La mujer de los tres dominnantes
zos cruzados, el secretario a Jeremy, mientras observaban
s un favor. Por eso, quiero que esto quede entre los dos. No quiero que mi padre se e
la ceja―. Me sorprendes, es claro que cad
, sin ninguna gracia. Él odiaba que lo compararan con su
segundos, como si estuviera pensando cuidadosamente lo que
s que no seguirás viniendo a esta parte de la ciudader
rió Jackson, con mirada punzante―. De ver
hombre―. Justamente hoy veré a tus padres e
dre? ―repli
te seguro, si podré quedarme call
! ―gritó el rubio s
él estaba haciendo las cosas a su antojo, lo mandarían de inmediato a
, ni siquiera no se intimidó un
inas, el doctor, retirándose l
entregándole una lista al secretario que, previamente, su enfermera había anotado―. Déjenme decirles que ella realm
son sin tener conciencia d
esta chica, al parecer cu
io, pero se silenció de inmediato par
tos de placenta y el umbilical aún intacto. No le hicieron ningún tipo d
ó Jeremy, afligido por e
ó el doctor―, aparte de haber tenido un mal cuidado sanitario, par
l doctor, en silencio, se sobres
odo el cuerpo y una abertura en la c
có Jeremy, demasiado chocado
sentido tan afectado con algún caso, en su vida. Él era un hombre que había visto todo tipo de co
está fuera de peligro. Recomiendo que deben atenderla cuidadosamente por unos días. Fí
comentó Jeremy, mirando
el Secretario, al ver su reacción. Este, arrugando
olo permaneció fijando atentamente el p
ingún tacto de empatía, se
ste m
an reportarla ―ac
on arrogancia en su voz―, usted en este
. ―El hombre agachó
cemos. Lo único que debemos hacer, es esperar que despierte y cue
deó el anciano con miedo
una conversación demasiado seria, Jerem
de la familia Giralf, y debido a la circunstancia, temía que esta muj
mor alguno―. Pero déjame aclararte de que me
un poco alterado―. Además, tienes que irte de viaje p
enían ambos, lo pensó, y rápidam
rck y sobre todo Jeremy, se quedaron viéndolo, sorprendidos―. Pero co
ndeciso. Pero creyó, al final, que era una m
―. Si eso es
son? ―Jeremy lo mir
modos, ya me
n la cabeza―, pretenden ser grandes, aunque,
trolar más, tu vida desenfrenada con estos vagos. Y tú. ―Se
gana Jackson. Era claro que, no era la primera vez q
Clarck los había visto crecer, por eso se
que, lo que se viene no será fácil. Ya debes saber,
o, solo había permanecido en silencio escuch
ontestó Jackson con
e brindo a su disposición, puede llamarme a cualquier hora para
ando el doctor pone la pequeña tarjeta en sus manos. E
o. Es hora de irnos, Jeremy ―indicó Clarc
un momento
nó hacia la chica. La examinó por completo con la m
. Supuso que la joven se mejoraría mi
to, se sentía ansioso por cruzar
con dulzura, contemplando su tranq
r de su cuello para acomodárselo s
que te dará las fuerzas suficientes, pa
r detrás de su oreja, y muy preocupado de la falta de irresponsabilid
ntó. Jackson solo la fijó una vez en la noche desde la ent
*
uelo, con dos mujeres a cada lado, se levantó con una intensa migraña. El rubio
n ellos―, se encontraba el resto de sus amigos dispers
rando su delgado cuerpo lleno de abdominales, caminó en di
chica enferma como si nada, pero se detuvo en seco al
luego giró su rostro hacia la sombra, y detalló con precisió
l cruzar miradas. Esa hermosa mujer de cabellera roja, con
chica. Hasta ese instante él no se había tomado la molest
voz suave―. Me siento muy confundi
e inició a acerc
a que despiertes para que
l del rubio, arrugó el gesto, e imprevist
aberlo, si ni siquiera
camino, y no demoró en sen
dejado complet