seré todo lo que necesites15 Capítulo 15 Te odio Remedios16 Capítulo 16 La bomba de tiempo17 Capítulo 17 Celos18 Capítulo 18 Ahogar las penas19 Capítulo 19 Me ve como un amigo20 Capítulo 20 Mala conciencia21 Capítulo 21 Atrapada en la soledad22 Capítulo 22 No soporto extrañarla así23 Capítulo 23 Arreglando pendientes24 Capítulo 24 Una cita inesperada25 Capítulo 25 La verdad sale a la luz26 Capítulo 26 Dos destinos entrelazados27 Capítulo 27 Esto no me puede estar pasando28 Capítulo 28 Sin rumbo29 Capítulo 29 Enamórate de nuevo30 Capítulo 30 Lo haremos juntos31 Capítulo 31 Ya nunca lo sabrá32 Capítulo 32 Lo más difícil es decir adiós 33 Capítulo 33 Estoy loco34 Capítulo 34 ¿Es que no me ves 35 Capítulo 35 Alcohol y amor no son buenas mezclas36 Capítulo 36 Es hora de afrontar la vida37 Capítulo 37 Mamá estoy de vuelta38 Capítulo 38 Nuevo trabajo39 Capítulo 39 Felicidad agridulce40 Capítulo 40 El plan de Elián41 Capítulo 41 El ritual42 Capítulo 42 Una boda y sentimientos encontrados43 Capítulo 43 Todo tiene su fin44 Capítulo 44 Epílogo: primera parte45 Capítulo 45 Epílogo: segunda parte46 Capítulo 46 Extra47 Capítulo 47 Hay amores que marcan48 Capítulo 48 Una noche fuera de lo corriente49 Capítulo 49 Decisiones sin retorno50 Capítulo 50 El amor duele51 Capítulo 51 Deseo lo que tiene él52 Capítulo 52 ¿Desayunas conmigo 53 Capítulo 53 No me atrae, es el embarazo54 Capítulo 54 Un falso regreso55 Capítulo 55 La música amansa a las fieras56 Capítulo 56 Si soy tu negrito deja que te dé mi negrote57 Capítulo 57 Reencuentros fatídicos 58 Capítulo 58 De vuelta a la realidad59 Capítulo 59 Ella es mi novia60 Capítulo 60 Atracción61 Capítulo 61 Momentos de locura62 Capítulo 62 Madame blavatsky63 Capítulo 63 Maldiciones64 Capítulo 64 Confesiones65 Capítulo 65 Voy a ser padre66 Capítulo 66 Un garbancito67 Capítulo 67 ¿Quién es el padre 68 Capítulo 68 Un trato no hecho69 Capítulo 69 Amenazas70 Capítulo 70 Lo amo71 Capítulo 71 Hasta que solo grites mi nombre72 Capítulo 72 Dejarla ir 73 Capítulo 73 Una nueva vida junto a Elián74 Capítulo 74 Es un súcubo demoníaco75 Capítulo 75 Los absurdos planes de Elián76 Capítulo 76 Consecuencias 77 Capítulo 77 ¡Ay, la que he liado!78 Capítulo 78 Toda la verdad79 Capítulo 79 Decisión tomada80 Capítulo 80 Se fue sin decir adiós81 Capítulo 81 Los miedos quedaron atrás82 Capítulo 82 Epílogo Final